Rivera, Luis de. Córdoba, p. t. s. XVI – Santa María de Huerta (Soria), 1594. Monje cisterciense (OCist.) y abad de varios monasterios de su congregación.
El padre Rivera nació en Córdoba probablemente en el primer tercio del siglo XVI, si se tiene en cuenta que ingresó en el monasterio de Santa María de Huerta en 1553, y ya debería de tener años, aunque no se sabe cuántos; le dio el hábito el padre Pablo Juárez, a la sazón abad del monasterio, pero que era monje y también fue abad de Valbuena (Valladolid) y asimismo general de la Congregación. Fue fray Luis de Rivera el abad puente, 1575-1578, entre los dos últimos trienios del gran venerable fray Luis de Estrada, cuyos abadiatos marcaron el futuro glorioso de esta comunidad en los cien años siguientes.
Después de la primera formación monástica, pasó a cursar sus estudios eclesiásticos en los colegios que tenía la Orden en algunos monasterios, y luego, con toda probabilidad, sería alumno, para perfeccionar sus estudios, de una de las dos universidades de Salamanca y de Alcalá, que tanto prestigio dieron a la Orden, sobre todo en la primera mitad de siglo XVII. Cuando, en 1575 fue elegido abad de su monasterio de profesión, Santa María de Huerta, acababa de terminar su abadiato en Villanueva de Oscos (Asturias); no se saben más detalles, de otros cargos o abadías que pudieron ser posibles. En este primer mandato, le tocó enfrentarse a los pleitos con el señor de Ariza, en la parte de Monreal, limítrofe con la hacienda del monasterio. Así mismo consigue la anulación de la concordia con los duques de Medinaceli, que había realizado el doctor Collantes, antes de ser abad del monasterio, y que resultaba perjudicial para los monjes.
Después de otras abadías y empleos en la Congregación, fue elegido de nuevo abad de Huerta, en 1590; antes le habían propuesto para general de la Congregación por dos veces; en la primera compitió con fray Marcos de Villalba y en la segunda con fray Gaspar Gutiérrez. En su segundo abadiato, a fray Luis de Rivera le tocó en suerte una época floreciente en vocaciones; en su trienio dio el hábito a tres personajes importantes, fray Ángel Manrique, fray Vicente de Guevara y fray Pedro de Oviedo, los tres obispos y los dos primeros además generales de la Congregación.
Fundamentalmente fue un hombre de gobierno y por lo tanto su labor literaria fue bastante escasa y toda ella dedicada al bien de sus hermanos, como la versión en lengua vernácula de las Colaciones de los Padres, cuya lectura pedía San Benito a sus monjes antes de Completas, y también unos sermones que predicó sobre los santos, cuyas reliquias se encontraban en el monasterio de Huerta. Además de la labor pastoral que debió de ser intensa, atendiendo a las nuevas vocaciones y a la comunidad, se preocupó del saneamiento de los edificios de la comunidad, y de la humedad, problema endémico en Huerta.
En este su último trienio de gobierno ocurrieron acontecimientos gloriosos para el monasterio de Huerta, como las publicaciones de fray Eugenio Martínez y la muerte de fray Martín de la Fuente, en olor de santidad. Él mismo también falleció, al acabar su mandato, en 1594, dejando fama de un hombre de virtud y piedad acendrada.
Obras de ~: Collationes Patrum a Ioanne Cassiano, trad. al cast. de ~, s. l., s. f. (inéd.); Elogia Sanctorum (de las reliquias que se conservan en el Monasterio de Huerta), s. l. s. f. (inéd), 1 lib.
Bibl.: B. Mendoza, Sinopsis seu brevis notitia monasteriorum Congregationis Hispaniae Cisterciensis, s. l., s. f., fol. 92 (inéd.); C. Cordón, Obispos, Generales y Abades de Huerta, s. l., s. f. (inéd.) [en Archivo de la Abadía de Santa María de Huerta, fols. 69v–70r y 70v 71r]; C. Henríquez, Poenix reviviscens, Bruxellis, apud J. Meerbequium, 1626, págs. 425-426; A. Manrique, Cisterciensium seu verius Ecclesiasticorum Annalium a condito Cistercio, vol. IV, Lugduni, 1659, págs. 650, 653, 658, 660 y 661; C. de Visch, Bibliotheca Scriptorum Sacri Ordinis Cisterciensis. Colonia, 1656, pág. 235 (2.ª ed.); R. Muñiz, Biblioteca cisterciense española, Burgos, 1793, pág. 279; L. Esteban, “Los escritores hortenses”, en Cistercium, 79 (1962), pág. 296.
Agustín Romero Redondo, OCist.