Acevedo, Luis. Medina del Campo (Valladolid), 1559 – Salamanca, 31.X.1601. Agustino (OSA), predicador, mariólogo y poeta.
Sus padres fueron Antonio Hernández y Antonia Acevedo, naturales de Orense. El historiador agustino Tomás de Herrera escribió que fue tío suyo. Ingresó en el convento de San Agustín de Salamanca, donde emitió la profesión religiosa el 13 de mayo de 1578.
Toda su vida estuvo dedicado a la predicación, con especial atención y devoción hacia la Virgen María.
Escribió una obra sobre mariología publicada con el título Marial. Discursos morales en las fiestas de la Reyna del Cielo Nuestra Señora (Valladolid, Imprenta Francisco Fernández de Córdoba, 1600). Está dirigida a Diego Sarmiento y Acuña, caballero de la Orden de Calatrava, y ha sido considerada dicha obra como una de las más elevadas del siglo xvi. Nazario Pérez sostiene que la primera parte del discurso dedicado a la Inmaculada “es quizá el más bello y entusiasta de la prosa concepcionista del siglo xvi”. Contiene grabados en alusión a las fiestas de la Virgen al comienzo de algunos tratados, y también se encuentra en el texto una paráfrasis en verso castellano del Magnificat, y otra del Cantemus Domino, de Moisés, que comienza así: “Cantemos dulcemente a Dios, que tan glorioso se ha mostrado...”. Los títulos atribuidos a María son innumerables, algunos están tomados de la tradición, otros de la Sagrada Escritura, y no pocos proceden de la inventiva del mismo Luis Acevedo.
Entre otros nombres, los siguientes: Aurora, Acequia, Arca, Armario, Bellocino, Casa de Armas, Casa Preciosa, Campo de Lirio, Castillo Fortísimo, Cielo en la Tierra, Cirio, Collar, Cuello de la Iglesia, Escala, Escala de Jacob, Espejo, Estrella, Estrella de Jacob, Fuente de la Gracia, Fuente del Paraíso, Gota de Mar, Guía y Norte, Libro Sellado, Luna Llena, Luna y Sol, Llave Dorada, Mar, Mirra, Molde, Monstruo de Gracia, Montecillo de trigo, Nube, Nuevo Cielo, Paloma del Diluvio, Papel Blanco, Paraíso de Deleites, Pozo de Aguas Vivas, Principio de Vida, Profeta, Puerta de Ezequiel, Puerta de Oriente, Puerto Seguro, Raíz de Jesé, Recámara, Reina de los Ángeles, Relicario, Río Caudaloso, Señora del Mundo, Sol, Tabernáculo, Tálamo, Templo, Tesorera, Torre, Trono de Salomón, Vara de Moisés, Vaso Purísimo, Ventana de la Iglesia y Zarza Milagrosa.
Luis de Acevedo sigue la doctrina de San Agustín y continuamente acude a la Sagrada Escritura para afirmar el privilegio inmaculista concedido sólo a María, para concluir indicando que “pudo Dios hacer esto por su Madre; luego quísolo hacer, y si quiso, dadlo por hecho”. Dios, en efecto, previno a María con su gracia del pecado. La honra del Hijo de Dios requería de su Madre una pureza inmaculada, ya que pudiendo librarla del pecado la dejase cautiva del maligno. Desde siempre María estuvo poseída por la gracia de Dios, inmaculada desde su concepción y, por lo tanto, ancilla Domini, esclava del Señor.
También compuso tres biografías, dos de ellas quedaron manuscritas, la de santo Tomás de Villanueva, arzobispo de Valencia, y la dedicada a Luis de Montoya.
Sólo se imprimió la vida de Francisco de Villafranca, y lo hizo en la obra de su sobrino, el célebre historiador Tomás de Herrera, Historia del convento de Salamanca (Madrid, 1652).
Obras de ~: Vida de Santo Tomás de Villanueva, inéd.; Vida del Ven. Padre Fr. Luis de Montoya, inéd.; “Vida del ven. Padre Fr. Francisco de Villafranca, vicario general y reformador de la provincia de Portugal”, en T. de Herrera, Historia del convento de San Agustín de Salamanca, Madrid, Imprenta Gregorio Rodríguez, 1652, págs. 316-318; Marial. Discursos morales en las fiestas de la Reyna del Cielo Nuestra Señora, Valladolid, Imprenta Francisco Fernández de Córdova, 1600; Lisboa, Imprenta Pedro Crasbeeck, 1602; Lérida, Imprenta Mariana, 1911-1915, 5 vols.
Bibl.: T. de Herrera, Alphabetum Augustinianum, II, Matriti, 1644, pág. 24; T. de Herrera, Historia del convento de San Agustín de Salamanca, Madrid, Imprenta Gregorio Rodríguez, 1652, pág. 351; M. Vidal, Agustinos de Salamanca. Historia del observantíssimo convento de San Augustín N. P. de dicha ciudad, I, Madrid, Imprenta Eugenio García de Honorato, 1751, pág. 287; N. Antonio, Bibliotheca Hispana Nova, sive Hispanorum scriptorum qui ab anno MD ad MDCLXXXIV floruere notitia, II Madrid, Apud Ioachimi Ibarrae, 1788, pág. 21; edición española: Biblioteca Hispana Nueva, o de los escritores españoles que brillaron desde el año MD hasta el de MDCLXXXIV, II, Madrid, Fundación Universitaria Española, 1999, pág. 29; J. Lanteri, Postrema Saecula sex religionis augustinianae in quibus breviter recensentur illustriores viri augustinenses qui sanctitate et doctrina floruerunt post magnam Ordinis unionem peractam anno MCCLVI ab Alexandro IV usque ad haec tempora, Romae, Typ. Bernardi Morini, 1860, pág. 172; G. de Santiago Vela, Ensayo de una Biblioteca Ibero‑Americana de la Orden de San Agustín, I, El Escorial, 1913, págs. 19-20; VIII, El Escorial, 1931, págs. 434-435; I. Monasterio, Místicos agustinos españoles, I, Real Monasterio de El Escorial (Madrid), Ed. Agustiniana, 1929, págs. 368-371; S. Gutiérrez, “La aportación inmaculista en los teólogos agustinos españoles”, en Estudios Marianos 16, (1955) págs. 210, 212, 214, 218- 219; R. Rodríguez, “Mariología en el P. Luis de Acevedo (1578-1601)”, en Casiciaco, 14 (1960), págs. 237-240; V. Capánaga, “Páginas marianas. Antología mariana de escritores agustinos. La Virgen María y la Iglesia”, en Augustinus, 29 (1984), págs. 284-286; J. Iturriaga, “Un libro raro [L. Acevedo, osa, Discursos morales en las fiestas de la Reina del cielo Nuestra Señora, Valladolid, Imprenta Francisco Fernández de Córdova, 1600] del siglo xvii de la Biblioteca del Santuario de Loyola”, en Archivo Teológico Granadino, 57 (1994), págs. 247-260; R. Lazcano, Agustinos españoles escritores de María, Guadarrama (Madrid), Ed. Revista Agustiniana), 2005, págs. 19-20.
Rafael Lazcano González
