Jiménez de los Cameros, Pedro. Señor de los Cameros. La Rioja, c. 1125 – c. 1173. Noble, señor.
Noble riojano, hijo de Jimeno Íñiguez y sucesor suyo, que no se debe confundir con Pedro Jiménez el aragonés, justicia mayor de Alfonso I el Batallador. La primera intervención de este Pedro en los diplomas de Alfonso VII de León y Castilla es de 1142, fecha a partir de la cual aparece con cierta frecuencia. No obstante, su mayor dedicación fueron sus dominios en la sierra de los Cameros y su tenencia de Logroño, que ya ostentaba en 1147. Un año después aparece junto a Rodrigo Jiménez, quizás su hermano, en una donación de los Lara al conde Gonzalo Rodríguez de Marañón, contacto que resultó muy fecundo en los años posteriores.
Parte activa en la concesión de fuero a Logroño (1158), la pérdida de la plaza a manos navarras en 1163 no le apartó de las comarcas riojanas, donde cobró relevancia. Entre tanto, Castilla se debatía en continuas intrigas cortesanas, pues el joven Alfonso VIII estaba a cargo del conde Manrique Pérez de Lara, regente de Castilla por encargo del anterior Soberano, posición que chocó con las aspiraciones de Fernando II de León y sus partidarios, pero que fue reconocida por un amplio sector del reino, incluido su pariente Pedro Jiménez. A cambio, el magnate debió de gozar de amplia autonomía en sus dominios, afianzando su vinculación con el señorío de los Cameros y el control de tenencias cercanas y de alto valor estratégico ante la proximidad de navarros y aragoneses.
En particular, sabemos que gobernó Juvera, Viguera, Clavijo y Ocón, apoyando a los condes Manrique y Nuño Pérez de Lara en sus conflictos con Fernando II de León y con parte de la nobleza. Muestra de tal colaboración son sus múltiples intervenciones en los diplomas del período y, en particular, su participación en un privilegio de 1165. En este año el entonces regente, conde Nuño, había confiado la custodia del joven Alfonso VIII al conde Lope Díaz de Haro I y éste aprovechó la ocasión para que el Monarca beneficiase al monasterio de Nájera, contando con el oportuno consejo del conde Álvaro Pérez de Lara y de Pedro Jiménez de los Cameros.
Pese al poder alcanzado, la falta de descendencia le movió a compartir algunas de sus posesiones con su hermano Diego, junto a quien aparece al frente del señorío camerano desde principios de la década de 1160. Fundó el monasterio de Santa María de Rute, dependiente de Sacramenta, al que dotó espléndidamente, consiguiendo de Sancho VI de Navarra exenciones para sus ganados.
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Antonio Sánchez de Mora
