Noble castellano, hijo de Gutierre Téllez y Urraca Díaz, afincados en el reino toledano a mediados del siglo XII, donde habían recibido de Alfonso VIII la mitad de la villa y castillo de Aceca, aunque su linaje mantuvo profundos contactos con las tierras palentinas, de donde eran originarios. Por eso no sorprende que María y Teresa Gutiérrez, hermanas de nuestro personaje, ingresaran en el monasterio de Santa María de Vega.

Las primeras noticias que llegan de Rodrigo es su participación, en compañía de su hermano Álvaro, en la batalla de Lobregal, en la que participaron bajo las órdenes de Manrique y Nuño Pérez de Lara. Esta poderosa estirpe se había hecho con la regencia de Castilla en 1158 y encontró la oposición de Fernando II de León y Fernando Rodríguez de Castro, que en 1160 se adentraron con intenciones hostiles en la Tierra de Campos. El ataque le costó la vida a Álvaro Gutiérrez, mientras que su hermano vio recompensados sus servicios, pues en marzo de 1162 se incorporó a la Corte regia. Fue tenente de los castillos de Montealegre, Gatón, Monzón, Torremormojón, Liébana y la mitad de Carrión, plazas que se documentan en su poder de forma intermitente, pero que en su conjunto evidencian su honda influencia en la Tierra de Campos durante la segunda mitad del siglo XII. Gutierre no sólo se ganó la amistad de los Lara, con quienes compartió la posesión de Aceca y la tenencia de Carrión, sino del Monarca, pues Alfonso VIII lo nombró su mayordomo en el verano de 1173 y le concedió propiedades y privilegios en la Transierra y en Castilla Vieja. Se mantuvo al frente de este oficio palatino durante veinte años, confirmando con asiduidad en los diplomas emanados de la Monarquía. [...]