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Fernando Ordóñez

Biografía

Ordóñez, Fernando. ?, p. s. xiii – 1254. Decimotercer maestre de la Orden de Calatrava.

El acceso al maestrazgo de Calatrava de su decimotercer titular, Fernando Ordóñez, en 1243 se presenta envuelto en la bruma de la crisis. El cronista Rades afirma que su predecesor, el duodécimo maestre, Gómez Manrique (1240-1243), había sido elegido en discordia frente al candidato de la “minoría mayoritaria” que no era otro que Fernando Ordóñez, un hombre que había venido desempeñando cargos de responsabilidad en la Orden —clavero y más tarde comendador mayor—, pero que, sobre todo, era “muy privado del rey” Fernando III. La situación creada, un cisma en la práctica, fue aprovechada por el Monarca para provocar la dimisión de Gómez Manrique y su sustitución por Fernando Ordóñez, en aquel momento comendador mayor. Este grave precedente intervencionista intentó ser suavizado mediante un acuerdo que sustraía al maestre dimisionario, apartado a Tierra de Campos, de la jurisdicción del nuevo electo, quedando inmediatamente sujeto a la sede apostólica con título de comendador mayor. La documentación de que se dispone, sin embargo, no permite avalar la verificación de este último punto.

Lo cierto es que el nuevo maestre, Fernando Ordóñez, gozaba de la plena confianza del Rey, a cuyo servicio destacó en la gran ofensiva reconquistadora que precisamente viene a coincidir con su mandato. Con toda probabilidad el maestre y sus freires colaboraron en las campañas de conquista y castigo que en 1244 desplegó Fernando III incorporándose Andújar y raziando los campos jiennenses y granadinos. La Primera Crónica General parece confirmarlo y desde luego es seguro que los calatravos supieron defender con firmeza la encomienda de Martos de los contraataques del caudillo Ibn al-Aűmar, y que estuvieron presentes en el asedio de Jaén, en cuyo cerco, el último día de 1245, recibieron del Rey el castillo de Alcaudete, aún no conquistado. Un poco más adelante Fernando Ordóñez y sus milicias colaborarían activamente en el sometimiento del Reino de Sevilla. Protagonizaron junto a los santiaguistas un primer ataque a Carmona en septiembre de 1246 y estuvieron presentes en la rendición de Alcalá de Guadaira unos meses después, y antes de acabar el año actuaban junto al infante don Enrique y fuerzas granadinas en el sometimiento de Jerez. Un año después los calatravos y freires de otras órdenes militares, nuevamente en compañía del infante don Enrique, contribuyeron decisivamente al cerco de Sevilla y a su conquista en noviembre de 1248. Sería precisamente el maestre calatravo el encargado por el Rey de garantizar la evacuación de buena parte de la población sevillana. Más tarde, ya en los inicios del reinado de Alfonso X, Fernando Ordóñez y sus hombres actuarían en las campañas de pacificación desplegadas en 1253 frente a las revueltas musulmanas producidas en tierras gaditano-sevillanas.

Serían los últimos servicios prestados por Fernando Ordóñez a la Corona, cuyo nuevo titular se mostró bastante más distante que su padre respecto al maestre. De hecho, no es improbable que Alfonso X forzara su renuncia en el transcurso de 1254 para sustituirlo por el maestre de Alcántara, Pedro Ibáñez, a quien, según Rades, el Rey “fue muy aficionado”. Algunos indicios podrían ponernos sobre la pista de esta nueva crisis en el seno de la Orden. Por lo pronto, se sabe que Fernando Ordóñez, que como se ha visto estuvo siempre al lado de san Fernando, actuó de custodio de los títulos de propiedad que éste quiso otorgar a su hijo el infante don Enrique sobre ciertas posesiones fronterizas con Granada en vísperas de su conquista, concretamente un estratégico señorío integrado por Jerez, Lebrija, Arcos y Medina. Se sabe también que Alfonso X, disconforme con las medidas de su padre, exigió a los calatravos, ya siendo Rey, la entrega de dichos títulos para proceder a su invalidación. El hecho provocó el disgusto del infante y probablemente también del maestre con quien, como también se sabe, gozaba de muy buena relación: no sólo le había hecho depositario de sus títulos de propiedad sino que le había favorecido con donaciones en Morón y en el término de Arcos. La oposición hacia Alfonso X del infante don Enrique, rodeado de los íntimos colaboradores de su padre, entre ellos Diego López de Haro, acabaría en ruptura en los últimos meses de 1254; se trataba del primer enfrentamiento serio de un significativo sector de la nobleza contra el Monarca, un enfrentamiento que de algún modo podía legitimarse en la rupturista estrategia de concesiones de que hacía gala frente a los usos del reinado anterior. No se puede demostrar fehacientemente, pero no tendría nada de particular que el maestre Fernando Ordóñez hubiera llegado a estar implicado en la revuelta antialfonsina. Lo que, en cualquier caso, no resulta fácil cuestionar es el interés que seguramente mostró el nuevo monarca castellano en prescindir de tan incómodo servidor de su padre y su inquebrantable voluntad de poner al frente de la institución a un inequívoco y fiel colaborador personal como era Pedro Ibáñez.

En cualquier caso, parece que aquel año de 1254 fue también el de la muerte del maestre Fernando Ordóñez, un hombre de Corte, que había servido fielmente a Fernando III y que contribuyó decisivamente al engrandecimiento de su institución poblando los dominios de ella dependientes (fuero de Cogolludo, 1252) y, sobre todo, buscando el apoyo de los más destacados magnates. De hecho, el mismo año de su fallecimiento había establecido con Alfonso de Molina un pacto de familiaridad que convertía al viejo infante en relevante protector de la Orden.

 

Bibl.: F. de Rades y Andrada, Chronica de las Tres Ordenes y Cauallerias de Sanctiago, Calatraua y Alcantara, parte Chronica de Calatraua, Toledo, 1572 (ed. facs. Barcelona, 1980), fols. 40v. y 41r.; I. J. de Ortega y Cotes, J. F. Álvarez de Baquedano y P. de Ortega Zúñiga y Aranda, Bullarium Ordinis Militiae de Calatrava, Madrid, 1761 (ed. facs. Barcelona, 1981), págs. 77-89; C. de Ayala Martínez, “Las órdenes militares en el siglo xiii castellano. La consolidación de los maestrazgos”, en Anuario de Estudios Medievales, 27/1 (1997), págs. 249-250; Las órdenes militares hispánicas en la Edad Media (siglos xii-xv), Madrid, 2003, págs. 305 y 706-707.

 

Carlos de Ayala Martínez

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