Carafa, Carlos. Nápoles (Italia), c. 1666 – Malta, 1739. Militar, caballero de la Orden de San Juan de Jerusalén, Rodas y Malta, gobernador de Orán, capitán general.
Hijo del mariscal de campo Francesco Carafa, duque de Mayra, ministro de capa y espada del Consejo Colateral de Nápoles desde 1685. Soltero, como caballero profeso de la Orden de Malta. Comenzó a servir en 1680 en la escuadra de galeras de Nápoles, y en ellas hizo servicio de todas clases, hasta que en 1695 fue hecho caballero de la Orden de San Juan por recomendación del duque de Medinaceli, quien además le nombró comandante interino de la escuadra de galeras de Sicilia. En marzo de 1697 fue nombrado gobernador de una de las fortalezas de la capital de Malta, pero terminada la guerra contra Francia retornó a Nápoles, tomó el mando de las galeras con el empleo de jefe de los cuatralvos, las reforzó y reorganizó, y con ellas atravesó el bloqueo francés, logrando desembarcar tropas y pertrechos para el socorro de Barcelona. Una vez allí le ordenó el Rey que se enfrentase a la escuadra francesa, compuesta de casi cincuenta buques, y logró ponerla en fuga frente a Palamós. En febrero de 1699 navegó con sus galeras hasta Civitavecchia, y pasó a Roma con una misión diplomática encargada por el Rey, que logró llevar a feliz término.
Muerto el Monarca a poco, Carafa fue el primer vasallo napolitano que pasó a París a besar la mano de Felipe V, y le acompañó a Madrid, permaneciendo a su lado hasta que el Rey pasó a la campaña de Italia; entonces pidió sin éxito el mando de la escuadra de galeras de España (1702), y luego acompañó al Monarca a la campaña de Lombardía. El 29 de mayo de 1702, el Monarca le hizo gobernador de la plaza de Orán, donde realizó grandes servicios a pesar de estar sitiado y bloqueado, que le valieron más tarde (1710) el empleo de capitán general de los Reales Ejércitos. Completamente falto de recursos, porque quien se los llevaba se pasó en 1706 al bando del archiduque y le intimó a imitarle —Carafa le respondió que antes se dejaría forzar por los africanos que aclamar al archiduque Carlos—, se vio obligado a ordenar el abandono de la plaza, que tuvo lugar el 20 de abril de 1708, con tan poco orden que quedaron allí bastantes españoles, que enseguida fueron esclavos de los moros.
Después pasó a la Corte, y de allí a Cataluña, acompañando al Rey, quien el 26 de noviembre de 1709 le nombró capitán general de la Costa de Granada, donde sirvió notablemente hasta 1714, sobre todo en la prevención del contrabando marítimo. Durante este mandato fue electo en tres ocasiones gran maestre de la religión sanjuanista, elección que las tres veces rechazó, pero que fue motivo de enconadas enemistades y envidias, y de un Consejo de guerra que le tuvo suspendido de empleo hasta que en 1721 fue sentenciado a cesar en el mismo. A tales disgustos se sumó una pena de prisión por deudas, que sufrió en parte; pero el 22 de febrero de 1724 fue puesto en libertad. Por fin, en 23 de julio de 1726 fue exonerado de toda culpa y repuesto en el mando de la Capitanía General de la Costa y Reino de Granada. El 21 de septiembre del mismo año, el Rey le autorizó a tomar el mando de la escuadra de la Orden de Malta, contándole ese servicio como prestado a España; en su desempeño falleció años más tarde.
Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional, Estado, leg. 1997, exp. 11; Archivo General Militar, Personal, leg. 1 C-1475; Registros, lib. 73, fol. 65v.; lib. 78, fol. 43v.; lib. 85, fol. 90.C. Pardo González, Notas para la historia biográfica de los capitanes generales, Madrid, Publicaciones de los Estudios Militares, 1915, págs. 5-16; F. de Castellví, Narraciones Históricas, ed. Josep M. Mundet Gifre y José M. Alsina Roca, Madrid, 1999.
Alfonsode Ceballos-Escalera Gila