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Juan Francisco Gautier

Biografía

Gautier, Juan Francisco. Tolón (Francia), 14.V.1733 – París (Francia), 15.III.1800. General del cuerpo de Ingenieros Navales.

Hijo de Laurent Gautier y de Anne Audibert. Cursó sus estudios en el Seminario Real de la Marina en Tolón, donde comenzó a destacar en la disciplina de Geometría tanto por su dedicación como por sus conocimientos.

En aquellos años la situación política en Europa había dado un vuelco. En efecto, la situación europea hasta 1733 era consecuencia de la Guerra de Sucesión de España y de los tratados subsiguientes. El Tratado de Utrecht de 1713, que había puesto fin a dicha guerra y el tratado de paz de 1714 entre Francia y el Imperio Austríaco, habían eliminado el Imperio Español en Europa, dejándolo reducido al formado por las Coronas de Aragón y Castilla además de sus posesiones en América. Pero a partir de 1733, la Guerra de Sucesión de Polonia envolvió a las principales potencias europeas, a excepción de Gran Bretaña. Aunque la guerra fue, en principio, entre Francia y Austria, España, que vio la oportunidad de recuperar las posesiones en Italia perdidas como consecuencia de los tratados de 1713 y 1714, se sumó al bando francés.

Ésta fue la razón del tratado firmado en El Escorial el 7 de noviembre de 1733 entre España y Francia, que se considera Primer Pacto de Familia. Las operaciones militares fueron favorables a España que recuperó con facilidad los reinos de Nápoles y Sicilia, restaurando la influencia española en el sur de Italia. Sin embargo, no se pudieron recuperar las posesiones del norte y centro de Italia debido al tratado de paz de 1736 entre Francia y Austria.

En 1750, Gautier, que tenía diecisiete años, ingresó como alumno constructor en el arsenal de Tolón. Durante los siguientes años, por su honradez y aplicación, deja impronta de sus capacidades y de su prometedor futuro en todos los trabajos de construcción en que participó. A finales de 1760, el entonces Delfín de Francia, a propuesta del intendente de Tolón, encargó a Gautier la elaboración de una maqueta de un navío para regalar a su sobrino el príncipe Fernando de Parma, que entonces tenía diez años. El modelo de sesenta y cuatro cañones, que se construyó en el arsenal de Tolón con gran precisión y dejando un costado abierto para permitir observar los detalles de su construcción así como los diferentes compartimentos, causó gran admiración entre los oficiales de dicho arsenal. En mayo de 1761, Gautier embarcó con su modelo para Parma vía Génova. Aunque, en principio, estaba prevista una estancia de seis semanas, ante el éxito de sus clases al joven príncipe Fernando, permaneció en Parma, a requerimiento del infante don Felipe, hasta finales de febrero de 1762.

Por el excelente desempeño de su cometido pedagógico, Gautier consiguió el reconocimiento unánime de su entorno, recibiendo las felicitaciones del reto de los profesores del príncipe Fernando, la mayoría compatriotas suyos, ya que la Corte de Parma vivía en gran parte a la moda francesa por su princesa reinante, Isabel, hija de Luis XV.

A pesar del éxito obtenido en Parma, Gautier no olvidó sus intereses profesionales y, aprovechando que contaba con la estima del Infante, solicitó, por su intermediación, el título de constructor naval y hasta había previsto recibirlo de manos de su joven discípulo el príncipe Fernando. Pero su petición fracasó ya que Terrier, entonces ministro de Marina francés, se negó a concedérselo aduciendo que en aquellos momentos la plantilla de constructores era excesiva en relación con el número de navíos que se construían.

En 1761 insistió en su solicitud, recibiendo, esta vez de Choisel, una nueva negativa, suavizada con la promesa de la adjudicación de una plaza mucho mejor que la de constructor naval.

Mientras tanto, el subconstructor continuó impartiendo sus lecciones en Parma, pero los acontecimientos internacionales desencadenaron un vuelco en la política ministerial. En 1758 se produjo un conflicto bélico internacional de grandes proporciones, la Guerra de los Siete Años, que enfrentó a Francia y Gran Bretaña por el dominio colonial y en la que España comenzó siendo neutral a pesar de las promesas y presiones ejercidas por ambos contendientes. Así, en 1756, Menorca fue ocupada por los franceses, quienes ofrecieron su devolución a España a cambio de conflicto bélico entre Francia y Gran Bretaña, Fernando VI, que se hallaba en situación de verdadera locura, murió, sucediéndole en el trono su hermano Carlos de Borbón y Farnesio, a la sazón rey de Nápoles desde 1734, con el nombre de Carlos III.

En 1761 Carlos III abandonó la política de neutralidad y, en parte provocado por la presión que ejercían los ingleses sobre las colonias españolas en América, se lanzó a la guerra, suscribiendo con Francia la Convención secreta de París (13 de agosto), anexa al Tercer Pacto de Familia, por la que España se obligaba a pelear con todas sus fuerzas hasta obligar a Gran Bretaña a aceptar una paz razonable. Por este motivo, por parte británica, las agresiones fueron incrementándose conforme se imponía a Francia en la lucha por la hegemonía colonial; así, La Habana y Manila se rindieron a los ingleses en 1762. De igual modo, España atacó a Portugal, aliada de Gran Bretaña, y ocupó la Colonia de Sacramento en el Río de la Plata.

En Francia, para contrarrestar la tendencia negativa del desarrollo de la guerra, se realizó, a partir de enero de 1762, un enorme esfuerzo en la construcción naval con objeto de incrementar por todos los medios posibles la Marina francesa, lo que trajo consigo la necesidad de aumentar el número de constructores navales.

Por este motivo, el duque de Choisel, ministro de Guerra y Marina, reclamó el regreso de Gautier a Tolón para trabajar en el diseño y la construcción de un nuevo navío. Por este motivo, Gautier retornó a Francia en febrero de 1762, después de haber obtenido de don Felipe una pensión de 400 francos, como recompensa por los excelentes resultados obtenidos en la educación de su hijo el príncipe Fernando.

El nuevo navío, de sesenta y cuatro cañones, estaba inspirado en aquella maqueta que se había llevado a Parma en 1761; se botó el 29 de abril con el nombre de Provence. Tenía una dotación de quinientos sesenta hombres y las siguientes dimensiones: una eslora de 50 metros, una manga de 13,4 metros y un desplazamiento de 1.150 toneladas. Seis meses después, Gautier fue recibido por el ministro, quien le otorgó el ansiado título de constructor naval y le ofreció la perspectiva de continuar una prometedora carrera.

La Guerra de los Siete Años finalizó en 1763 con la Paz de París por la que España cedió La Florida a Gran Bretaña y a su vez obtuvo Luisiana como compensación de Francia. Entre las conclusiones que Francia obtuvo del análisis de la guerra estaba la creación del cuerpo de Ingenieros de Marina en marzo de 1765.

España, a quien la entrada en guerra en apoyo de Francia le había supuesto un enorme sacrificio, solicitó de París el envío de un constructor naval, bien capacitado tanto en el aspecto teórico como en el práctico.

Francia designó a Gautier, que llegó a Madrid en enero de 1765 con el cometido de reglamentar todo lo relativo a la construcción de buques de guerra y emprender posteriormente la construcción de algunos de ellos. A continuación fue destinado al astillero de Guarnizo (Cantabria), donde estaba prevista la construcción de seis navíos y cuatro fragatas.

Gautier trajo consigo a su hermano Baltasar, marino mercante, y a dos contramaestres de construcción, Gras y Mathieu. Los astilleros tenían una doble dependencia: en el aspecto empresarial, de la compañía Zubiría y, en el militar, del marqués González de Castejón, futuro secretario de Marina. A su llegada a Guarnizo, cambió el modelo de construcción, lo que obligó a desechar la mayor parte de las piezas de madera que ya estaban cortadas, lo que produjo un fuerte aumento de los costes, con los consiguientes perjuicios para el asentista Zubiría. Y es que el nuevo sistema desarrollado por Gautier alargaba la eslora de los buques, con lo que podían llevar mayor velamen y por tanto, desarrollar más velocidad, aunque con una menor estabilidad, hecho que provocó el rechazo por parte de muchos marinos. A pesar de este rechazo, el sistema “francés” se adoptó en todos los astilleros militares españoles en 1767. Bajo la dirección de Gautier se construyeron en Guarnizo cinco navíos de setenta cañones: San Juan Nepomuceno (1766), San Pascual (1766), San Francisco de Asís (1767), San Lorenzo (1768), San Agustín (1768) y Santo Domingo (1769); y cuatro fragatas: Santa Catalina (1767), Santa Teresa (1768), Santa Bárbara (1768) y Santa Gertudis (1768).

En 1767, a bordo del San Juan Nepomuceno, se trasladó a Ferrol, donde entregó al comandante general, conde de Vegaflorida, un informe muy negativo sobre la construcción naval anterior a su llegada (sistema “a la inglesa”) y sobre el estado de los buques surtos en Ferrol, construidos por este sistema. Estos ataques al sistema de construcción vigente le granjearon enemistades dentro de la Armada, cuyos miembros nunca lo reconocerían como de los suyos.

En 1769 es nombrado director general de Construcciones y Carenas con el grado de coronel del Ejército de Tierra.

A partir de 1770, en Ferrol, dirigió la construcción de los navíos San Pedro, San Pablo y San Gabriel, siendo los primeros navíos realzados en España con el apoyo de planos. Ese mismo año de 1770 se creó en España el Cuerpo de Ingenieros de Marina, al mando de un ingeniero general, siendo la organización de dicho cuerpo encomendada a Gautier, que se inspiró en el modelo francés. Se reorganizaron los arsenales, introduciendo un mando técnico, que recaería en el nuevo cuerpo de ingenieros. Nombrado por el secretario de Marina Arriaga, Gautier fue el primer ingeniero general con la categoría militar de brigadier de los Reales Ejércitos, graduación también del Ejército. En 1772 fue nombrado caballero de la Real y Distinguida Orden de Carlos III, creada por el Monarca en 1771.

Teniendo en cuenta los defectos advertidos en los tres navíos construidos en Ferrol y la comparación de su comportamiento en la mar con los del sistema “inglés”, Gautier realizó unos nuevos planos, a partir de los cuales construiría el navío San Eugenio, que con relación a los anteriores tenía una mayor eslora y manga, lo que produjo un aumento de la estabilidad.

Gautier, que desde el principio tuvo en contra a Arriaga y a la mayor parte de la oficialidad de Marina, que siempre se opuso a su venida a España, solicitó su retiro en diversas ocasiones a partir de 1774. Estas peticiones no fueron tenidas en cuenta y fue destinado a Cartagena en 1775. En 1776 se promulgaron las nuevas ordenanzas de los arsenales, formuladas por Castejón, el nuevo ministro, y por dicha normativa se transfiere al inspector de los arsenales una buena parte de las atribuciones del ingeniero general. En Cartagena conoció a Josefa Tacón y Foxá, dama de la localidad, con la que se casó en 1776 y de la que tuvo cuatro hijas.

Su cargo le llevó, unos años más tarde, en 1780, a asistir al asedio de Gibraltar, para el que presentó un proyecto de ataque por mar “arrimando 12 navíos blindados”, cuyos cascos protegió con materiales muy diversos, desde el hierro a la lana.

Sin embargo, la animadversión que siempre encontró en la Marina y que dificultó grandemente el cumplimiento de sus cometidos le forzó a solicitar nuevamente el retiro, que obtuvo en marzo de 1782, a los cuarenta y nueve años, con el grado de brigadier y en condiciones financieras totalmente honorables, con una pensión mensual de 2.000 reales de vellón en concepto de sueldo, a los que se añadieron otros 46.000 anuales por las actividades realizadas en la Armada.

En 1784, Montmorin escribió personalmente a Floridablanca comunicándole que deseaba contar con los servicios de Gautier, a lo que accedió con la condición de poder encargarle “aquellos trabajos que fuesen compatibles con su ausencia de España”, dejándole partir el 1 de enero de 1785, pero con una pensión reducida a 35.000 reales de vellón al año. Regresó a Tolón y en 1784 obtuvo el grado de capitán de navío francés y la dirección de las construcciones del arsenal.

Allí dirigió la construcción de los navíos Le Lys y Le Commerce de Bordeaux, las fragatas La Reunion, La Modeste, L’Imperiouse y La Sensible y el aviso Le Galibi.

En 1787 reclamó la compensación económica por la puesta en vigor de un nuevo método más seguro y económico para botar los buques.

Como consecuencia de la Revolución Francesa, en 1792 estalló la guerra entre las Monarquías europeas y la Francia republicana, cortándose las comunicaciones entre España y Francia, por lo que Gautier dejó de cobrar su pensión española. Ese mismo año le sucedieron varias desgracias familiares: su mujer falleció en Cartagena, su hermano fue encarcelado; Gautier también, hacia 1794, aunque salvó la vida por la intervención directa de Robespierre contra el parecer del Comité de Salud Pública.

Al no tener noticias de Gautier, la Marina dejó vacante su Cruz pensionada de Carlos III. Por otra parte, en Francia se redujeron los sueldos de los empleados públicos a la cuarta parte, por lo que Gautier comenzó a llevar una vida llena de privaciones.

En 1796, con la Paz de Basilea, España modificó su posición internacional, aliándose con Francia (Tratado de San Ildefonso), lo que animó a Gautier a reclamar su pensión española en 1797. Gautier trabajaba entonces en el Ministerio de Marina, pero los sueldos eran verdaderamente insuficientes. Godoy decidió pagarle de nuevo su pensión a cambio de pequeños servicios, como la elaboración de algunos planos de interés para España, como los de molinos de pólvora. Gautier murió en París el 15 de marzo de 1800.

Había comenzado su carrera siendo una de las esperanzas de la construcción naval francesa, fue un buen técnico, pero careció de las necesarias cualidades personales; su falta de tacto le hizo granjearse multitud de poderosos enemigos en la Marina española que le impidieron el normal desarrollo de su profesión.

 

Obras de ~: Reglamento de maderas de roble necesarias para fabricar un navío de 70 cañones, conforme al sistema aprobado por S. M., 1769; Maderas de roble necesarias para fabricar una fragata de 44 cañones, s. f.; Demostración de las maderas, clavazones, pino, metales, betunes, jarcia, tejidos y más géneros que, con distinción de las partes de obra en que se emplean, se manifiesta necesario para la construcción de un navío de 74 cañones, el cureñaje de estos, la lancha y botes, arboladuras con sus aparejos y velamen, según la actual disposición del brigadier ingeniero general hidráulico y de construcción D. Francisco Gautier, s. f.

 

Fuentes y bibl.: Archivo-Museo don Álvaro de Bazán (El Viso del Marqués, Ciudad Real), leg. n.º 3408/30, exp. personal de Francisco Gautier.

M. Acerra y J. Merino, “Jean François Gautier, vie et influence d’un engénieur marginal”, Neptunia, n.º 158, 2.º trimestre de 1985, págs. 6-12; P. Molas Ribalta, Manual de la historia de España, Edad Moderna (1474-1808), Madrid, Espasa Calpe, 1989; J. M. Castañedo Galán, Guarnizo, un astillero de la Corona, Madrid, Editorial Naval, 1993; “Arsenales y Construcción Naval en el Siglo de la Ilustración”, en Cuadernos monográficos del Instituto de Historia y Cultura Naval (Madrid), n.º 41 (2002); J. C. Mejías Tavero, Los navíos españoles de la batalla de Trafalgar: del astillero a la mar, Madrid, Agualarga Grupo Cultural, 2004; J. Quintero González, La Carraca. El primer arsenal ilustrado español (1717-1776), Madrid, Servicio de Publicaciones de la Armada, 2004.

 

José Manuel Palencia Luaces

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