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Beato Francisco Gárate Aranguren

Biografía

Gárate Aranguren, Francisco. Loyola-Azpeitia (Guipúzcoa), 3.II.1857 – Deusto (Vizcaya), 9.IX.1929. Jesuita (SI), beato.

Las raíces de Francisco Gárate se hundían en el terreno fecundo del caserío labriego de Errekarte, en Loyola-Azpeitia (Guipúzcoa), donde nació el 3 de febrero de 1857, siendo bautizado en la parroquia de San Sebastián de Soreasa de la villa y confirmado allí mismo el 27 de octubre de 1858. Fueron los días del ocaso de Isabel II y la proclamación de la revolución llamada La Gloriosa (18 de septiembre de 1868) para toda España; para Guipúzcoa y la mitra de Vitoria fueron los días difíciles de las Juntas Liberales de Fuentesabia (1869), que legislaron los nombramientos de sus párrocos, prescindiendo del obispo legítimo, Diego Mariano Alguacil y Rodríguez.

Regía la parroquia de Azpeitia Agustín Jáuregui, convencido carlista, siempre un poco transgresor, quien en 1870 lanzó a los ciento sesenta y nueve muchachos de las congregaciones piadosas de su parroquia contra los liberales en “romántica guerrilla”, pagando el peaje de un juicio severísimo y una condena de cuatro años, preso en el castillo de la Mota en San Sebastián. Así pues, los hijos de estos valles salieron infinitamente más partidarios de don Carlos que los españoles medios, pero, sobre todo, inquietantemente más atenidos y partidarios de un Pío IX, papa y rey de Roma, aún en punta de lanza.

Gárate preservaba su apellido para otros lances. Tenía peor opinión del ambiente de insurrección que le rodeaba que de la actividad apostólica de los jesuitas.

Por eso, hacia febrero de 1871, cumplidos los catorce años, se presentaba en el colegio municipal de Orduña, regido por la Compañía de Jesús, donde sin duda su impresión tuvo que ser honda. “Este Colegio —escriben las crónicas— era el más importante y el mejor dotado de cuantos entonces tenía la Compañía de Jesús en España”.

Entre los alumnos del colegio de Orduña dominaban los bilbaínos, por lo que no todos acogían por igual a don Carlos o a sus tropas que pasaban por Orduña. A Gárate, el desencanto carlista o liberal posiblemente le tocó el corazón, acaso porque, como tantos, en su ingenuidad voluntarista quería ver titanes del espíritu donde sólo había interesados. Tal como otros, Gárate comenzó a familiarizarse con un estilo de vida, que se repetiría a lo largo de su vida como jesuita: Orduña, en obras; Poyanne, en obras; La Guardia, en obras, y Deusto, en obras. Queda un recurrente dato nebuloso de su vuelta al caserío Errekarte por las Navidades de 1873-1874; resolutivo y luchador, quería cambiar su vida haciéndose jesuita, para lo que tenía que salir de España —pues la Compañía había sido suprimida por Decreto de 1868— teniendo que incorporarse a las comunidades de estudiantes de jesuitas, establecidas en Poyanne (Francia), en la zona de Las Landas.

Así pues, el 17 de enero de 1874, al atardecer, llegó a Poyanne, acompañado de José Ignacio Bereciartúa —también de Loyola, caserío Katalaugoa— y los padres de ambos, para hacerse jesuita coadjutor, siendo admitido en el noviciado el 2 de febrero de 1874 y tomó los votos religiosos el 2 de febrero de 1876, profesando como extraño y persistente jesuita laico que ya no es que encontrara a Dios en los pucheros, sino entre los trabajos de la “portería de Deusto” durante cuarenta y un años.

Durante los años de su estancia en Poyanne, de 1875 a 1877, la comunidad se mantuvo por encima de los doscientos miembros, con conciencia corporativa y de autarquía más espiritual que física o económica.

El joven Gárate con veinte años creció junto a jesuitas significativos: profesores como Urráburu, Mendive o Villada; historiadores como Astrain, Ricardo o Cappa; literatos como Alarcón, Vinuesa o Coloma; y misioneros como Santu, Conde o Taris.

Fue el padre Luis Martín, más tarde prepósito general, testigo excepcional de la vida en Poyanne, quien atraería a la Universidad de Deusto desde La Guardia al hermano Gárate. Mientras tanto, el 29 de octubre de 1877, era destinado al colegio de Santiago de La Guardia (Pontevedra), donde residiría once años, como enfermero y sacristán, a las órdenes del padre Tomás Gómez, rector del mismo. Desde la desembocadura del Miño, Gárate observó, atento y perspicaz, la creación de dos grandes instituciones, la Universidad de Comillas, unida al ímpetu de Gómez, y la Universidad de Deusto del padre Francisco Muruzábal, provincial de Castilla.

A finales de marzo de 1888, fue destinado a Deusto, después de haber emitido sus últimos votos en La Guardia, el 15 de agosto de 1887. Permaneció en la Universidad de Deusto como portero y sacristán hasta el 9 de septiembre de 1929. La afabilidad del hermano Gárate durante cuarenta y un años le han convertido en el santo de la profesión, siendo denominado por el propio padre Arrupe, en 1979, con motivo del centenario de su muerte, “hombre de Dios”.

A las 7 de la mañana del 9 de septiembre de 1929 fallecía en Deusto, siendo inhumado su cadáver primero en el cementerio parroquial y posteriormente en la Universidad de Deusto. El papa Pío XII ordenó, en febrero del Año Santo de 1951, la “Introducción de la Causa del Hermano Gárate”. En mayo de 1951 fue abierto en el Palacio Episcopal de Bilbao el Proceso Apostólico sobre Virtudes y Milagros, que se prolongó hasta diciembre de 1953. Juan Pablo II le beatificó, en Roma, en 1995.

 

Bibl.: F. Rodríguez de Coro, Guipúzcoa en la democracia revolucionaria (1868-1876), San Sebastián, 1980; “Revolución Liberal y jesuitas en el País Vasco (1868-1876)”, en Scriptorium Victorienal, 32 (1985), págs. 90-165; “Palpitación carlista de los conventos vascos (1834-1840)”, en Estudios Vascos (Ormauztegui), 1 (1991), págs. 65- 81; J. Iturrioz Arregui, La Universidad de Deusto, santuario del Hermano Gárate, Bilbao, Universidad de Deusto, 1995.

 

Francisco Rodríguez de Coro, SDB

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