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Antonio Nombela Tomasich

Biografía

Nombela Tomasich, Antonio. Madrid, 18.VII.1900 – 16.III.1986. Aviador militar y caballero Laureado de San Fernando.

Hijo de Julián Nombela Campos, vicerrector de la Universidad de Madrid, ingresó a los dieciséis años de edad en la Academia de Infantería de Toledo, de la que saldría en 1920 promovido a alférez, siendo destinado al Regimiento de San Marcial, marchando con el batallón expedicionario a Melilla, en agosto de 1921, para participar en las operaciones para la recuperación del territorio perdido en la retirada del mes anterior. Recibió su bautismo de fuego en la reconquista de Nador, distinguiéndose en la toma de Zeluán y Bumedián, y en la protección de convoyes a Sidi Amarán, Tekil Maun y Tizzi Assa. Ascendió a teniente en 1922 y durante aquel año se mantuvo casi constantemente en fuego en las posiciones de Daar Keb Dani, Monte Arruit, Das Medua y Beni Faklan, participando en el socorro a Tafersit. Pasó posteriormente al servicio del Protectorado, a la Mehal-la Jalifiana de Melilla, combatiendo con ella, al mando de la 2.ª mía en la conquista de Azib de Mídar y en la ocupación de Amarán, tomando al arma blanca varias posiciones en el sector de Issen Lassen en marzo de 1924, y pocas semanas más tarde protegió los convoyes de Tauriat Tausat e Issen Lassen, y luchó en la retirada de Tafersit al frente de una harka de Infantería.

Aquel año fue llamado para asistir al curso de observadores de aeroplano, en Cuatro Vientos, completándolo en Los Alcázares, yendo destinado al Grupo de Breguet XIX con el que marchó a Melilla encuadrado en la 1.ª Escuadrilla que estaba mandada por el capitán Barberán; con ella tomó parte, en 1925, desde el aeródromo de Tauima, en misiones de reconocimiento y bombardeo preparatorias del desembarco de Alhucemas.

Abd el Krim, que veía inminente el desembarco de las tropas españolas en la costa de Beni Urriaguel, sabiéndose impotente para evitarlo, decidió tomar la iniciativa atacando en el frente occidental Kudia Tahar, posición clave en el dispositivo defensivo de Tetuán, y el 3 de septiembre, cuatro mil hombres bien equipados, con una docena de ametralladoras y siete piezas de artillería, al mando de el Heriro, atacó la posición que media hora más tarde estaba ardiendo con los parapetos destrozados y los depósitos de agua destruidos.

El general Primo de Rivera, decidido a no retrasar el desembarco, ordenó que el Grupo Breguet XIX se trasladara al frente occidental, y desde primeras horas del día 6 se encontraba actuando sobre Kudia Tahar, tanto para batir a los que desde muy corta distancia de ella atacaban la posición, como para meter en ésta los abastecimientos necesarios para continuar la resistencia: esto último obligaba a los aviones a volar a muy baja alturas para asegurar su caída dentro del reducido perímetro de la posición, lo que permitió a los moros derribar con sus ametralladoras cuatro aeroplanos y herir a seis aviadores.

El día 9, un fuerte temporal hacía casi imposible el vuelo, pero la situación de los defensores de Kudia Tahar era crítica: sin agua y necesitados de elementos de cura para los muchos heridos que había en la posición. No eran el viento, las nubes bajas y la fuerte turbulencia, obstáculos suficientes para impedir a los aviadores ayudar a los que tanto lo necesitaban.

A media mañana despegó de Sania Ramel el Breguet n.º 12 pilotado por el capitán Gallego y llevando de observador al teniente Nombela, para abastecer de hielo y material sanitario a quienes se hallaban al límite de su resistencia. Sobrecargado el sesquiplano, apenas podía volar, violentamente sacudido por la dura turbulencia que amenazaba aplastarlo contra la montaña, pero decididos los aviadores a que el socorro llegara a Kudia Tahar, lograron alcanzar la posición sobre la que volaron a apenas una docena de metros para asegurarse de que los abastecimientos cayeran dentro de ella.

El enemigo hacía fuego sobre el avión con todo lo que tenía; en cada pasada recibía aquél numerosos impactos, y uno de ellos alcanzó al teniente Nombela atravesándole la columna vertebral y causándole un gran destrozo en el hueso sacro y el paquete nervioso, pero él, haciendo señas al piloto para que diera otra pasada, arrojó lo que aún quedaba por lanzar. Cumplida la misión, los defensores de la posición podían prolongar su defensa, y el Breguet n.º 12 regresó a Sania Ramel donde Gallego tomó tierra con Nombela casi moribundo.

Abierto el expediente para la concesión de la Cruz Laureada de San Fernando, ésta le sería otorgada por Real Orden de 16 de noviembre de 1927, en la que se lee: “El día 9 de septiembre de 1925, el Teniente de Infantería D. Antonio Nombela Tomasich, como piloto- observador del sexquiplano n.º 24, recibió orden de aprovisionar la posición de Kudia Tahar y bombardear los núcleos enemigos que la cercaban, lo que realizó en difícil y penosísimas condiciones por el mal tiempo y el brusco ataque enemigo que ocupaba posiciones dominantes, dado el descenso obligado para el más seguro aprovisionamiento de la posición, recibiendo dicho oficial un balazo que le causó una herida grave que le hizo perder el conocimiento algunos segundos, y al reponerse, con gran valor, elevado espíritu y voluntad firme de cumplir a toda costa lo mandado, expuso al piloto su deseo de proseguir el vuelo por quedarle víveres y bombas que arrojar, como así lo realizó, hasta terminar completamente el servicio, regresando en el aparato al aeródromo”.

Sobrevivió Nombela a la gravísima herida y, después de diez meses de hospital, se reincorporó al Servicio de Aviación y realizó un considerable número de misiones de guerra, en una de las cuales, llevada a cabo el 4 de julio de 1926, en beneficio de la columna Capaz, fue su avión derribado y hubo de posarse en el mar, nadando hasta la costa, enemiga, y por ella alcanzar las avanzadillas españolas.

Ascendió a capitán en 1927, realizó el curso de piloto y prestó servicio en distintas unidades de la Península. En 1931 pasó a la Guardia Colonial de Guinea y tres años después fue nombrado inspector general de Colonias, cargo desde el que en 1935 logró evitar el saqueo del tesoro colonial, denunciando el turbio intento de políticos venales del momento a los que logró desenmascarar, evitando el expolio.

No participó Nombela en la guerra de 1936, y en 1940, ya comandante, causó baja en el servicio activo, dedicándose a distintas ocupaciones en la vida civil.

El 16 de marzo de 1986 murió en Madrid, a los 85 años de edad, el último aviador caballero Laureado de San Fernando que quedaba con vida.

 

Bibl.: J. Gomá Orduña, Historia de la aeronáutica española, t. II, Madrid, Imprenta Prensa Española, 1951; VV. AA., Enciclopedia de Aviación y Astronáutica, t. VI, Vitoria, Garriga Ediciones, 1972; R. de la Cierva, Historia ilustrada de la Guerra Civil Española, t. I, Barcelona, Planeta, 1977; Servicio Histórico Militar, Galería militar contemporánea, t. IV, Madrid, Servicio Histórico Militar, 1980; E. Herrera, Heroísmo en el cielo: laureados de San Fernando en el Museo del Aire, Madrid, Servicio Histórico y Cultural del Ejército del Aire, 1999; Cien aviadores de España, Madrid, Ministerio de Defensa, 2001; J. L. Isabel Sánchez, Caballeros de la Real y Militar Orden de San Fernando (Infantería), t. I, vol. 2, Madrid, Ministerio de Defensa, 2001.

 

Emilio Herrera Alonso