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Beata Consuelo Aguiar-Mella Díaz

Biografía

Aguiar-Mella Díaz, Consuelo. Montevideo (Uruguay), 29.III.1898 − Madrid, 19.IX.1936. Laica, mártir escolapia (SchP), beata.

Sus padres, Santiago Aguiar-Mella, español, y Consolación Díaz, uruguaya, contrajeron matrimonio en Montevideo el 9 de julio de 1892. Las familias de ambos eran muy cristianas y pertenecientes a la alta sociedad española y uruguaya, por lo que Consuelo vivió los primeros meses de su existencia en un ambiente de boato y riqueza. Cuando apenas tenía año y medio, la familia Aguiar-Mella Díaz embarcó para España, para fijar su residencia en Madrid, donde Santiago instaló su despacho de abogado. Consuelo vivió feliz los primeros años; se hacía querer de todos por su simpatía y gracejo uruguayo madrileño. Pero aquella felicidad duró poco. En 1905, por la enfermedad contagiosa de su madre, una tuberculosis aguda de la que falleció el 30 de marzo de 1907, los siete hermanos Aguiar-Mella, el mayor de doce años, tuvieron que salir del hogar. Consuelo, de siete años, juntamente con su hermana Dolores, de ocho, ingresó como alumna interna en el colegio de las madres escolapias de Carabanchel. Consuelo desde los primeros años de colegiala tuvo gran sentido del deber y de la responsabilidad. Era inteligente y aplicada. Estudió con muy buenas notas el Magisterio Superior. Pero, a la vez, fue una colegiala alegre, juguetona, simpática, muy espontánea, inquieta y vital. Destacaba por ese carácter dulce de su América natal. A diferencia de su hermana Dolores, nunca pensó en la vida religiosa, aunque fue una colegiala piadosa, participó y vivió el ambiente de intensa formación cristiana del colegio de Carabanchel, asimiló sus enseñanzas y supo comportarse con dignidad.

A los dieciocho años salió del colegio y llevó una vida cristiana ordinaria, pero observando siempre los preceptos cristianos. Poco antes de morir su padre, en 1929, se colocó en las oficinas del Catastro de Toledo y trasladó su residencia a esa ciudad, aunque iba con mucha frecuencia a Madrid para visitar a sus hermanos: Teófilo, Trinidad y Dolores, los dos primeros casados. En Toledo conoció a un chico que, terminada la carrera de Derecho, estaba preparando las oposiciones para juez. Pensaban en un futuro matrimonio cuando el novio aprobara las oposiciones. No eran ésos los designios de Dios. El joven tuvo que desplazarse a Valencia, donde habían convocado las oposiciones a judicatura. Allí le sorprendió el estallido de la Guerra Civil, en 1936, y en Valencia perdió la vida; lo mismo le pasó a Consuelo en Madrid.

Cuando comenzó la guerra, Consuelo se fue a vivir a Madrid, junto a sus hermanos. Salía muy poco de casa. Iba siempre con el brazalete de uruguaya y su documentación diplomática en regla, lo que le daba seguridad. Siempre se mostró valiente y decidida ante el peligro.

En varias ocasiones acompañó a su hermana Dolores en algunas gestiones arriesgadas en aquel momento. El 29 de julio fue asaltado su colegio escolapio de Carabanchel.

Las religiosas fueron detenidas, las novicias sin saber qué hacer. Ante aquella situación peligrosa, Dolores y Consuelo Aguiar-Mella se arriesgaron y fueron a buscar a las novicias, a las que instalaron en casas de huéspedes de confianza. El 12 de septiembre fueron a una cárcel para intentar la libertad de tres escolapias y la consiguieron. Consuelo vivió aquellos dos meses de verano con mucha preocupación por el peligro que corría su hermana Dolores al residir con las escolapias en un piso de la calle Evaristo San Miguel. Por eso, el 19 de septiembre, se presentó inmediatamente en la vivienda al conocer que unos milicianos, a las ocho de la mañana, se la habían llevado presa. Solícita se ofreció para acompañar a la superiora, la madre María de la Yglesia, cuando los milicianos pidieron la presencia de la madre María para libertar a Dolores. Fue el lazo que le tendieron para asesinarla, al lado de su hermana Dolores y de la madre María de la Yglesia.

Llevadas a la checa de San Miguel, las tres fueron asesinadas ese mismo día, el 19 de septiembre de 1936, cerca del cementerio de San Isidro, en la carretera de Andalucía. Fue beatificada por el papa Juan Pablo II, en Roma, el 11 de marzo de 2001.

El fallecimiento de las hermanas Aguiar-Mella Díaz tuvo amplio eco en la radio y en la prensa de España y de todo el mundo, sobre todo, en el Uruguay, por tratarse de dos uruguayas, hermanas del vicecónsul honorario de esa nación en Madrid. Este hecho supuso la ruptura de las relaciones diplomáticas del Uruguay con España, la denuncia del atropello realizado en las Naciones Unidas, y las hostilidades y ruptura de relaciones con España de otras naciones americanas en los meses siguientes.

 

Bibl.: D. Jato Miranda, Madrid, capital republicana, Barcelona, Acervo, 1976, págs. 453-454; [Congregazione per le Cause dei Santi], Positio super Martyrio, Roma, 1991; Positio super Martyrio. Expletio, Roma, 1998; M.ª L. Labarta, “Dolores y Consuelo Aguiar-Mella”, en Laicos y santos en América, Caracas, 1999, págs. 67-71; Educadoras y Mártires, Roma, Instituto de Hijas de María, 2001; Dolores y Consuelo Aguiar-Mella. Laicas y Mártires, Roma, 2001.

 

María Luisa Labarta Araguás, SChP

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