Galieno. Publius Licinius Egnatius Gallienus. ?, c. 213 – Milán, ¿IX?.268. Emperador de Roma.
Hijo del emperador Publius Licinius Valerianus (Valeriano, 200-¿260?) y de Egnatia Mariniana, tuvo un hermano llamado como su padre. Se casó con Cornelia Salonina, con quien tuvo tres hijos: Licinius Valerianus, Licinius Saloninus y Licinius Egnatius Marinianus.
Se ha apuntado la posibilidad de que naciera en Falerii Novi (Civita Castellana, Italia).
En otoño del año 253, su padre se convirtió en Emperador. Inmediatamente, Galieno fue nombrado César por el Senado, convirtiéndose así en el heredero al trono. Sin embargo, ese mismo año (antes del mes de octubre), su padre decidió asociarlo al trono como un segundo Augusto, para reforzar el papel de la familia en la más alta magistratura del Estado romano. Los años siguientes los pasó en los Balcanes, desde donde intentaba resolver los graves problemas de seguridad de la frontera renano-danubiana, afectada en esos momentos por los movimientos de los diferentes pueblos del otro lado de los ríos, que invadían continuamente los territorios de Roma.
El 1 de enero del 257, Galieno estaría probablemente en Roma para desempeñar su tercer consulado (de un total de siete, todos ellos como Emperador, entre los años 254 y 266). Los años posteriores los pasó junto a la frontera del Rin (entre 257 y 260), y en marzo del año 260 obtuvo una victoria sobre los Juthungos en Raetia. Ese mismo año (antes del 22 de julio), su padre fue apresado por los persas, que ya nunca lo devolvieron ni vivo ni muerto, por lo que Galieno ocupó en solitario el principado desde ese momento (Scriptores Historiae Augustae [SHA], Vita Valeriani, 8, 3). Todavía ese mismo año se enfrentó a francos y alamanes, que habían invadido las provincias occidentales y el norte de Italia, derrotándolos el año 260 en Milán. La actuación en la frontera norte del Imperio fue una prioridad de su gobierno, de manera que Galieno aplicó algunas soluciones al permanente peligro fronterizo, como el establecimiento de destacamentos militares (vexillationes) preparados para la intervención rápida y la formación de unidades de caballería que tendrían su base principal de operaciones en Milán.
A continuación, Galieno permaneció durante unos años en Roma (probablemente desde finales del 260 hasta comienzos del 265). El Emperador también se ocupó de emprender algunas reformas, como la limitación del desempeño de cargos militares por los senadores, en beneficio de los ecuestres, o la suspensión de las persecuciones a los cristianos, que su padre sí había practicado. Galieno tuvo que gobernar en un período de la historia de Roma en la que el Estado tenía ya graves problemas de estabilidad política y económica. Los procesos de inflación y devaluaciones había provocado un progresivo deterioro de la imagen de la moneda. El sistema fiscal se ha ido transformando para aumentar el volumen de pago tributario en especie. Las ciudades tenían dificultades para responder a sus obligaciones institucionales, de manera que éstas se han convertido en munus (carga) (Aurelio Víctor, 33, 1 y ss., presentaba un breve panorama de su actuación política y militar).
Junto a estas dificultades internas, se extendió el problema de la usurpación del poder (Epitome de Caesaribus, 32, 1 y ss.). Ya en el año 258, Galieno había tenido que reprimir el intento de Ingenuus, quien había aprovechado la invasión de francos y alamanes para proclamarse Emperador. La Historia Augusta habla de “treinta usurpadores”, cuyas biografías se escribieron conjuntamente porque formaban parte de un proceso general y permanente durante los gobiernos de Valeriano y Galieno, aunque su biógrafo dice que no merecían un tratamiento individualizado por lo oscuro de los personajes y el escaso conocimiento que se tenía de ellos ([SHA], Los 30 tiranos, passim).
Entre estos pretendientes al trono estaba Póstumo, a quien el propio Valeriano había puesto al mando de la región y que, según la Historia Augusta, contaba con muchos apoyos en las provincias galas porque las había librado del peligro de las invasiones germanas.
Póstumo estableció un estado paralelo, el Imperio Galo, que comprendía los territorios de Galia, Britania y parte de Hispania, y que pervivió tras su muerte en 269.
Otro de los usurpadores fue Odenato, príncipe de Palmira, que inició la conquista de todo el Próximo Oriente. Se enfrentó a los persas, según las fuentes para liberar a Valeriano, de forma que Galieno se encontró con una difícil situación en aquella lejana frontera del imperio: un príncipe que no obedecía su autoridad, un limes inestable en el Éufrates y una invasión de escitas que amenazaban Asia Menor ([SHA], Vita Gallieni, 10, 1 y ss.; 11, 1; Zósimo, 39). A la muerte de Odenato (267), su viuda Zenobia asumió el mando del proyecto político de su marido.
En Hispania hay algunos testimonios del gobierno de Galieno. Un pedestal en su honor, procedente de Mérida (Badajoz) y fechado en 261, demuestra que al menos Lusitania quedaba en esas fechas todavía bajo control de Roma, sin someterse a Póstumo. Además de algunos miliarios correspondientes al gobierno de Galieno, también se han conservado dos inscripciones honoríficas halladas en Córdoba, dedicadas a Valeriano y Galieno, así como una de Ercavica (Cañaveruelas, Cuenca) que se dedicó al hijo de este último, Licinius Saloninus (llamado también Galieno en las fuentes).
A comienzos del otoño del año 268, Galieno fue asesinado junto a su hermano Valeriano cuando se disponía a enfrentarse a un usurpador llamado Aureolo.
Parece que murió víctima de un complot en las proximidades de Milán y que el propio gobernador de Dalmacia, un individuo llamado Cacropio, habría sido el encargado de hundir la espada en su cuerpo ([SHA], Vita Gallienii, 14, 7 y ss.). Cuenta la Historia Augusta que los soldados se rebelaron contra este asesinato y que se les calmó con un generoso donativo ([SHA], Vita Gallienii, 15, 1 y ss.), aunque parece que también había quienes lamentaban su muerte (Aurelio Víctor, 33, 31). Palfurnio Sura pudo haber escrito una biografía de Galieno ([SHA], Vita Gallienii, 18, 6). Debió sufrir damnatio memmoriae (borrado de su nombre), aunque parece que después, bajo Claudio II (268-270), fue divinizado (Aurelio Víctor, 33, 27).
La figura de Galieno pasó a las siguientes generaciones de romanos como la de un hombre irresponsable, que se dedicaba sólo al lujo y la corrupción, aficionado a comer y beber en exceso y dado todo el tiempo a las orgías, que incluso se habría burlado de los territorios que el Imperio iba perdiendo. Es la visión negativa sobre un Monarca que se había enfrentado a los círculos de la elite senatorial romana, recortando sus competencias y sus posibilidades de promoción en la carrera pública, lo que tuvo que pagar con el deterioro de su propia imagen ([SHA], Vita Gallienii, 4, 3; 16, 1 y ss.). Era aficionado a la oratoria y a la poesía, para lo que contaba con cierta habilidad.
Bibl.: E. Manni, L’impero di Gallieno, Roma, Signorelli, 1949; L. Petersen, Prosopographia Imperii Romani saec. I, II, III. Editio altera (PIR), Pars V.I, Berlin, Walter de Gruyter, 1970, págs. 41-45, n.º L 197; M. Christol, “Les règnes de Valérien et de Gallien (253-268): travaux d’ensemble, questions chronologiques”, en Aufstieg und Niedergang der Römischen Welt II.2, Berlin-New York, Walter de Gruyter, 1975, págs. 803-827; L. de Blois, The Policy of the Emperor Gallienus, Leiden, E. J. Brill, 1976; H.-G. Pflaum, “Zu Reform des Kaisers Gallienus”, en Historia, 25 (1976), págs. 109-117; C. Zaccaria, “Successione ereditaria e propaganda dinastica nelle emissioni monetali del regno di Valeriano e Gallieno”, en Annali dell’Istituto Italiano di Numismatica, 25 (1978), págs. 103-138; W. Kuhoff, Herrschertum und Reichskrise: Die Regierungszeit der römischen Kaiser Valerianus und Gallienus (253-268 n. Chr.), Bochum, Brockmeyer, 1979; G. Alföldy, Römisches Städtewesen auf der neukastilischen Hochebene. Ein Testfall für die Romanisierung, Heidelberg, Heidelberger Akademie der Wissenschaften, 1987, pág. 67; Die Krise des Römischen Reiches, Stuttgart, Franz Steiner, 1989; R. Weigel, “‘Gallienus’ ‘Animal Series’ Coins and Roman Religion”, The Numismatic Chronicle, 150, 1990, págs. 135-143; J. L. Ramírez Sádaba et al., “Un nuevo pedestal de Galieno encontrado en Mérida”, en Anas, 6 (1993), págs. 75-84; A. U. Stylow, Corpus inscriptionum Latinarum, vol. II (editio altera), pars VII, conventus Cordubensis, Berlin, Walter de Gruyter, 1995, n.º 7, 257 y 259 (CIL II/7, 257 y 259); D. Kienast, Römische Kaisertabelle. Grünzuge einer römischen Kaiserchronologie, Darmstadt, Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 1996, págs. 218-230; M. Christol, L’Empire romain du iiie siècle. Histoire politique (192-235 après J.-C), Paris, Errance, 1997, págs. 131-148; H. Halfmann, “Gallienus (253-268)”, en M. Clauss (ed.), Die römischen Kaiser. 55 historische Portraits von Caesar bis Iustinian, Munich, C. H. Beck, 2005 (1.ª ed. 1997), págs. 229-235.
Pilar González-Conde Puente