Rovira y Meri, Vicente Hipólito. Valencia, 13.VIII.1695 – 7.V.1765. Pintor y grabador.
Hijo del escultor Vicente Rovira y de su segunda mujer, María Meri, fue bautizado en la parroquia de San Estaban de Valencia, el día 15 de agosto de 1695, imponiéndosele los nombres de Vicente Hipólito, aunque siempre fue conocido por el segundo.
Desde muy pequeño empezó a asistir a las clases que se daban en las academias del Convento de Santo Domingo, recibiendo además los consejos de Juan Bautista Ravanals, hijo de un experto grabador del mismo nombre. Desde el principio demostró una gran vocación, así como una gran aptitud para el dibujo. Ribalta, Jerónimo Jacinto de Espinosa y Orrente fueron los artistas que más le influyeron en tan temprana época.
Con catorce años, Rovira realizó la lámina ilustrativa de Las Tres Púrpuras de Alcira. Esta obra, del ilustrado canónico de la Catedral Metropolitana de Valencia, Jaime Cervera, fue publicada en los talleres de Jaime Bordazar en 1707 y en ella se ensalzaba la vida y el martirio de los santos patronos de la ciudad de Alcira.
Dos años más tarde, se imprimió en el mismo taller el Memorial de las Reliquias del Colegio del Corpus Cristi. También Rovira abrió una lámina para esta publicación, representando en ella al beato patriarca revestido con los hábitos prelaciales, sosteniendo con una mano el báculo mientras que con la otra parece bendecir. Todo ello enmarcado con una greca de flores y borlas arzobispales. Estas dos obras le valieron el reconocimiento público por la calidad de su trabajo.
Su dominio del arte del grabado, con planchas llenas de líneas firmes y precisas hicieron que, con sólo veintiún años, Antonio Palomino le encargara el grabado de la portada del primer tomo de su Museo Pictórico.
Pese a su maestría, los trabajos posteriores para esta publicación no los realizó Rovira sino Juan Bernabé Palomino, sobrino del autor y también grabador.
Tras varios años de trabajo sin descanso y grandes éxitos profesionales, el Ayuntamiento de Valencia le encargó un grabado en 1722, para las Patentes de Sanidad del Mar. Rovira presentó una vista de la ciudad sobre la que aparecía la Virgen de los Desamparados y a ambos lados de la misma el ángel custodio y el arcángel san Miguel. Su éxito fue tal, que el Concejo de la ciudad ordenó, tras contemplar dicha estampa, que se le pagase una importante cantidad por su trabajo A los treinta años partió hacia Roma en donde se entregó con gran interés al estudio de las obras de arte antiguas, llegando a hacer copia de obras tan significativas como la galería del Palacio Farnesio y contando con la aprobación de artistas tan importantes en Roma en ese momento con Sebastiano Conca. Su amistad con el general de los dominicos en Roma, fray Vicente Ripoll, le proporcionó además la pintura de varios retratos de grandes personalidades romanas del momento.
Sin embargo, el exceso de trabajo y su frenética actividad hizo que olvidase otros aspectos de su vida cotidiana, por lo que su salud comenzó a debilitarse. Por este motivo, el mismo fray Vicente le instó para que regresase a España.
De vuelta a Valencia, los frailes de Santo Domingo le encargaron la pintura de la cúpula de la capilla de San Luis Beltrán. Este trabajo, que realizó con gran cuidado, presenta pasajes de la vida del santo basados en los lienzos pintados por Jerónimo Jacinto de Espinosa con el mismo tema.
Gracias también a los dominicos, se le encargaron diferentes retratos de diversas personalidades valencianas, como el que hizo del conde de Alcudia, el marqués de Busianos, el conde de Casal y de Carlos Sartouy, rector de la iglesia parroquial de San Bartolomé de Valencia.
En 1736 se le confiaron los trabajos de limpieza y restauración de las doce tablas del retablo del altar mayor de la Catedral de Valencia, que habían sido pintados por Fernando Yáñez de la Almedina. Ese mismo año, realizó también las pinturas de unas perspectivas para el monumento que se debía colocar en la citada Catedral los días de Jueves y Viernes Santo. En 1743 ejecutó un Nacimiento del Niño Dios para el Monasterio de la Zaidía y un año más tarde pintó una Virgen del Rosario para la sala capitular del mismo monasterio.
Pese a su prolífica producción, sus obras más conocidas son la portada del palacio del marqués de Dos Aguas y el testero de la parroquia de San Andrés. El palacio del marqués de Dos Aguas es uno de los ejemplares típicos de mansión señorial valenciana. Rovira que vivía en dicho palacio, mantenido por el marqués, pronto conoció a otros artistas que frecuentaban el palacio, trabando amistad con Ignacio Vergara y Luis Domingo. La reforma del citado palacio se inició siguiendo las instrucciones del marqués y los tres amigos trabajaron en ella.
La fachada que concibió Rovira incluye un gran portalón y pinturas al fresco, convirtiendo los huecos de las ventanas en balcones revestidos de floreciente decoración. Dicha fachada, que se realizó en piedra alabastrina de las canteras de Niñerola, es una de las más importantes obras maestras del arte rococó en la Península. En ella todo es movimiento y desordenada expresión.
En contrapartida se encuentra el trabajo que realizó para la iglesia de San Andrés, en donde todo es quietud, delicadeza y serenidad como reflejo de la vida celestial.
Estos trabajos hicieron que su salud, ya bastante resentida, fuese poco a poco deteriorándose, quebrándose su salud mental hasta tal punto que su estancia en el palacio de su mecenas, el marqués de Dos Aguas, se hizo imposible. Su trastorno mental aumentó de tal manera que fue necesario su traslado al Hospital Bernal, en donde falleció el 7 de mayo de 1765.
Obras de ~: grabado: Alegoría de la Pintura, Portada grabada suelta de El Museo Pictórico y Escala Óptica por Antonio Palomino de Castro y Velasco, Madrid, Lucas Antonio de Bedmar, 1715. Decoración: Portada del palacio del marqués de Dos Aguas, Valencia; Testero de la parroquia de San Andrés, Valencia.
Bibl.: J. A. Ceán Bermúdez, Diccionario histórico de los más ilustres profesores de bellas artes en España, Madrid, Real Academia de S. Fernando, 1800, 6 vols.; V. Ferrán Salvador, El pintor loco Hipólito Rovira y Meri, Valencia, Doménech, 1945; “Los Roviras. Notas biográfico artísticas”, en Archivo de Arte Valenciano, XXX (1959), págs. 40-61.
Pilar García Sepúlveda