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Bernardino González

Biografía

González, Bernardino. ¿Madrid?, c. 1665 – ¿Villacastín (Segovia)?, c. 1726. Franciscano (OFM), arabista.

De la juventud de Bernardino González sólo se sabe que, en 1689, fue ordenado de diácono en el real monasterio de El Escorial, pero se desconoce si lo hizo con este nombre o con el de José Rufo González, “franciscano calzado”, como aparece en su ordenación sacerdotal en Madrid, el 8 de junio de 1691. En este caso, el nombre “José Rufo” sería el bautismal, cambiado por el de “Bernardino” al profesar en la Orden de frailes menores, en la extinta provincia franciscana observante de la Concepción, en Castilla la Vieja. Su ordenación diaconal la testificaba él mismo, en carta de 1701, mientras su pertenencia a la citada provincia franciscana se comprueba a través de las copias manuscritas de sus obras y otros documentos personales.

En 1694 se trasladó al convento de San Francisco de Sevilla, donde, en esa fecha, la Orden franciscana abría una escuela trilingüe para el estudio del árabe, griego y hebreo, la primera —aunque de corta duración— en su género en España. Allí estudió el árabe hasta 1697, año en que fue enviado a Oriente para perfeccionarlo en Damasco, en otra escuela creada años antes para la formación lingüística de los franciscanos españoles destinados a Tierra Santa. En este centro completó sus conocimientos en dicha lengua, para luego, allí mismo, enseñarla como profesor, sirviéndose de textos compuestos por él mismo “después de la práctica y leçion de libros, en diversas partes que [he] estado en este país de Lebante”. En los libros oficiales de Tierra Santa quedó registrado como “el mejor Lector —profesor— que se ha visto en nuestros tiempos”. En 1710 estaba de regreso en España, y, nueve años después, se encontraba ejerciendo de “Lector de Lenguas” en el real convento de San Francisco de Ávila. El último indicio de su vida se encuentra en una carta suya, de 1724, escrita en el convento donde residía, en Villacastín.

Dando por supuesto que el Arte para ligeramente saber la lengua arábiga y el Vocabulista arábigo en letra castellana, publicados por fray Pedro de Alcalá en los inicios del siglo xvi, no eran más que un loable intento de ofrecer un método elemental para conocer superficialmente la lengua árabe, se puede afirmar que el primer español que estructuró auténticos textos lingüísticos para aprender correctamente esta lengua fue fray Bernardino González: una Gramática árabe y un diccionario español-árabe, árabe-español, intitulado Intérprete arábigo. Desde 1703, el árabe era enseñado en la Escuela de Damasco a los franciscanos españoles y portugueses a través de sus textos, hasta la fecha en que se imprimió la gramática y el diccionario de Francisco Cañes, en 1775 y 1787 respectivamente. Sólo recientemente han sido descubiertas copias manuscritas de los textos lingüísticos de Bernardino González. Éste, tanto en Jerusalén (1709) como en Madrid (1710), había obtenido autorización de sus superiores mayores para que los textos de sus obras fueran impresos, pero nunca se llevó a efecto. Muchos años más tarde, el citado Cañes, que también había aprendido el árabe en Damasco por los textos de Bernardino González, se aprovechó para darlos a luz como propios: su gramática es un puro plagio, y el diccionario, reducido a la parte español-árabe-latino, lo enriqueció únicamente en lo relativo a transformaciones de orden expositivo, como la adaptación al orden alfabético del Diccionario de la Real Academia Española, inexistente en tiempos de Bernardino González. La edición facsímil (2005) de los textos manuscritos de Bernardino González deja en evidencia el fraude cometido por Francisco Cañes.

 

Obras de ~: Intérprete arábigo. Epítome de gramática arábiga, ed. y est. prelim. de R. Lourido Díaz, vol. I, Madrid, Real Academia de la Historia y Agencia Española de Cooperación Internacional, 2005, págs. 11-156.

 

Bibl.: J. de San Antonio, Bibliotheca Universa Franciscana, Matriti, Typ. Cause V. Matris de Agreda 1732, pág. 210; M. Asín Palacios, “El ‘Intérprete Arábigo’ de Fray Bernardino González”, en Boletín de la Real Academia de la Historia, 38 (1901), págs. 267 y ss.; A. López, “P. Fr. Bernardino González, insigne arabista”, en El Eco Franciscano (Santiago de Compostela), 570 (1917), págs. 286-288; “Arabistas españoles”, en Mauritania (Tánger), 68 (1933), págs. 230-232; P. García Barriuso, “Una obra inédita del P. Bernardino González”, en Mauritania, 167 (1941), págs. 316-317; J. T. Monroe, Islam and the arabs in spanish scholarship (sixteenth centhury to the present), Leiden, E. J. Brill, 1970.

 

Ramón Lourido Díaz

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