Dabán Vallejo, Antonio. Madrid, 14.II.1877 – Andújar (Jaén), 12.II.1925. Militar, general.
En septiembre de 1923 con los generales Saro, Berenguer y Cavalcanti, formó parte del llamado “Cuadrilátero”, con el objetivo de iniciar un cambio de régimen que desembocó en la dictadura de Primo de Rivera. Ganó varias distinciones por su actuación en Filipinas y África.
Hijo de Antonio Dabán Ramírez de Arellano, ingresó en la Academia de Infantería en agosto de 1893, donde permaneció cursando sus estudios hasta 1895. Al haberse decretado por el Gobierno la abreviación del plan de enseñanza reglamentario, fue promovido a 2.º teniente de Infantería y fue su primer destino el Regimiento de Infantería Canarias n.º 42, al que se incorporó en Madrid, quedando de servicio ordinario hasta el año siguiente.
En 1896 le fue concedida la plaza de alumno de la Escuela Superior de Guerra, donde estuvo cursando sus estudios hasta finalizar el año.
El comienzo del nuevo año le trajo su bautismo de fuego al ser destinado al distrito de Filipinas con el batallón de Cazadores Expedicionario n.º 1. Tras desembarcar en el puerto de Manila participó en numerosas operaciones en la provincia de Cavite, lo que le llevó a obtener diversas distinciones, así como el juicio de votación para obtener el empleo de capitán por su actuación en los pueblos de Bacoor y Buacayan, concedido al año siguiente.
En 1897 regresa a la Península con objeto de continuar sus estudios en la Escuela Superior de Guerra; en esos momentos es recompensado con el empleo de primer teniente por su distinguido comportamiento en el archipiélago de Filipinas, además de ser recompensado con la Cruz de 1.ª clase del Mérito Militar con distintivo rojo, seguida de la Cruz de María Cristina.
En el año del desastre español en Cuba y Filipinas, el joven oficial Dabán es autorizado por el capitán general de Castilla la Nueva para usar la Medalla de Filipinas. En los años siguientes ocupará el cargo de ayudante, primero con el teniente general Antonio Dabán y Ramírez de Arellano, y posteriormente fue el ayudante de campo del teniente general Vicente de Martitegui, que llegó a ocupar el cargo de ministro de la Guerra. En esta etapa inicial del siglo xx, el capitán Dabán ocupará la plaza vacante en el citado Ministerio. En 1908 se le concede la Medalla de Plata conmemorativa del primer centenario de los sitios de Zaragoza.
Su ascenso al empleo de comandante llegará en 1910, además de serle concedida la Cruz de 2.ª clase del Mérito Militar con distintivo blanco. En este mismo año se le nombra juez instructor del Regimiento de Infantería León n.º 38. Las vísperas de la llamada africana se produciría en la persona de Dabán, que marchó al Regimiento de Infantería Melilla n.º 59. El inicio de su etapa africana lo desarrolló recibiendo sus primeras distinciones: la Cruz de 2.ª clase María Cristina y la Medalla de Melilla.
En 1913 regresa a la Península; tras una breve estancia de servicio ordinario vuelve al contexto africano y recorre los distintos territorios de Tetuán y Río Martín. Al año siguiente le fue concedida la Cruz de 2.ª clase del Mérito Militar con distintivo rojo, por su distinguido comportamiento en las inmediaciones de Tetuán. Distinción seguida por la Cruz de 2.ª clase de María Cristina por los méritos adquiridos en la ocupación de la posición de Los Altos Yzarony.
Posteriormente se le nombra vocal del tribunal para el examen de suboficiales del Regimiento del Rey n.º 1.
Tras recibir la Cruz de la Real Orden de San Hermenegildo es ascendido al empleo de coronel y destinado a desempeñar distintas funciones como vicepresidente de la Comisión Mixta de Reclutamiento de Sevilla.
En 1919 se le declara apto para el ascenso a general de brigada y ocupa el cargo de vocal de la Junta Facultativa del Arma de Infantería. Al poco tiempo es nombrado vocal de la Junta para el examen y calificación de los trabajos efectuados por los oficiales del Ejército aspirantes a ingresar en la Escuela Superior de Guerra.
El triste suceso de Annual, a lo largo del mes de julio de 1921, supuso una nueva frustración colonial para nuestro país. Se perdió una gran parte de los territorios conquistados durante los doce años anteriores e incluso llegó a peligrar la posesión de la ciudad de Melilla. El amargor que trae la derrota española motiva reacciones y situaciones de emergencia. En septiembre de este mismo año, Antonio Dabán regresa a Marruecos para ocuparse de las distintas labores de mando que requerían su presencia, dado su conocimiento y experiencia, adquiridos anteriormente y de los que siempre había dado una lección positiva.
La recuperación empezará a ser un hecho en los meses siguientes, por ello en 1922, ya de nuevo en la Península, es destinado a situación de disponible en Madrid. Enseguida será designado para vocal de la Junta del Reglamento de Grandes Utilidades, además de ejercer la presidencia de la Junta de Subsistencias de la Primera Región y ser vocal de la Junta Clasificatoria de capitanes y asimilados.
En el orden interno, España se precipita por entonces hacia un cambio de régimen; la situación cada vez más decadente desembocó en una medida radical: la venida de la dictadura del general Primo de Rivera. El cambio lo había fraguado un grupo de generales monárquicos, conocidos popularmente como “El Cuadrilátero”: José Cavalcanti, Leopoldo Saro, Federico Berenguer y el propio Antonio Dabán. Su objetivo era establecer un gobierno fuerte capaz de conseguir soluciones, especialmente un arreglo definitivo de la cuestión marroquí. La forma de acceder al poder de Primo de Rivera fue típicamente decimonónica, y en un principio fue bien recibido por la opinión pública.
La razón fundamental de ello estriba en la necesidad de regeneración que tenía el país.
El inicio de esta nueva situación autoritaria vino marcada por un Directorio Militar Provisional, del cual fue nombrado Antonio Dabán presidente de la Junta encargada del estudio y redacción de un Reglamento General de Somatenes para la Península, Canarias y Baleares. Recibirá la concesión de la Cruz de Gran Oficial de la Corona de Italia y la Medalla conmemorativa del acto de la imposición de la constancia a S. M. el Rey en la ciudad de Barcelona.
En 1925, cuando mandaba la 2.ª Brigada de Infantería de la 2.ª División y la Comandancia General de Somatenes, le sobrevino la muerte el 12 de febrero.
Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Secc. 1.ª, Exps. personales, leg. 8D. G. Bleiberg, Diccionario de Historia de España, Madrid, Alianza Editorial, 1979.
Javier Ramiro de la Mata