Sáenz de la Calzada, Luis. León, 11.VII.1912 – León, 27.VI.1994. Pintor.
Licenciado en Medicina por la
Sáenz de la Calzada se incorporó a La Barraca lorquiana en 1932 inicialmente como segundo chófer y después como actor de ese grupo de teatro itinerante dedicado a la promoción del teatro español del Siglo de Oro por los pueblos de España.
En su faceta de pintor, el médico leonés se decantó por el surrealismo próximo a Paul Delvaux y René Magritte y la pintura metafísica De Chirico antes de la Guerra Civil. La temática de sus cuadros, entre inquietante y lírica, incorpora arlequines, figuras sin rostro, animales mitológicos imposibles, paisajes oníricos, seres fragmentados, imágenes terribles que proyectan la recalcitrante brutalidad humana que tanto combatió desde su arraigada fe pacifista y humanista.
En 1940 se matriculaba en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, y compartió su estudio madrileño con su amigo el escenógrafo de La Barraca José Caballero y el pintor
El crítico de arte Mario Antolín mantiene que “fue un pintor de infrecuente talento y de profunda e inquieta formación cultural, cuya obra alcanza una singular y a veces contradictoria belleza, dentro de un concepto plástico, de indudable raíz literaria” y el poeta Antonio Gamoneda escribió en 1976 que “Calzada es un surrealista (esta es una simplificación, pero tenemos que arriesgarla). Se trata de pintura que lleva la representación a situaciones de imposibilidad, allí donde las formas sometidas a disturbio poético se convierten en ‘símbolo moral’. Esta es su difícil coherencia y aquí se resuelven aparentes contradicciones de índole formal”.
Sáenz de la Calzada organizó su última exposición individual en Canadá en 1991 y tuvo un accidente mientras practicaba submarinismo en Benidorm (Alicante) en 1994; de allí fue trasladado a su León natal, donde murió. Tres años después de su muerte, en 1997, la Fundación Vela-Zanetti de León, llevó a cabo una antológica con lo mejor de su obra, perpetuándose la celebración, el año 2004 en el Centro Cultural de la Villa de Madrid, con una retrospectiva que reunía un centenar de su cuadros de todas las épocas bajo el título de “La vanguardia silenciosa”, donde quedaba patente su adscripción al surrealismo en los años 30 y también a partir de la década de los sesenta cuando retoma su trabajo creativo como pintor, aunque en sus últimos años tampoco es ajeno a la experimentación abstracta.
En el campo de la literatura publicó en 1976, con prólogo de Rafael Martínez Nadal, el ensayo La Barraca. Teatro Universitario, donde hace un repaso exhaustivo de los componentes del grupo y los montajes que realizó ese colectivo bajo la solidaria batuta de Federico García Lorca. Para ampliar su ámbito expresivo y como sorpresa para sus amigos, unos años después de su muerte ve la luz un poemario inédito titulado Pequeñas cosas para el agua, donde su voz retorna al ensimismamiento.
Obras de~: Torre de Babel, 1935; Andrómeda, 1939; La expulsión del Paraíso, 1941; El martirio de San Crisanto, 1943; La niña del nido, 1943; Recordando a La Barraca, 1960; Arlequín con dado, 1960; El cementerio, 1970; Triple descanso, 1971; Hemiciclo, 1975; Autorretrato, 1980; El mecanismo de la Ascensión, 1994.
Escritos: La Barraca: Teatro Universitario, Madrid, Biblioteca de la Revista de Occidente, 1976; Pequeñas cosas para el agua (poemario) (inéd.).
Bibl.: VV. AA., Luis Sáenz de la Calzada. La vanguardia silenciosa, catálogo de exposición, Madrid, Centro Cultural de la Villa, 2004.
Carlos García-Osuna