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Tomás Antonio Ángel Passante

Biografía

Passante, Tomás Antonio Ángel. Agustín de Santo Tomás. Trapuzzi (Italia), 21.III.1653 – Pozzuoli (Italia), 8.XI.1732. Escolapio, fundador de la primera casa de Escuelas Pías en España, predicador, consultor del emperador Carlos de Austria, obispo de Pozzuoli.

Napolitano de nacimiento, pero oriundo de Burgos. Sus nombres de bautismo eran Tomás, Antonio y Ángel: él siempre firmó Agustín de Santo Tomás, el nombre adoptado al entrar en la Escuela Pía (este cambio de nombre le proporcionó problemas a la hora de ser consagrado obispo, pero no lo modificó).

Convivió con los escolapios en Campi Salentina y en Nápoles; en esta segunda ciudad tomó el hábito calasancio el 19 de noviembre de 1673 y profesó el 24 de diciembre de 1674 en Chieti. Allí tuvo como maestro al padre Angelo Morelli que se había formado con lecciones de Tomasso Campanella y con Galileo. Se ordenó sacerdote el 19 de abril de 1676.

De Chieti pasó a completar los estudios en la casa generalicia de San Pantaleón de Roma (1677-1679) y pudo aprender del físico Alfonso Borelli, que residía en aquella casa. Borelli consideró a Passante como su alumno más inteligente. En el verano de 1679, los superiores lo enviaron con el padre Domingo Prado a España, para reforzar el grupo de la provincia de Cerdeña que ya trabajaba en Barbastro y para establecer una fundación. Fracasó aquel intento y los religiosos sardos regresaron a su provincia, mientras que los cinco napolitanos restantes decidieron permanecer en España e intentar otros caminos. Gracias a las gestiones llevadas a cabo en Madrid por el padre Passante, en 1683 se consiguió el permiso de Carlos II para la fundación de un colegio en la villa de Moyá (provincia de Barcelona): fue la primera fundación que arraigó y de ésta derivaron las numerosas fundaciones españolas. El padre Passante es considerado el fundador de las casas de España y el padre de la provincia escolapia de Cataluña. No sólo legó unas casas, sino que infundió un espíritu que ha perdurado entre los religiosos catalanes y les ha caracterizado: espíritu abierto a la sociedad, al servicio de todos. La casa de Moyá estaba siempre con las puertas abiertas de manera que cualquier persona podía entrar, los religiosos al poco tiempo eran requeridos para rezar los exorcismos cuando amenazaba el pedrisco (y en la comarca se da frecuentemente este fenómeno meteorológico), eran solicitados para que acudieran al lecho de los moribundos, los exorcismos del padre Casani para las parteras pronto tuvieron que ponerse en lugar público porque eran muy solicitados. En los momentos de sequía, de hambre, de guerra (como en la llamada “guerra de les barretines”) los escolapios atendían y protegían a cualquiera que lo solicitara y compartían su poco pan con los menesterosos. La población de Moyá se percató pronto de los beneficios de la Escuela Pía recién abierta y fueron los mejores propagandistas de ella.

El padre Passante, con su predicación por pueblos y ciudades, dio a conocer la Orden y al venerable padre José de Calassanç por las poblaciones catalanas; en Moià se publicó en 1683 el sermón predicado a raíz de la muerte del padre José con grabado de Pere Abadal. Trabó amistad con los padres dominicos del Convento de Santa Catalina de Barcelona, que le arroparon siempre e incluso le ofrecieron algunas dependencias del convento para abrir escuela en Barcelona; se relacionó con los miembros del Oratorio de San Felipe Neri de la ciudad, recientemente establecido, y de allí surgió alguna vocación escolapia (el padre Josep Font). Predicó en la fiesta de la Academia de Santo Tomás de Aquino de la Ciudad Condal y ante el virrey marqués de Leganés Diego Fernández de Guzmán (1686). Al padre Passante se debe la fundación de Oliana (1690) gracias a la amistad que tenía con Ramón Vilana y Perlas (como notario redactó los poderes del padre Passante para la nueva fundación) y con su hijo Ramón Vilana-Perlas (legó al morir su bienes de Oliana para la comunidad escolapia de aquella población) y un hermano del primero que era vicario general del obispado de Seo de Urgel (procuró que un beneficio otorgado a la ermita de la Virgen de los Ángeles de Oliana revirtiera en la enseñanza de los escolapios). Fue nombrado comisario general para las casas y fundaciones en España; presentó una petición formal para abrir casa en la ciudad de Barcelona en 1694, avalado por el capitán general y virrey de Cataluña, pero el Consell de Cent no lo creyó conveniente por la oposición de otros grupos que no querían la enseñanza escolapia abierta a todos las clases sociales.

En el mismo año de 1694, debido a desavenencias con los escolapios sardos que habían vuelto (la Provincia de Nápoles no quería enviar más religiosos) y tal vez al fracaso de la fundación barcelonesa, regresó a su provincia napolitana renunciando a sus cargos.

Enseñó Matemáticas antes de retornar a Barcelona con permiso de los superiores, para encargarse de la educación del hijo del conde de San Esteban.

La fama que había ganado ya el padre Passante indujo a Carlos II, rey de España y de Nápoles, a proponerle en 1699 para obispo de Mottola, pero la legislación escolapia del momento lo impidió. Vuelto a Nápoles fue maestro de novicios y mantuvo óptimas relaciones con las autoridades españolas y así, en 1704, predicó un sermón —Phelipe tentado— en la Capilla Real ante el marqués de Villana, duque de Escalona, virrey y capitán general del Reino; dedicó el impreso a Felipe V que acababa de ser reconocido como rey de España y jurado en Cataluña. En 1706 fue nombrado procurador general. En los años romanos, además de cumplir con sus obligaciones, inició un estudio de las Constituciones de la Orden que imprimió pero no pudo terminar. Trabajó para conseguir la beatificación del santo fundador y para propagar su conocimiento y devoción como había hecho en España. Se había iniciado la guerra entre austriacistas y felipistas en España; sus amistades se inclinaron definitivamente hacia el bando austriacista.

En el capítulo general de 1712 le faltaron dos votos para ser elegido superior general de la Orden. Entonces pasó a Viena como predicador apostólico, confesor de la Corte y consejero de la Corona al lado del emperador Carlos. En efecto, éste, tras abandonar sus aspiraciones a la Corona española, se propuso fortalecer su influencia en Nápoles a fin de que el Imperio austríaco no perdiera el dominio del centro del Mediterráneo. Muchos de los catalanes afectos a su causa en España que ya había caído en manos de Felipe V, se refugiaron en Viena. El emperador Carlos nombró a Ramón Vilana-Perles como secretario de la comisión para los asuntos de Nápoles, a través de la cual quería seguir interviniendo en los asuntos españoles.

En esta misma línea cabe situar la ida del padre Passante a Viena al lado del Emperador y el que éste propusiera al escolapio para obispo de Pozzuoli. Fue preconizado el 29 de enero de 1725 y entró solemnemente en la ciudad el 30 de marzo de 1725. Era el primer escolapio elevado al episcopado. Pozzuoli es una pequeña población al norte de Nápoles. Tiene un pequeño puerto. Para la Iglesia es ciudad y sede episcopal importante porque a este puerto arribó san Pablo y pisó por primera vez tierra italiana camino de Roma y en ella encontró ya una pequeña comunidad cristiana.

El obispo Agustín de Santo Tomás trató con suma caridad y atención al clero y a sus fieles; fue ejemplo y edificación para todos por el tenor de vida sencillo y austero y por la caridad que dispensó a los pobres y necesitados; se prodigó especialmente con los pobres; se le llamó “pastor bueno y padre de los pobres”: hacía honor a su voto de pobreza como religioso. En el breve tiempo de su pontificado visitó la diócesis y en todas partes predicaba y exhortaba. Procuró dotar a la iglesia catedral de ricos ornamentos para solemnizar debidamente los actos de culto. Su escudo episcopal era simple: una barca con las velas hinchadas por el viento surcando el mar. La edad dejó pronto huella en el padre Passante y reclamó a su vera a sus hermanos religiosos que no le abandonaron en aquellos últimos momentos. Rodeado de escolapios y de sus canónigos, falleció a los setenta y nueve años de edad.

 

Obras de ~: Panegyricos, Lisboa, Don Próspero Blas Sandalaro, 1683; La Fuente del Parayso, oración panegyrica para el glorioso padre, maestro y principe de la Theologia S. Thomas de Aquino, Barcelona, Imprenta de Rafael Figueró, 1684; Phelipe tentado y assistido (sermón), Nápoles, Troise, 1704; De passionibus duarum rectarum sese intersecantium, ad anonymum sciscitantem geometricum responsum, Viena, Schilge, 1712; Constitutiones Clericorum Regularium Pauperum Matris Dei Scholarum Piarum. Glossis et comentariis illustrate, Viena, Typ. Joannis Bta. Schilgen, 1718.

 

Bibl.: J. Jericó, Varones insignes en santidad de vida del Instituto y Religión de Clérigos Regulares Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías, Valencia, Oficina de Agustín Laborda, 1751; VV. AA., Enciclopedia universal ilustrada europeo-americana, vol. XLII, Barcelona, Hijos de J. Espasa, 1925, pág. 597; L. Picanyol, “Memorias históricas sobre la fundación de las primeras casas de Escuelas Pías en España”, en Revista Calasancia (1927), págs. 687-690; L. Picanyol, “Episcopologio escolapio”, en Revista Calasancia (1927), págs. 14-17; L. Guglielmo, P. Agostino Passante di S. Tommaso d’Aquino delle Scuole Pie, Vescovo di Pozzuoli (Napoli) 1653-1732, Lecce, Tip. La Commerciale, 1941; J. Poch, Un documento inédito de los orígenes de las Escuelas Pías en España. Estudio histórico-monográfico, Madrid, Analeta Calasantiana, 1959; C. Vila Palá y L. M. Bandrés Rey (coords. y dirs.), Diccionario Enciclopédico Escolapio, vol. II, Salamanca, Ediciones Calasancias, 1983, pág. 420; J. Florensa, “El P. Passante i l’educació”, en Cataluania, 267 (1984), págs. 8-9; G. Sántha, El P. Alejo Armini, séptimo General de las Escuelas Pías (1686-1692), Salamanca, Ediciones Calasancias, 1984; J. Florensa, “La spiritualità del religioso secondo il P. Agostino Passante”, en Ricerche (Firenze) (1985), págs. 263-272; G. V. Stefani, “Memoria del celebre matemático Dott. Alfonso Borelli”, en Ricerche (1990), págs. 348-351; G. Righetti, “Scolopi insigni per santità e per dignità ecclesiastiche”, en Ricerche (1992), págs. 16-38; R. Casallarch, Història de l’Escola Pia de Moià (1682-1994), Moià, Grafiques Íster, 1994; O. Tosti, “P. Angelo Morelli. Brandeglio (Lucca 1608–Chieti 1685)”, en Archivum Scholarum Piarum, 40 (1996), págs. 23-93; R. Corts, J. Galtès y A. Manent (dirs.), Diccionari d’Història Eclesiàstica de Catalunya, vol. III, Barcelona, Generalitat de Cataluña-Claret, 1998-2001, pág. 32; D. Cueva, Las Escuelas Pías de Aragón (1677-1901), Zaragoza, Departamento de Educación y Cultura, 1999.

 

Joan Florensa Parés, SChP

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