Ayuda

Antonio Bada y Navajas

Biografía

Bada y Navajas, Antonio de. Granada, c. 1740 – Tarragona, c. 1815. Arquitecto académico e ingeniero de Marina.

Hijo del arquitecto barroco granadino José de Bada y Navajas (1691-1755), inicia su formación en la Real Academia de San Fernando, sufragando en buena medida sus estudios a través de las denominadas “ayudas de costas”, dados los escasos medios de los que disponía. Durante estos años de aprendizaje comienza a dar muestras de sus habilidades y en 1763 se presenta al Concurso General de Premios por las Artes en la categoría de tercera clase, con el dibujo de la planta y el alzado del retablo de San Francisco Regis, entonces en el antiguo noviciado de los jesuitas en Madrid y hoy en las Descalzas Reales. En 1764 obtiene con dicho diseño una primera mención y es, además, pensionado por la Academia para poder continuar sus estudios, tras ser seleccionado para ello entre los alumnos más sobresalientes y los de menos recursos económicos, pues al parecer era mantenido por un sacerdote. Sin embargo, muy pronto habrá de renunciar a esta pensión, en favor, eso sí, de una importante oportunidad para su carrera, como era la de trabajar en Ferrol. Recomendado por el académico José Hermosilla, por su cualificación y talento, llega a Ferrol en marzo de 1764 en calidad de ayudante del entonces director de las obras del Real Arsenal, Julián Sánchez Bort (1727-1785). En la ciudad departamental, desde esa primera condición de delineante, irá paulatinamente ascendiendo, hasta finalmente alcanzar, en 1768, el grado de arquitecto.

Si bien no se pueden concretar los trabajos desempeñados por Bada durante estos primeros años, a raíz de la marcha de Sánchez Bort a Aragón en 1771, se sabe que el ingeniero director dejó adjudicada la realización de diversas obras a los arquitectos que tenía a su cargo, ocupándose Bada de las entradas del Arsenal, la excavación y el revestimiento del foso, los tinglados del parque y los compartimentos de la Teneduría. El mismo Sánchez Bort, previendo una posible construcción anticipada del hospital de Marina, que finalmente no se produciría, da las instrucciones pertinentes para las labores de cercado y cimentación, encomendándolas a Bada y al también arquitecto académico Francisco Solinis, ya que ambos habían estado trabajando con anterioridad en los planos del citado edificio. Pero mayor relevancia tiene que haya confiado en este joven arquitecto, con treinta y un años aproximadamente en aquel momento, para hacerse cargo de la dirección de las obras del templo parroquial de San Julián, que le ocuparía hasta por lo menos 1775. Precisamente de esa fecha datan dos magníficos planos del estado de las obras de la iglesia y de la fachada, delineados y firmados por Bada, aunque cabe señalar que las modificaciones que en ellos se plantean respecto al anterior proyecto de Sánchez Bort no sean iniciativas originales del delineante, sino que vengan auspiciadas por el propio Bort. Durante este período al frente de las obras de San Julián, proyecta en 1774 dos púlpitos y siete retablos para su amueblamiento interior; entre estos últimos, cabe destacar el baldaquino de la capilla mayor, que participa de la nueva sensibilidad religiosa propugnada por la Ilustración y se constituye, junto con el baldaquino ideado por el ingeniero francés Carlos Lemaur para la catedral de Lugo, en ineludible referencia para la retablística del último cuarto del siglo XVIII en Galicia; así, su talante innovador radica principalmente en la sencillez y en la nitidez compositiva que conforman el cuerpo columnario y el frontón semicircular que éste sostiene, adaptándose espacial y decorativamente al presbiterio en el que se ubica. Paralelamente a los encargos señalados anteriormente, proyecta en torno a 1771 la modesta, en cuanto a dimensiones, capilla de los Dolores; propone aquí un diseño correcto, sobrio, proporcionado y esbelto, pero cuya planta —una cruz latina con escasa proyección del brazo transversal, pero que privilegia el crucero a través de una cúpula sobre pechinas— no ofrece excesiva originalidad, al tratarse de un modelo bastante difundido en la arquitectura ferrolana dieciochesca. La edificación se comenzó en 1771 y a pesar de que pronto salieron a la luz problemas de financiación, el arquitecto prosiguió en su cargo de director hasta 1775, sin estar del todo claros los motivos que le llevaron a presentar la dimisión en esta fecha, aunque las investigaciones que se han ocupado del tema apuntan a las críticas vertidas por su colega Francisco Solinis y al crédito que a éstas estaba dando la propia congregación de los Dolores, que costeaba la empresa. Aun habiéndose hecho con la dirección de las obras, Solinis no cesó en el cuestionamiento de las soluciones adoptadas por Bada llegando a manifestar que podrían incluso comprometer la seguridad del templo. Tuvo que mediar en el asunto el arquitecto Pedro Lizardi, que finalmente se posicionó del lado de Bada y su proyecto original, aunque lo cierto fue que las diversas remodelaciones a las que se vio sometido el templo a lo largo de la siguiente centuria en buena medida confirmaron los peores augurios de Solinis. En esta misma ciudad y por encargo de la municipalidad, reconstruye en 1774 la fuente de San Roque, aunque todo parece indicar que su intervención se limitó al diseño de la fontanería, sin contemplar acondicionamiento artístico ninguno.

En 1779 se incorpora a otro de los proyectos urbanísticos más ambiciosos de la centuria, la nueva población de San Carlos en la isla de León (próxima a la actual ciudad de San Fernando, Cádiz), donde permanecerá hasta 1783, colaborando estrechamente con el ingeniero de la Armada Vicente Imperial Digueri (1745-c. 1816) y aportando los conocimientos y experiencia adquiridos en Ferrol, un asesoramiento sin el que sería difícil entender diseños como el del cuartel de Batallones o el de la iglesia parroquial de la Purísima Concepción. Durante su estancia en Cádiz forma también parte de una selecta comisión de arquitectos encargada de informar del estado de la catedral gaditana, así como de la toma de decisiones que afectasen a su fábrica. Solicita en estos años la graduación militar, nombrándosele alférez de fragata de la Real Armada en 1783, ascendiendo posteriormente a teniente de fragata. Su último destino será Tarragona, ciudad a la que se traslada para trabajar en las obras del puerto alcanzando, en 1794, el grado de teniente de navío y la patente de capitán de fragata e ingeniero en 2.° en 1804.

 

Obras de ~: Dibujo del altar de San Francisco Regis. Planta y alzado, 1763; Capilla de los Dolores, 1771; con F. Antonio Zalaeta, diseño de las plantas y secciones longitudinales de las iglesias vieja y nueva del convento de San Francisco, Ferrol, 1771; Retablo baldaquino de la iglesia de San Julián, Ferrol, 1774; Diseño de la fontanería de la fuente de San Roque, Ferrol, 1774; Plano de estado del templo de San Julián de Ferrol y plano de la fachada de San Julián, Ferrol, 1775.

 

Bibl.: J. Montero Aróstegui, Historia y descripción de la ciudad y departamento naval de Ferrol, Madrid, Imprenta de Beltrán y Viñas, 1859; J. de Pato, “La iglesia parroquial de San Julián”, en Almanaque de Ferrol para el año 1905, Ferrol, 1904, págs. 87-100; A. Quintana Martínez, La arquitectura y los arquitectos en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (1744-1774), Madrid, Xarait, 1983, pág. 137; A. Vigo Trasancos, Arquitectura y urbanismo en el Ferrol del siglo XVIII, Santiago, Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia, 1985; J. García-Alcañiz Yuste, Arquitectura neoclásica en Galicia. S. XVIII al XIX. (Historia y estética), tesis doctoral, Madrid, Universidad Complutense, Servicio de Reprografía, 1986, 2 vols.; P. J. González Rodríguez, “La fuente de San Roque en Ferrol”, en Abrente, n.os 19-20 (1987-1988), págs. 79-83; “La capilla de los Dolores de Ferrol. Historia de su construcción”, en Estudios mindonienses, n.º 5 (1989), págs. 663-691; Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Hacia una nueva idea de la arquitectura. Premios Generales de Arquitectura de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (1753-1831), Madrid, Real Academia, 1992, págs. 72-73 y 191; J. Torrejón Chaves, La nueva población de San Carlos en la Isla de León 1774-1806, Madrid, Ministerio de Defensa, 1992, 2 vols.; A. Vigo Trasancos, “La concepción del edificio religioso en la Galicia Ilustrada”, en Congreso Nacional de Historia de la arquitectura y el arte. “Experiencia y Presencia Neoclásicas”, Coruña, Universidad da Coruña, 1994, págs. 127-141; P. J. González Rodríguez, La escultura pública de Ferrol, Ferrol, Concello, 1995, págs. 31-40.

 

Irene Mera Álvarez

Relación con otros personajes del DBE

Biografías que citan a este personaje

Personajes citados en esta biografía