Villarón Acero, Bernardo. Pravia (Asturias), IX.1794 – ?, s. xix. Militar y caballero Laureado de San Fernando.
Se le concedió en enero de 1810 la gracia de cadete en el Regimiento de Oviedo, con el que entró enseguida en operaciones contra los franceses, hallándose en ese año en la acción de Puelo (Asturias).
Al año siguiente luchó en Cogorderos y San Justo (León), pasando en agosto a la Academia Militar del 6.º Ejército y a continuación a la del 4.º, en las que permaneció hasta que al final de la guerra fue destinado a servir en el Regimiento de Cantabria.
En 1816 fue promovido a subteniente, desarrollando en su Cuerpo la labor de maestro de cadetes hasta que el 24 de mayo de 1818 embarcó en Cádiz hacia Ultramar con su Regimiento, convertido en expedicionario, combatiendo a los insurgentes a su llegada al Perú, cayendo prisionero en el mes de noviembre en la Isla de Santa María y no recobrando la libertad hasta ser canjeado en octubre de 1823. En 1819 había sido ascendido a teniente y en 1821 a capitán.
Abandonado todo el Perú a los revolucionarios por la fatal capitulación de Ayacucho, sufrió desde el 23 de noviembre de 1824 al 22 de enero de 1826 en la defensa de la plaza del Callao, al mando del general Rodil.
Se encontraba la plaza desmantelada y poco provista, no sólo de municiones de boca y guerra precisas para un largo sitio en un clima insalubre, sino de la regular dotación de fuerza, unos tres mil hombres solamente, sin esperanzas de auxilio, pues habían desaparecido del Perú los restos de nuestro Ejército y su Escuadra.
A pesar de todo ello, resistieron durante catorce meses el vigoroso asedio de los rebeldes por mar y tierra, hasta que, concluidos los víveres, agotada hasta la carne de caballo y animales inmundos marítimos y terrestres, después de aguantar más de veinte mil balas gruesas de cañón, trescientas bombas e innumerables proyectiles de metralla, y reducida la guarnición por las privaciones, la peste y el fuego enemigo a sólo quinientos veinte veteranos y trescientos cincuenta milicianos, casi todos enfermos de escorbuto, sin aptitud para ningún servicio, fue forzoso poner término a la defensa aceptando proposiciones honrosas de los rebeldes y salvándose el honor.
Durante el sitio estuvo encargado de la Comandancia de Ingenieros y efectuó varias salidas desde la Plaza, resultando herido por bala de cañón el 19 de enero.
En recompensa a tan heroica resistencia se le concedió la Cruz de San Fernando de 2.ª Clase, Laureada, a los siguientes jefes y oficiales: coroneles Isidro Alaix y Represa y Pedro Aznar Martín, teniente coronel Francisco Duró López, comandantes Juan Álvarez Mijares, Antonio Marzo, José Rafael Basabe Esquivel, Benito María Miranda y Fernández-Valdés y Bernardo Villarón, y capitanes José Luis Mellid de Bolaños y José Ignacio Tíscar Herrero.
En el mes de agosto llegó a La Coruña, recibiendo el ascenso a primer comandante con antigüedad de mayo de 1825. A continuación se incorporó al Estado Mayor del Ejército del Tajo, del que en 1828 pasó al Regimiento del Infante.
En febrero de 1833 se le concedió el retiro para Cudillero (Oviedo) con un sueldo de 560 reales de vellón.
Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Sevilla), Secc. 1.ª, leg. B-2784.
J. L. Isabel Sánchez, Caballeros de la Real y Militar Orden de San Fernando. Infantería, t. I, Madrid, Ministerio de Defensa, 2001.
José Luis Isabel Sánchez