Arnau. Francia, c. 990 – Sant Feliu de Guíxols (Gerona), 1056. Abad benedictino (OSB) muerto con fama de santidad.
Era de noble linaje y tomó el hábito en el monasterio de Sant Miquel de Cuixà. Fue pedido al célebre Oliba, abad de Cuixà, por la condesa Ermessenda, a quien los monjes del monasterio de Sant Feliu de Guíxols habían solicitado un abad digno. No quería cederlo Oliba, ni tampoco él deseaba aceptar el abadiato, pero, al fin, los dos hubieron de ceder ante la pesión de la condesa catalana. Oliba mandó a Arnau que aceptara la abadía guixolense, cosa que hizo en 1043 con la condición de no ser bendecido como tal. Sólo nueve años más tarde, a ruegos de Roger, obispo de Gerona, y de los condes Berenguer y Ermessenda, aceptó ser bendecido, como lo fue por el obispo de Gerona, en presencia de los mencionados condes, el 7 de junio de 1052, solemnidad de Pentecostés. El acta de bendición, que aún hoy se conserva, le elogia por su nobleza de sangre, su ingenio excelente, su temor de Dios y su mansedumbre; también por ser sobrio, casto, misericordioso, humilde, de buenas costumbres, compasivo con los enfermos, pobres y necesitados, y porque con su palabra y ejemplo mostraba a sus súbditos el verdadero camino de la patria celestial, cumpliendo entre los monjes la presencia de Cristo, dirigido por la santa regla.
Durante su abadiato entregó el castillo Benedormiens a Bernat Gaufred (1053) para que lo guardara y defendiera, y recibió diversas donaciones de Uzalard Gaufred, del clérigo Almeric, de Gaufred Vidal y del obispo de Gerona; de Sunyer, Aicla y su esposa Quilia en Llabrés de Cassà de la Selva, Aigüesvives i Caldes de Malavella. Y a primeros de junio de 1504 dio a vita a Bernat Gaufred el alodio de Fanals y el de Toeda, a cambio de un poco de aceite anual para la sacristía del monasterio guixolense. Ésta es la última escritura que le nombra. El padre Alonso Cano, historiador del monasterio, dice que murió en 1076, pero este dato es erróneo, porque en 1057 ya había nuevo abad llamado Berenguer. Fue enterrado solemnemente en el cementerio de los abades, en la llamada Port Ferrada, en un sepulcro de piedra, sin inscripción alguna. Y cuando en 1603 lo abrieron a causa de unas obras, encontraron su cuerpo casi totalmente incorrupto. Sin duda, fue este abad el más venerado y el mejor preparado del monasterio guixolense en el siglo xi.
Bibl.: A. Cano, Discurso general de este antiquísimo castillo y monasterio de San Feliu de Guíxols, en Biblioteca Tomás Lorenzana de Gerona, ms. 66, inéd., y Biblioteca Nacional de Madrid, ms. 9635, y copia en la Biblioteca del monasterio de Montserrat, ms. 6 (1606), fols. 31r.-38v.; J. Pujades, Crònica General de Catalunya, VII, Barcelona, Imprenta de José Torner, 1831, pág. 533; J. Calzada, “Acta de l’elecció i consagració d’Arnau, abat del monestir guixolenc”, en Assemblea Intercomarcal d’Estudis, Sant Feliu de Guíxols, 1977, págs. 89-97; e. zaragoza, Abaciologi del monestir de Sant Feliu de Guíxols (Segles x, xix), Montserrat (Barcelona), Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 1998, págs. 12-13; “Arnau”, en R. Corts i Blay, J. Galtès i Pujol y A. Manent i Segimon (dirs.), Diccionari d’història eclesiàstica de Catalunya, Barcelona, Generalitat de Catalunya, Claret, 1998-2001, pág. 116.
Ernesto Zara goza Pascual
