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Jimena

Biografía

Jimena. Navarra, m. s. IX – ?, p. s. X. Reina de Asturias, esposa de Alfonso III.

A pesar de su importante condición como esposa de Alfonso III el Magno (866-910), es muy poco lo que se sabe sobre la reina consorte del último monarca ovetense. La Crónica Albeldense, fuente principal para conocer la biografía del Rey en la primera parte de su vida, hasta la definitiva conclusión de su redacción en el año 883, no la menciona ni una sola vez. El que Claudio Sánchez-Albornoz califica de “anónimo continuador” del autor de la Albeldense, después de referirse a la victoria de Alfonso III sobre los musulmanes que habían invadido las tierras castellanas, se limita a consignar que “de regreso de los Campos Góticos tomó esposa de la estirpe real de los godos, llamada Jimena, en el año vigésimo primero de su edad y con ella tuvo seis hijos y tres hijas”. El cronista Sampiro alude al matrimonio de Alfonso y Jimena después del triunfo del Monarca sobre un ejército musulmán que había atacado León: “Poco tiempo después asoció (Alfonso) a toda la Galia con Pamplona a causa de su parentesco por el matrimonio con Jimena, que era de la estirpe de ellos y consobrina del rey Carlos”.

Detrás de esas escuetas y poco reveladoras noticias se esconde la procedencia de la esposa del Rey Magno, sobre la que nada puede afirmarse con plena certeza.

Lo que parece claro es que con Alfonso III se inicia una política de estrecha colaboración entre Oviedo y Pamplona, que servirá para fortalecer la inicialmente bastante precaria posición del monarca asturiano en la marca oriental de su reino. Gracias a su matrimonio con la princesa navarra Jimena, que invita a evocar el que, mucho tiempo antes, uniría a Fruela con la también vasca Munia, probablemente celebrado en el 869, logró el Rey, en palabras de José María Lacarra, “asociar a la política asturiana a los vascos de las zonas más alejadas, que nunca habían servido bajo las banderas del rey de Asturias y que mantenían su independencia en las montañas de lo que más tarde había de titularse reino de Navarra”. Con esta alianza se reducían las posibilidades de nuevos levantamientos de los pueblos vascones occidentales, que se encontraban ahora entre dos reinos —Asturias y Pamplona— “enlazados por una política paralela”; y, por otra parte, quedaba Alfonso en situación de afrontar favorablemente el peligro que suponía la presencia de los tornadizos Banu Qasi en el débil flanco de la cuenca del Ebro.

Que Jimena fuese de estirpe navarra y, obviamente, perteneciese a alguna de las familias más influyentes del pequeño y emergente reino pamplonés parece bastante probable, aunque “tampoco consta de manera fehaciente el presunto origen pamplonés de la esposa de Alfonso III”, como recordaba recientemente Ángel Martín Duque. Claudio Sánchez-Albornoz se inclinó por considerarla hija del rey García Íñiguez, aunque reconociendo que no era posible precisar a qué familia pertenecía. Otros autores, con argumentos discutibles, la vinculan a la estirpe de los Jimeno, de la que procede Sancho Garcés I (905-925), o incluso buscan para ella un origen castellano. La fecha misma del matrimonio entre Jimena y Alfonso ha sido objeto de reciente revisión y, frente a la generalmente aceptada del 869, se ha propuesto la de 873.

La Reina compareció, junto a su esposo, en algunas acciones documentales y figura igualmente su nombre, al lado del de “el príncipe Alfonso [...] y la joya de sus dos hijos”, en la inscripción, sin fecha pero datable en todo caso en los primeros años del matrimonio de ambos, que está actualmente colocada sobre la puerta de acceso a la capilla del Rey Casto en la catedral de Oviedo. Y las miniaturas que ilustran el Tumbo A de la catedral de Santiago y el Libro de los Testamentos de la catedral de Oviedo, han transmitido la representación, lógicamente ideal, de la Reina, que aparece junto a su esposo en el segundo de estos códices.

Al margen de estas escuetas referencias, poco más se puede decir sobre la reina Jimena, de quien se ignora también el lugar y fecha de su muerte y no consta que fuese enterrada, junto a su esposo Alfonso III, en el panteón regio ovetense.

De los hijos habidos de este matrimonio, tres (García I, Ordoño II y Fruela II) llegarían a alcanzar la dignidad real.

 

Bibl.: A. C. Floriano Cumbreño, Diplomática española del período astur (718-910), vol. I, Oviedo, Instituto de Estudios Asturianos, 1949; J. M. Lacarra, “Las relaciones entre el Reino de Asturias y el de Pamplona”, en Estudios sobre la monarquía asturiana, Oviedo, Instituto de Estudios Asturianos, 1971; C. Sánchez-Albornoz, Orígenes de la nación española.

Estudios críticos sobre la historia del reino de Asturias,vol. III, Oviedo, Instituto de Estudios Asturianos, 1975; J. Gil Fernández, J. L. Moralejo y J. I. Ruiz de la Peña, Crónicas asturianas, Oviedo, Universidad, 1985; Y. Bonnaz, Chroniques asturiennes (fin IX siècle), Paris, Editions du CNRS, 1987; F. Diego Santos, Inscripciones medievales de Asturias, Oviedo, Servicio de Publicaciones del Principado de Asturias, 1994; Á. Solano Fernández-Sordo, Las reinas de la Monarquía Asturiana y su tiempo (718-925), Madrid, Marcial Pons, 2018.

 

Juan Ignacio Ruiz de la Peña Solar

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