Puig Antich, Salvador. Gustavo, El Metge. Barcelona 30.V.1948 – 2.III.1974. Anarquista, empleado de oficina y activista.
Surgido en el seno de uno de los grupos de activistas de la izquierda radicalizada, así como en la confluencia y los estrechos vínculos entre grupos autónomos y grupos residuales del movimiento libertario de comienzos de los años de 1970, la figura de Salvador Puig Antich se convertiría en uno de los últimos símbolos de la represión del régimen de Franco: que firmó su sentencia de muerte, dos meses después del asesinato del jefe de gobierno, el almirante Carrero Blanco.
Salvador Puig nació en Barcelona –hay discrepancia de fechas con alguna versión: que sitúa su nacimiento el 20 de mayo de 1947- en el seno de una amplia familia, siendo el tercero de seis hermanos; cuyo padre, Joaquín Puig, tenía un pasado de militante republicano catalán, condenado a la última pena e indultado por el régimen de Franco. Salvador hizo estudios con su hermano Quim en un colegio religioso de La Salle de Bonanova –del que fue expulsado a los doce años, por enfrentarse a un religioso que maltrataba a otro compañero más débil-; para pasar, Salvador, a un internado salesiano de Mataró hasta los dieciséis años. En 1964 Puig Antich se incorporó laboralmente como aprendiz en una oficina, y simultaneó el trabajo con estudios de preuniversitario; matriculándose nocturno en el Instituto Maragall de aquella población. Allí conoció a sus posteriores compañeros de activismo en el grupo MIL, Francesc X. Garriga, Oriol e Ignacio Solé, entre otros; mientras que en 1967 también se implicó en el compromiso de la lucha política clandestina, con su militancia en las Comisiones de estudiantes y en las del barrio de Sant Joseph Oriol.
De todas formas, el verdadero activismo en la lucha antifranquista de Puig Antich experimentó un giro acentuado desde 1968 en la lucha clandestina, con el impacto de los sucesos internacionales de mayo de aquel año y el otoño álgido socialmente de 1969 en Italia. En 1968 Salvador dejó el trabajo de oficinista para matricularse en la Facultad de Económicas. Mientras que en 1970 debe abandonar igualmente los estudios para incorporarse al servicio militar obligatorio (con destino en Palma de Mallorca, no vuelve a Barcelona hasta 1971). Mientras se matricula nuevamente como estudiante en Filosofía y Letras, en 1971 se instala en el piso de su hermana Imma y se incorpora al grupo que ese año constituyen como Movimiento Ibérico de Liberación (MIL) antiguos compañeros de activismo político y social. Su identidad ideológica compleja se perfiló con herencias del “consejismo” y la autonomía obreras -de otras militancias habituales entonces en las barriadas obreras e industriales- así como con un frontal anticapitalismo, antimilitarismo y luchas obreras autónomas (y no como una lucha antifranquista sin más, como se ha atribuido a aquel u otros grupos similares del momento).En 1972, los integrantes del grupo –y otros similares o más afines- perfilaron sus objetivos –sostener publicaciones de lucha obrera, sostener a huelguistas y apoyo material, mediante exacciones bancarias- y se desplazaron frecuentemente al sur de Francia. Cuando en agosto de 1973 sus integrantes deciden autodisolverse, sin embargo, continuaron siendo objeto de un intensísimo asedio policial. Después de montar operativos que condujeron a la detención de varios de sus integrantes –el 25 de septiembre de ese año- fue detenido F. X. Garriga y malherido Puig Antich, en una trampa, asalto policial y nutrido tiroteo en el número 70 de la barcelonesa calle Gerona, en cuyo suceso también fue víctima un subinspector de policía.
Con ser unos hechos pertenecientes a la jurisdicción civil –y no militar- Salvador Puig Antich, después de hospitalizado, interrogado y torturado –como otros de sus compañeros y según práctica no infrecuente en el tardofranquismno- fue juzgado mediante juicio sumarísismo y consejo de guerra. Fue condenado a muerte en un atropellado proceso en Barcelona, el 7 y 8 de enero de 1974 –pocos días después del asesinato del almirante Carrero Blanco por la ETA (según el comentario de Puig, ésta le había “matado”)- que dejó expresa la sed de venganza ejemplarizante del régimen, respecto a un inculpado cuyos hechos no fueron probados con las suficientes garantías legales. Dos meses después, Salvador Puig Antich fue ejecutado mediante garrote vil –no fue el último ejecutado de Franco, aunque por otros medios menos dolorosos- en la prisión Modelo de Barcelona, el 2 de marzo de 1974. En una escena macabra de ajusticiamiento -según algunos testimonios en un almacén de paquetería de la prisión- y al ser confirmada la pena de muerte, por el consejo de ministros de Franco el 1 de marzo. Franco se negó a dictar el indulto –conmutando sin embargo la última pena al día siguiente al guardia civil Antonio Franco, que había matado a su capitán en octubre de 1973- pese a serle solicitado al jefe del Estado español por instancias como la Santa Sede, el vicepresidente de la Comisión Europea, el canciller alemán Willy Brandt y otras autoridades internacionales.
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Alejandro R. Díez Torre
