Roig, Andrés. Campanar (Valencia), 1564 – Madrid, 1622. Magistrado valenciano, vicecanciller del Consejo Supremo de la Corona de Aragón, caballero de la Orden de Montesa.
Estudió, según indica V. Graullera, en Lérida y Salamanca.
En 1603 era asesor del gobernador de Valencia (16 de junio de 1603), para pasar a la Audiencia al año siguiente como abogado fiscal. En 1607 se inició en la judicatura en las Salas Criminal primero y Civil después de la Audiencia. Accedió al Consejo de Aragón como abogado fiscal en 1611 en el lugar dejado por Salvador Fontanet. Anteriormente, Roig había acompañado al entonces regente del Consejo de Aragón, luego vicecanciller, Diego Clavero, en la visita que éste giró al Principado de Cataluña. Al poco tiempo dio el salto a vicecanciller del Consejo el 21 de agosto de 1612 en el lugar dejado por Diego Clavero, lo que parece confirmar la conexión entre ambos dentro del círculo de favorecidos por el duque de Lerma. Este rápido ascenso no pasó desapercibido a Luis Cabrera de Córdoba, quien lo hace constar en sus Relaciones, dando a entender que no era el que más lo merecía. P. Molas ha seguido su trayectoria a través de testimonios como el del abogado y dietarista Jeroni de Pujades, que captó también el rápido ascenso de Roig, constatable también por el matrimonio de su hija con el noble sardo Hilario de Alagón, marqués de Vilasor.
En esa línea de juicios negativos sobre su persona se sitúa también el de Mosén Porcar, quien le acusó de no mirar por el bien de su patria, incluso de ser contrario a ella. Quizá su ascenso en la escala social explica que pretendiera mejorar las condiciones de su casa en Madrid (7 de julio de 1613). El 10 de agosto de 1614 se hallaba opinando en favor del duque de Alburquerque “para el gobierno de Cataluña”. El 10 de diciembre de 1615 escribió al duque de Lerma informándole de que los diputados de Cataluña dilataban el envío de galeras a Denia y que estaban a la espera de recibir nueva orden. Por este y otros muchos testimonios similares, es evidente que este vicecanciller estuvo en contacto directo con el duque de Lerma. Así, por ejemplo, en relación a una petición de los diputados de Catluña, que solicitaban en agosto de 1617 poder sacar 48.000 ducados de Castilla (12.000 por cada una de sus cuatro galeras) exentos de todo impuesto, al igual que lo tenían concedido los genoveses. Abundan los “billetes” que el duque remitía personalmente al vicecanciller Roig como puede comprobarse por la carta que el 21 de noviembre de 1615 el duque escribió al vicecanciller desde Burgos, pidiéndole que el problema de los monjes “benitos” de San Pedro de Barcelona se viera en el Consejo (con carta de Guardiola para Fontanet, de 25 de abril de 1615). En junio de 1621 se le concedió una ayuda de costa de 2000 ducados para la boda arriba citada de su hija María con el sardo marqués de Vilasor (5 de junio de 1621). Lo curioso es que unos días antes había percibido 60.000 reales de plata castellanos, “[...] librados en el residuo del servicio que el reyno de Valencia hizo en las Cortes del año mil seyscientos y quatro” (Madrid, 2 de junio de 1621). Como casi todos los regentes valencianos, fue caballero de la Orden de Montesa y asesor de la misma. También tuvo una de las dieciséis encomiendas de la Orden, la de Silla. V. Graullera señala que tuvo un hijo sacerdote, de nombre Francisco, del que cuenta la anécdota de haber caído en un pozo donde estuvo todo un día, hasta que le sacaron.
Roig falleció en 1622. Su viuda, Francisca Salvador, pidió el 28 de mayo de 1639 se le hiciera merced de “una milicia y nobleza con voto en Cortes en el Reino de Valencia para las personas que nombrare”, a cuenta de los 3000 ducados que decía que se le debían de la renta prometida de la Recepta de Montesa.
Vivió su viuda largos años, pues Crespí recuerda en su diario que el vicecanciller Bayetola, ascendido a tal puesto en 1646, no asistió al entierro de aquélla (julio de 1657). A la muerte de Roig, inició precisamente Olivares las maniobras para, dispuesto a enderezar el Consejo de Aragón, eliminar el cargo de vicecanciller y poner en su lugar un presidente no necesariamente natural de la Corona de Aragón. Consiguió su propósito, y no se recuperó el cargo hasta 1646, en la persona del aragonés Matías de Bayetola.
Fuentes y bibl.: Archivo del Reino de Valencia, Real Cancillería, 437, fol. 122 (16 de junio de 1603); Mestre Racional, fol. 86; Archivo de la Corona de Aragón, Registro de Cancillería, 4871, fols. 34‑38; 4871, fols. l01‑l05; Consejo de Aragón, legs. 131 (7 de julio de 1613); 269, doc. 137 (10 de julio de 1614); 269, doc. 135 (10 de diciembre de 1615); 271, 134 (consulta de 28 de mayo de 1639); Registros de Cámara, 34, fol. 14 (Madrid, 5 de junio de 1621); 127, fol. 8 (Madrid, 2 de junio de 1621); Biblioteca Nacional de España, Ms. 5247, fol. 184v. (julio de 1657).
P. Molas Ribalta, Catalunya i la Casa d’Autria, Barcelona, Editorial Curial, 1996; “Letrados y nobles en la Corona de Aragón”, en J. Martínez Millán (dir.), Felipe II (1523- 1598). Europa y la Monarquía Católica, vol. II, Madrid, Editorial Parteluz, 1998, págs. 571-584.
Jon Arrieta Alberdi