Cardillo Villalpando, Gaspar. Segovia, 30.IX.1527 – Alcalá de Henares (Madrid), 24.VI.1581. Cisterciense (OCist.), teólogo, conciliarista, filósofo, restaurador del aristotelismo, escritor.
Hijo de familia modesta formada por el matrimonio Francisco Cardillo de Villalpando e Isabel de Cartes, se crió entre once hermanos, mostrando pronto inclinación a las letras. Inició su formación en la misma ciudad de Segovia, siendo seleccionado entre doce estudiantes —que la cartuja del Paular sustentaba en Alcalá de Henares— para dedicarse a las ciencias superiores en las cuales destacó pronto, sobre todo en los estudios filosóficos, habiendo sido el restaurador en España del aristotelismo. Finalizados sus estudios con las máximas calificaciones, en 1559 opositó a varias cátedras, desempeñando algunos cargos que le fueron confiados. En 1559 obtuvo el curato de Fuente el Saz de Jarama, y cuando Pío IV convocó el concilio de Trento, Cardillo acudió a él como procurador del obispo de Ávila, Álvaro de Mendoza, que se hallaba impedido. Acudió lleno de ilusión, deseoso de relacionarse con tan sabios personajes como acudían a él. Dícese que le confiaron el sermón en la festividad de San Pedro y San Pablo, habiendo defendido con valentía “la Monarquía Católica Romana y el Primado de San Pedro”, causando honda sensación en tan selecto auditorio, al par que se acrecentaban sus méritos para ulteriores ascensos. Durante su estancia en Trento, escribió algunas obras.
Intervino Cardillo en algunas de las sesiones conciliares, aportando unas razones convincentes para no admitir unas teorías que, si bien beneficiaban a un sector de la Iglesia, sin embargo, eran contraproducentes para otros. Predicó el sermón de la circuncisión el 1 de enero de 1563, habiéndolo hecho con tanto lucimiento que se granjeó reputación de sabio. Estos triunfos le merecieron el mayor de todos: cuando falleció en abril de ese mismo año el dominico Pedro de Soto, teólogo del Pontífice, fue nombrado Villalpando para sucederle, a instancias del cardenal Carlos Borromeo, hoy en los altares. No se trataba de un título honroso, antes bien pronto tuvo que habérselas con Pedro Paulo Vergerio y Fabricio Montano, herejes protestantes, contra los que sustentó nueve disputas que aprobó el concilio, que dedicó a su mecenas, el propio cardenal Carlos Borromeo.
Al regreso de Italia, asistió en 1565 al concilio provincial de Toledo, y en diciembre de ese mismo año obtuvo el nombramiento de canónigo de la Colegiata Complutense de San Justo. Por esas fechas se pensó en él para integrar una comisión de expertos españoles para rebatir a los centuriadores, pero por razones que se ocultan, no llegó a constituirse tal comisión. Instalado definitivamente en Alcalá, se entregó con afán a escribir una serie de obras teológico-filosóficas, que le sitúan como uno de los más destacados científicos del Siglo de Oro español. Sobre todo, destaca por su fidelidad a la ortodoxia católica, según lo demuestra el hecho de haber sido recomendadas por el Concilio al pueblo cristiano. Los méritos de este hombre eran tan sobresalientes, que en todas partes se extrañaban de que no fuera ascendido a altas dignidades. Es que la salud no le favorecía mucho, pues cuando menos se lo esperaba, se le reprodujeron unos achaques que le molestaban y en poco tiempo le llevaron al sepulcro, cuando contaba cincuenta y tres años de edad y se hallaba en lo mejor de su vida para continuar aportando luminosas enseñanzas a la doctrina de la Iglesia.
Obras de ~: Isagogem sive introductio in Aristotelis dialécticam, Alcalá de Henares, 1555 y 1557; Commentaria in primum librum Ethicorum Aristotelis ad Nichomachum, Alcalá de Henares, 1555; Commentarius in categorías Aristotelis una cum quaestionibus in eadem, Alcalá de Henares, 1558; Summa dialecticae Aristotelis, Alcalá de Henares, 1558; Commentarius in librum Perithermaenias Aristotelis, Alcalá de Henares, 1558 y 1569; Quod non sit laicis calix permittrendas-Oratio ad Sacrosantum Synodum Tridentinum, Brescia o Ripa (Italia), 1562; Apología indicionis Concilii Tridentrini Factae a Pio IV [...] Adversus Jo.FabriciumMontanum, Ingoltadt, 1563; Disputationes adversus protrestantionem, trigintaquattuor haereticorum Augustane confessionis, Venecia, 1564; Brevi compendium Artis dialecticae, Alcalá, 1566 y 1599; Commentarium in octo libros ohisicorum Aristotelis, Alcalá de Henares, 1566, 2 vols.; In libros duos duos de generatione et corruptione, 1568; In topica Aristotelis, 1569; Commentaria praecipuarum rerum quos in conciliisToletanis continentur, 1570; El libro de la doctrina cristiana del padre Canisio, trad. del lat., 1574; Declaración del Salmo Miserere, 1576; In quator libros de coelo, 1578; Catecismo breve para enseñar a los niños, 1580.
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Damián Yáñez Neira, OCSO