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Luis Roa Miranda

Biografía

Roa Miranda, Luis. La Habana (Cuba), 2.V.1897 – Madrid, 9.I.1953. Aviador militar, coronel.

Era hijo del contador de navío de la Armada Vicente Roa Espina y de Caridad Miranda Sagarra.

Ingresó en 1916 en la Academia de Ingenieros de Guadalajara, a la que se incorporó el 7 de septiembre. Un mes más tarde, prestó juramento de fidelidad a la Bandera. Desde muy joven, destacó por su capacidad para asimilar conocimientos científicos, especialmente matemáticos. En abril de 1922, fue promovido al empleo de teniente de Ingenieros, siendo destinado, días más tarde, al 2.º Regimiento de Ferrocarriles al que se incorporó en Carabanchel Alto, y donde permaneció hasta noviembre de ese año que fue trasladado a la Comandancia de Ingenieros de Melilla.

Nada más incorporarse a su nuevo destino, cayó enfermo y fue ingresado en el Hospital Docker, donde permaneció hasta final del año 1922. Recuperado de su enfermedad, embarcó para Alhucemas donde se encargó de la construcción de un abrigo en la batería de San Carlos, de reparaciones en el muelle y del entretenimiento de diversos edificios. Durante el primer semestre del nuevo año, se dedicó a tareas de ingeniero, tanto en Nador como en la Alcazaba de Tetuán.

Asimismo, arregló la posición de Batel, efectuó reparaciones en Dar Drius y Tafersit. En junio, proyectó y construyó la pista que iba desde la avanzadilla de Benitec a la de Tafersit y otra desde el río Buafora al campamento de Tafersit. Encontrándose en Azib de Midar ingresó de nuevo en el hospital hasta el 4 de julio que marchó con licencia por enfermo a Madrid.

Al regresar a África, en agosto de 1923, se incorporó a una compañía en Azib de Midar donde se ocupó en los trabajos de la línea del ferrocarril, desde donde pasó al mes siguiente en concepto de agregado a la compañía complementaria de ferrocarriles destacada en Dar Drius.

Su vida aeronáutica se inició en diciembre de 1923 cuando fue convocado para asistir al curso de observador de aeroplano. Se incorporó a Cuatro Vientos en enero del siguiente año y allí permaneció hasta primeros de abril en que pasó destinado a la Escuela de Tiro y Bombardeo aéreo de Los Alcázares para terminar el curso de observador.

A primeros de mayo de 1924, Abd-el-Krin, dirigió ataques, como en épocas anteriores, contra el abrupto frente de Melilla, colocando a las tropas terrestres españolas en situaciones críticas. La aviación tuvo que emplearse a fondo, para reforzar las unidades que operaban en África. El 9 de mayo aterrizaron en Tauima once aviones Breguet XIX que formaron un nuevo grupo expedicionario. Mandaba este grupo el capitán Joaquín González-Gallarza y en la 1.ª de sus escuadrillas se estrenaba como observador el teniente Roa. Durante el resto del mes de mayo, participó en varios bombardeos de Alhucemas. El 6 de junio, al regresar a su base después de un servicio sobre Alhucemas y cuando sobrevolaba el cabo Quilates cayó al mar por avería del motor el Breguet que pilotaba el teniente Juan Ristol y donde iba de observador el teniente Roa. El piloto amaró con rumbo Norte y dado el fuerte oleaje, ambos permanecieron asidos a las alas del avión hasta que avistados por un hidroavión avisó al cañonero Bonifaz. El navío se dirigió al lugar desde el amaraje donde recogió a los tripulantes —el aparato se perdió— y los llevó a Melilla.

En julio de 1924, se le concedió oficialmente el título de observador y fue destinado de plantilla a la Aviación Militar. Cuando se incorporó a su destino en Tetuán, pasó a la escuadrilla de Havilland Rolls.

Durante su estancia en dicha población, realizó todo tipo de misiones de guerra, bombardeos, protección de convoyes, vuelos de reconocimiento y de aprovisionamiento.

Hasta finales de septiembre, realizó cincuenta y nueve servicios de guerra, volando un total de casi sesenta horas de vuelo.

A primeros de octubre, fue destinado a la Escuadrilla de Larache, donde continuó efectuando toda clase de misiones, destacando principalmente las de aprovisionamiento a numerosos poblados donde estaban las tropas terrestres españolas. En el aprovisionamiento de Harcha, fue derribado su avión por disparo enemigo, teniendo que aterrizar fuera del aeródromo.

Durante el año 1925 continuó efectuando operaciones aéreas contra el enemigo hasta el mes de junio que se incorporó, en Alcalá de Henares (Madrid), a la Escuela Elemental de Pilotaje para hacerse piloto. Terminado el curso se incorporó a la escuadrilla de Melilla; en octubre, pasó destinado, primero como profesor a la Escuela de Alcalá de Henares y poco más tarde, en noviembre, a la Escuela de Clasificación de Cuatro Vientos para seguir el curso de transformación. Desde la Escuadra de Instrucción de Cuatro Vientos, donde había sido destinado al finalizar el referido curso fue destinado a la Escuela de Tiro y Bombardeo de Los Alcázares (Cartagena). En mayo volvió a la Escuadra de Instrucción, primero a la escuadrilla AME (aviones fabricados en Cuatro Vientos) y más tarde a los Breguet XIX de la misma escuadra con los que se formó un Grupo Expedicionario para marchar a Marruecos.

En la reunión del 26 de julio de 1925, franceses y españoles, comprendieron que sin una estrecha cooperación no habría manera de solucionar la crisis marroquí. Como resultado de esta reunión, se acordó un desembarco en la bahía de Alhucemas, de tropas españolas en cooperación con la Escuadra francesa.

Por parte española, el componente terrestre fueron dos columnas, una de Ceuta y otra de Melilla; siendo el componente naval un combinado de unidades españolas y francesas que escoltaron a los convoyes de desembarco; el componente aéreo contó con tres Escuadras compuestas cada una de ellas por dos grupos de reconocimiento y uno de bombardeo; un grupo de hidroaviones; una escuadrilla de aerostación y una escuadrilla de bombarderos franceses.

El teniente Roa participó activamente en el desembarco formando parte de la segunda escuadrilla del 2.º Grupo de Breguet XIX de la 3.ª Escuadra que mandaba el teniente coronel Alfredo Kindelán.

Terminado con éxito el desembarco, el grupo expedicionario del que formaba parte es repatriado a la Península.

En abril, ascendió a capitán y se le confirma en el Servicio de Aeronáutica. En junio de 1926, formó parte de un nuevo Grupo Expedicionario de Breguet XIX que se envía a Tetuán. Con esta unidad, participó en apoyo de la columna del teniente coronel Capaz, que con mil hombres y partiendo de Cala Iris en la costa atlántica, se dirigió —con un recorrido muy sinuoso pero sometiendo a todos los enemigos que encontró— hacia la toma de Xauen. El capitán Roa, lo mismo bombardeó los objetivos señalados por Capaz, que fotografió determinados enclaves, como aprovisionó de todo tipo de material a la columna.

Asciendió a capitán en abril de 1927, permaneciendo en África (Tetuán, Melilla, Larache, etc.), realizando operaciones aéreas de todo tipo hasta noviembre de 1927, en que su grupo fue repatriado a la Península.

La actividad aeronáutica en enero de 1928, llegó a su punto culminante. Los aviadores de numerosos países organizaron asombrosos raids. En España, la prensa dedica numerosos titulares a resaltar tales proezas. Los aviadores españoles, una vez terminada la Guerra de Marruecos, quisieron también participar en esa carrera.

La Jefatura Superior de Aeronáutica, en enero de 1928, sin perjuicio de su destino en la Escuadra de Instrucción, agregó al capitán Roa, como profesor a la Escuela de Mecánicos del Servicio de Aeronáutica, situada en el mismo Aeródromo de Cuatro Vientos. En abril se le autorizó a efectuar un viaje a Jerusalén con tres aviones. Para ultimar los detalles del vuelo, en mayo fue destinado al 24 Grupo de Reconocimiento.

Esta unidad ubicada en el aeródromo de Getafe (Madrid) y equipada con aviones Breguet XIX, fabricados en España, fue la encargada para efectuar el viaje de “Peregrinación a Jerusalén”.

El vuelo, patrocinado por el obispo de Madrid, con un presupuesto de 40.000 pesetas, pretendía ser una muestra del dinamismo de la aviación española.

Fueron designadas las tripulaciones, los pilotos fueron: los capitanes Luis Roa y Juan Aboal y el teniente Jesús Montesino; los tripulantes seleccionados fueron: el comandante Luis Riaño, como jefe de la patrulla y como mecánicos los soldados Jesús García y Pedro Domínguez.

Los tres aviones despegaron de Getafe el 18 de mayo con rumbo a Melilla. Al final, por el mal tiempo aterrizaron en Sevilla, en lugar de en Granada. En la segunda etapa aterrizaron en Argel. Montesinos, por avería en el motor, rompieron el avión en la tercera etapa al tomar tierra en Trípoli. Siguieron el viaje los otros aviones con buen tiempo. Al despegar de Bengasi para Alejandría, el avión de Aboal metió un plano contra el suelo, rompiéndose, y no pudiendo continuar el viaje. Roa continuó el viaje llevando en su avión al comandante Riaño cubriendo la etapa final hasta Jerusalén en cinco horas. Riaño recibió la orden de regresar por tierra a España. El capitán Roa y el mecánico García continuaron el viaje, regresando a España por Alepo, Constantinopla, Belgrado, Udine, Marsella, Barcelona y Madrid, donde llegaron el 11 de junio al aeródromo de Getafe. El capitán Roa realizó el vuelo sin el menor incidente, lo que demostraba sus extraordinarias cualidades de piloto.

El capitán Roa cambió de estado, al contraer matrimonio canónico en Madrid con María del Rosario Labra Martínez, el día 8 de agosto de 1930. Tuvieron cuatro hijos, de los que tres ingresaron en la Academia General del Aire para hacerse pilotos.

En febrero de 1931, Roa causó baja en el servicio de Aviación, pasando a situación (B) y quedando disponible hasta su destino días más tarde a la Comandancia de Obras, Reserva y Parque de la 8.ª Región con sede en León.

Cuando el general italiano Ítalo Balbo regresaba a su país, después de la Travesía del Atlántico Sur, tuvo que hacer una escala no prevista en Los Alcázares, pues varias de las hélices de madera, de los once hidroaviones Savoia-Marchetti, sufrieron desperfectos debido a la fuerte granizada que soportaron a la altura de Cartagena, esta contingencia les obligó a llevar a cabo el amaraje en el Mar Menor. El capitán Roa, destinado en los talleres del Parque Regional de los Alcázares, propuso reparar las hélices rellenando los desperfectos causados por el granizo con serrín y cola casera. Ítalo Balbo se mostró renuente, pero como la otra opción era esperar quince días a que llegasen hélices nuevas, decidieron efectuar un vuelo de prueba con un avión con las hélices reparadas con el sistema Roa. Ante el resultado satisfactorio de la prueba, el resto de las hélices fueron reparadas de la misma forma y en agradecimiento Balbo invitó a Roa a volar con ellos a Roma.

La guerra de 1936-1939, sorprendió a Roa destinado en Tetuán desde donde realizó numerosas operaciones aéreas contra la escuadra republicana y varios vuelos de protección de convoyes. El 31 de diciembre asciendió a comandante y se hizo cargo de la Escuela de Especialistas de Tetuán, donde además de dirigir la formación de los especialistas, continuó efectuando misiones de guerra hasta el 4 de septiembre de 1937 en que fue destinado como jefe del Grupo 3-G-11 con sede en Zaragoza. A finales de año, los dos grupos hispanos de Junkers 52/3 completaron su material con los aviones cedidos por la Legión Cóndor.

Con esta dotación, se formó la 1.ª Escuadra que se hizo depender de la 1.ª Brigada Aérea. El Grupo 2-G- 22 de la citada Escuadra fue mandado por el comandante Roa.

Las cuatrocientas cuarenta y dos horas de vuelo de 1938, pusieron en evidencia el esfuerzo aéreo realizado por su unidad en servicios de guerra. En enero del año siguiente, realizó el curso de vuelo sin visibilidad y al terminar el curso, la escuela se trasladó desde Andalucía a Zaragoza y el comandante Roa fue nombrado jefe de la citada escuela.

Finalizada la contienda, en julio de 1939, de nuevo la Escuela de Vuelo sin Visibilidad se trasladó, pasando desde Zaragoza a Matacán (Salamanca) donde el comandante Roa la mandó hasta principios de 1945. Asimismo, en 1944, fue nombrado jefe del Sector Aéreo de Salamanca. En 1940 ascendió a teniente coronel y sin dejar el mando de Salamanca efectuó en 1942 el curso de aptitud de Estado Mayor en la Escuela Superior del Aire de Madrid.

En marzo de 1945, fue nombrado jefe de Estado Mayor de la Zona Aérea de Marruecos, donde continuó hasta ser destinado en 1946 al Estado Mayor del Aire y posteriormente al Servicio Cartográfico y Fotográfico. En ambos destinos madrileños, puso de manifiesto sus dotes de organizador y su preparación científica. Ascendió a coronel en 1950 y por discrepancias con sus superiores, solicitó en 1951 el pase a la situación de “supernumerario” para hacerse cargo de la Sección de Armamento de la empresa Manufacturas Metálicas Madrileñas, donde realizó una fructífera labor, hasta enero de 1953, en que falleció a consecuencia de un infarto.

Estaba en posesión de las siguientes condecoraciones: Medalla Militar de Marruecos con el pasador Melilla, dos Cruces de 1.ª Clase del Mérito Militar con distintivo rojo, Cruz de la Orden Militar de María Cristina, Medalla conmemorativa de la Campaña de Marruecos y Cruz de la Orden del Mérito Militar de 2.ª Clase con distintivo blanco.

 

Bibl.: VV. AA., Enciclopedia de Aviación y Aeronáutica, t.VII, Vitoria, Garriga Ediciones, 1972; F. Morales Izquierdo, Matacán, Alas de Salamanca, Salamanca, Caja de Ahoros, 1988.

 

Adolfo Roldán Villén

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