Mūsà b. Mūsa b. Fortún b. Qasī. ?, p. m. s. IX – Tudela (Navarra), 862. de la estirpe Banū Qasī, valí de la Marca Superior de Al-Andalus.
Mūsà b. Mūsà fue uno de los miembros más importantes del linaje muladí de los Banū Qasī, oriundo del valle medio del Ebro. Hijo de Mūsà b. Fortún y hermano uterino de Iñigo Arista, primer caudillo pamplonés, con cuya hija Assona, se casó, a tenor de las noticias de las Genealogías de Roda.
Mūsà encabezaba hacia los años 840-841 la representación de ‘Abd al-Raḥmān II en Arnedo, la más que probable sede familiar. Con todo es más que seguro que aún en esas fechas no ostentase atribuciones suficientes para la alta dirección de asuntos en la “Frontera superior”, según los datos que aportan Ibn al-Aṯīr o al-‘Uḏrī. Los acontecimientos en los que interviene denotan que actuaba en calidad de cabeza de una de tantas parentelas adheridas al emir. Además su color político arrastraba todavía el peso de la familiaritas, al ser hermano de Iñigo Arista, caudillo para entonces del Pirineo occidental, sobre los territorios de la urbe pamplonesa.
Cabe interpretar que las intervenciones de Mūsà durante más de dos décadas obedecen no sólo a su manifiesta ambición personal, sino a una compleja trama de elementos relacionados con el tiempo histórico que le tocó vivir. De un lado, los vínculos con los seniores de Pamplona, de otro la salvaguarda de sus intereses en torno a la cinta del Ebro y por último, la necesidad-interés de claudicar externamente ante el poder central, con el que teóricamente presentaba mayor afinidad.
En más de una ocasión el propio ‘Abd al-Raḥmān II (843, 844, 845) y su hijo Muḥammad (846) se personaron en este territorio para rendir a Mūsà b. Mūsà y a sus probables coaligados ibn Wannaqo, atravesando y saqueando la cuenca de Pamplona (Sajra Qays-Gaztelu) y eliminando a destacadas figuras como Fortún Iñiguez (hermano de Iñigo Arista), junto con un grupo de unos 115 caballeros. No obstante, para el 852 se habían producido tres acontecimientos cruciales en su trayectoria personal, y también en el rumbo político de estas tierras: la batalla de Albelda, el fallecimiento de su hermano Iñigo y la muerte del Emir.
Renovado como gobernador de Tudela hacia el año 850, Mūsà fue elevado a valí de Zaragoza dos años después, lo que equivale a decir de toda la Marca Superior. La buena relación con el ya nuevo dignatario Muḥammad I (852-886) y la creciente presencia e influencia de un nuevo poder en la fachada occidental de esa marca, unidas quizá a la desaparición de su hermanastro Enneco, cabeza cristiana de Pamplona, asentaron un nuevo estado de cosas. Mūsà debía involucrarse, y así lo hizo, en el enfrentamiento frente a Ordoño I y sus fuerzas armadas, a quienes derrotaría en el 851/852 (Albelda) y 854 para hacer prevalecer su fidelidad por encima de cualquier otro tipo de interés.
No es por tanto extraño que los cronistas de la corte astur en la “Crónica de Alfonso III”, condicionados por los acontecimientos, dejaran constancia del respeto personal y poderío del qasí sobre la franja riojana, un bastión inexpugnable y defendido por Mūsà, al que califican como godo de rito mahometano y hábil en las empresas militares. Era tal su prestigio y su ambición que se hacía llamar el “tercer rey de España”.
El año 862 Mūsà perdió la vida en Tudela a consecuencia de las heridas causadas en una escaramuza en Guadalajara con alguno de sus yernos, habiendo sido desposeído para entonces del cargo de valí, quizá tras la derrota en la llamada “batalla de Clavijo” ante el Monarca ovetense (859).
La desaparición de esta figura supuso el comienzo de una nueva etapa para sus hijos y sucesores, que al calor de los nuevos tiempos mantuvieron una ambigua dirección política, la de presentar una ficticia fidelidad a Córdoba, junto con la de establecer y afianzar lazos de amistad y colaboración con la pujante soberanía astur, opción por la que finalmente se decantaron los Iñigos pamploneses. Y así se interpretan las actuaciones de los hijos de Mūsà, desde entonces llamados los Banū Mūsà, que desde Tudela, Arnedo, Huesca y Zaragoza actuaron de espaldas a la autoridad emiral (862-871/2).
Se han documentado hasta cinco hijos suyos: Lope b. Mūsà, que muere el 875; Mutarrif, crucificado en Córdoba el 873; Fortún b. Mūsà, muerto en 874; Ismā‘īl, que muere el 889 y Oria, esposa del príncipe vascón García, muerto en Clavijo.
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Julia Pavón Benito