Robles, José. Juan de Jesús María. Sevilla, 1560 – Ciudad de México (México), 10.IV.1644. Carmelita descalzo (OCD), escritor de temas de vida espiritual.
Entró en los carmelitas descalzos de su ciudad natal, convento de los Remedios, en 1583, profesando allí a finales de 1584. Todavía estudiante, en mayo de 1585 se celebró en Lisboa capítulo provincial de la descalcez.
Allí se acordó que los descalzos fuesen a las Indias y se dio patente a Juan de la Madre de Dios para que pasase a México con otros once compañeros. Juan de Jesús María se ofreció voluntario y se enroló en el grupo.
Él mismo cuenta cómo recibió su madre la noticia de su partida para México: “Otro día fuimos él [el padre comisario, Juan de la Madre de Dios] y yo a casa de mi madre, el cual le dijo cómo yo le había hecho instancia para que me trajese a las Indias, que gustaría su merced de ello. Mi madre le respondió: ‘Padre, a Fr. Juan y a todos mis hijos yo no los parí ni crié para mí, sino para Dios; y así, si ellos han de servir más a su Majestad estando en el cabo del mundo donde yo no los vea más de mis ojos en esta vida, vayan con la bendición de Dios, que suyos son’, y con este despacho me vine a las Indias”. Llegaron a México a fines de septiembre de 1585. Al poco tiempo de su llegada, concluidos sus estudios, se ordenó de sacerdote. Enseguida se le dieron oficios de responsabilidad: primer maestro de novicios en La Puebla, maestro de profesos en Ciudad de México. Fundador de los conventos de Valladolid en octubre de 1593 y de Guadalajara en diciembre del mismo año. Prior en la Puebla y Guadalajara, fue fundador también del Santo Desierto de Santa Fe (de los Leones), en el que puso la primera piedra con toda solemnidad el 22 de enero de 1606.
Elegido provincial de los descalzos hacia 1612, renunció al oficio después de dos años y nuevamente pasó a ser maestro de novicios. Después de haber trabajado tanto en la conversión de las almas, en la expansión y afianzamiento de la descalcez, y en la formación de los jóvenes, murió en olor de santidad en Ciudad de México en abril de 1644, a los ochenta y cuatro años de edad y sesenta y uno de hábito.
Aunque su formación en los estudios había sido bastante corta y deficiente el venerable Palafox hizo un elogio altísimo de su virtud. Al entrar en el gobierno de Nueva España, pidió al religioso, cuyos grandes conocimientos místicos admiraba, que le pusiese por escrito algunos consejos que le pudiesen ayudar en el desempeño de su oficio. Hablando de las advertencias recibidas dice: “Yo las estimo y he leído muchas veces, por ser toda ellas santas y prudentes, y por ellas me he gobernado. Y también luego que le vi, escribió de su mano un nuevo concierto interior con Dios, que he traído siempre escrito de ella en mi breviario”.
En México se conservaban “con veneración y utilidad” cuatro tomos de sus sermones. Es autor, asimismo, de otros muchos escritos que no se conservan, entre ellos cinco tomos de materias espirituales y autobiográficas, que algunos envidiosos destruyeron en sus días, atropello que llevó con ecuanimidad escribiendo: “A mí no me dio pena de lo que hicieron, porque yo los había hecho por obediencia, y tengo por sin duda que quien los echó [los cinco tomos atados con una piedra grande tirados en las secretas] lo haría con muy buena intención”.
Obras de ~: Epistolario Espiritual para personas de diversos estados, vol. I, Uclés, 1623; Ochenta y tres pláticas espirituales, 1624 (Biblioteca Nacional de España [BNE], ms. 6813); Guía interior para las personas espirituales que tienen trato y comunicación con Dios N. Sr., en que se trata de cómo se han de haber en la oración y en los ejercicios espirituales, y en las cosas sobrenaturales y extraordinarias que en ella tuvieren, y cómo crecerán en el conocimiento de Dios y en su divino amor, y en la perfección de la vida, s. f. (BNE, ms. 13496); Guía interior [...] (Segunda parte, dedicada al P. Nicolás Doria), s. f.; Guía interior [Verdadera y falsa mística. Criterios de discernimiento], s. f. (BNE, ms. 7036; ed. y notas de D. de P. Maroto, Madrid, Fundación Universitaria Española, 1987, págs. 142-379); Fundación del Desierto de México y cosas sucedidas en él, s. f., fols. 101-107; Instrucción de novicios, s. f.
Bibl.: M. de San Jerónimo, Reforma de los descalzos de Nuestra Señora del Carmen [...], t. 6, lib. 23, caps. 9-17, Madrid, Imp. Jerónimo Estrada, 1710, págs. 53-119. S. de Santa Teresa, Historia del Carmen descalzo en España, Portugal y América, t. 10, Burgos, El Monte Carmelo, 1942, págs. 87-108; M. del Niño Jesús, “Índice de manuscritos carmelitanos existentes en la Biblioteca Nacional de Madrid”, en Ephemerides Carmeliticae, vol. 8 (1957), págs. 211-212; J. V. Rodríguez, P. Juan de Jesús María (Robles), Oración mental. Oración Vocal, Madrid, Editorial de Espiritualidad, 1960 (con introd. bio-bibliográf., págs. 7-12, y las cartas 25 y 26 del Epistolario Espiritual, op. cit., págs. 256-274 y 275-279, respect.); D. de Pablo Maroto, “Jean de Jesús-Marie (Sanlúcar ou Robles), carme déchaussé, 1566(?)-1644”, en M. Viller et al., Dictionnaire de spiritualité ascétique et mystique, fasc. LIV-LV, Paris, Beauchesne, 1973, cols. 581-584; A. de la V. del Carmen, “Juan de Jesús María (Robles)”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. II, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1972, pág. 1249; D. de P. Maroto, “Introducción bio-bibliográfica”, en J. de J. María, Guía interior [Verdadera y falsa mística. Criterios de discernimiento], op. cit., 1987, págs. 7-139.
José Vicente Rodríguez, OCD