Ibn Yūsuf, Abū l-Faḍl Ḥasdāy (o Aḥmad). Granada, ¿1030? – Zaragoza, ¿1100? Secretario de Cancillería de la taifa de Zaragoza, literato, filósofo y médico de al-Andalus.
Pertenecía a una noble familia judía, que se decía descendiente de Aarón, el hermano de Moisés, en la que habían destacado su abuelo, Ḥasdāy Ibn Šaprūṭ, famoso médico y ministro del califa cAbd al-Raḥmān III, que intervino en la revisión de la traducción árabe de la Materia Médica de Dioscórides, y su padre Yosef Ibn Ḥasdāy, que fue poeta cortesano del ministro judío granadino Samuel Ibn Nagrella y que es probablemente el autor de la moaxaja con jarcha romance más antigua que se conoce (anterior al año 1042).
Debió de nacer en Granada, hacia el año 1030, pero poco tiempo después la familia abandonó esta ciudad para trasladarse primero a Albarracín, gobernada también por un ministro judío, Abū Bakr Ibn Sadrāy, y después a Zaragoza, donde pululaba una nutrida corte de literatos y científicos, muchos de ellos judíos. Allí se formó con los mejores maestros, entre los que se cita a Abu l-Ḥakam al-Kirmānī (m. 1066), que fue el introductor en al-Andalus de la Enciclopedia Filosófica de los Hermanos de la Pureza. Y tanta fue su fama en el estudio que el crítico granadino Moisés Ibn Ezra dijo de él que “era un portento en el uso de los instrumentos del conocimiento, con perfecto dominio de la Filosofía, a la par que destacaba por sus escritos poéticos, tanto en hebreo como en árabe”.
Pero no sólo hacían lenguas de él sus hermanos judíos, sino también los sabios musulmanes. Y así nos dice el historiador de las ciencias Ṣācid de Toledo, que lo trató personalmente cuando aún era joven (antes del año 1065): “Se interesaba por las ciencias en general, y alcanzó erudición en todas las ramas del saber. Poseía magistralmente la lengua árabe y adquirió un amplio conocimiento del arte de la poesía y de la retórica. Destacaba en Aritmética, Geometría y Astronomía, y conocía también la Música y la practicaba. Inquirió la ciencia de la Lógica, siguiendo el método de la investigación y de la observación. Luego progresó en el estudio de las ciencias de la naturaleza, comenzando por la Física de Aristóteles, hasta poseerla magistralmente, y continuando con el Tratado del cielo y la tierra”.
Siendo ya hombre adulto, se convirtió al islam y cambió su nombre de Ḥasdāy por el de Aḥmad, impulsado, según se dijo, por la pasión que sentía hacia una muchacha musulmana con la que finalmente se casó. Aunque en este caso no hay que descartar tampoco el afán de medrar en la corte, como ocurrió con otros muchos personajes, tanto judíos como cristianos. A este respecto, es significativo el hecho de que también se convirtiera su padre, que debía de ser hombre de edad avanzada y persona de gran prestigio en la comunidad judía de Zaragoza.
Al igual que a su padre, que era astrónomo al servicio del rey, también él vino a ser funcionario de la corte, en el gobierno del rey taifa al-Muqtadir (gob. 1046-1082), de quien se dice que fue un prodigio en Astronomía, Geometría y Filosofía. Durante todo este tiempo estuvo al cargo de la Cancillería, que se encargaba de la correspondencia oficial del rey, lo que le permitió mantener buenas relaciones con los literatos e intelectuales de las otras taifas, como el poeta guadijeño Ibn al-Ḥaddād, que vivió en la corte de los Banū Hūd entre los años 1069 y 1072; el poeta sevillano Ibn cAmmār, que también pasó por Zaragoza y luego le escribió mandándole unos versos desde su prisión en el castillo de Segura; el poeta tunecino Abū l-Ḥasan al- Ḥuṣrī, al que dirigió una misiva en nombre de al-Muqtadir; o el poeta zaragozano Yaḥyà al-Ŷazzār, que optó por abandonar la poesía para volver a su antiguo oficio de matarife, por lo que Ibn Hūd encargó a Ḥasdāy que lo reconviniera para que volviera a sus actividades de poeta cortesano, y éste le remitió un poema que comenzaba de esta manera:
“Por falta de recursos, dejas la poesía,
y te vuelves al mercado con tu tablajería”
Su conversión al islam debió de granjearle buenas prebendas, pero también le acarreó algunas inquinas, como pasó con el visir Abū l-Muṭarrif Ibn al-Ḍabbāg, con el que mantuvo varias diatribas, de palabra y por escrito. No obstante, su fama no dejó de crecer como se ve en el elogio que hizo de él Ibn Ṭāhir, señor de Murcia, en una carta dirigida a al-Muqtadir, donde trae a colación un pareado anónimo que corría de boca en boca desde su juventud. Dice así Ibn Ṭāhir:
“El visir y secretario Abū l-Faḍl es único por sus merecimientos, un manantial de perfección, de quien no exageró el que dijo:
‘¡Hay que ver lo que vale el mancebo Abū l-Faḍl!
¿Dónde vamos a encontrar a otro que le haga par?’”
A la muerte de al-Muqtadir, Ḥasdāy continuó siendo cortesano y secretario de su hijo, al-Mu’tamin (gob. 1081-1085), y después de su nieto al-Mustacīn (gob. 1085-1110), a quienes dedicó diversas piezas literarias, tanto en verso como en prosa.
Y es que la actividad literaria de Ḥasdāy Ibn Yūsuf debió de ser muy intensa, aunque de ella nos han quedado pocos textos y muy breves. No tenemos noticia de obras suyas de medicina, pero sí de filosofía, disciplina sobre la cual escribió un libro titulado Compendio de Lógica. De su poesía se han conservado doce o quince poemas, casi todos relativos a la corte de Zaragoza y a sus relaciones con los gobernantes de otras taifas. Pero parece más interesante su faceta de prosista, de la cual conocemos quince textos fragmentarios, que tratan también sobre la actividad diplomática de la corte, excepto uno, que es una epístola jocosa puesta en boca de un estrellero de Lérida, llamado Salud, al que le faltaba un ojo, la cual iba dirigida a un médico también leridano, llamado Perdigón, al que le faltaba un compañón.
De la vida personal de Abū l-Faḍl Ibn Yūsuf no sabemos nada, excepto que tuvo un hijo llamado Abū Ŷacfar Yūsuf, el cual se dedicó también a la medicina y al estudio de la Filosofía. Éste, que fue amigo y corresponsal del filósofo Avempace (Ibn Bāŷŷa), emigró a El Cairo, donde hizo carrera en la corte fatimí y ganó fama por sus comentarios de los textos hipocráticos. También hizo un comentario del tratado de Lógica de su padre.
Obras de ~: Compendio de Lógica (al-Iŷmāl fī l-manṭiq). No se ha conservado.
Bibl.: C. del Valle, La escuela hebrea de Córdoba, Madrid, Editora Nacional, 1982; M.ª J. Viguera, Aragón musulmán. La presencia del Islam en el valle del Ebro, Zaragoza, Mira, 1988; Á. Sáenz-Badillos, Literatura Hebrea en la España Medieval, Madrid, Fundación Amigos de Sefarad - Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), 1991, págs. 21-24 y 113-114; Á. C. López y López, “Ibn Ḥasdāy, Abū l-Faḍl” e “Ibn Ḥasdāy, Abū Ŷacfar”, en J. Lirola Delgado et al. (eds.), Biblioteca de al-Andalus, vol. 3, nºs 556 y 557, respect., Almería, Fundación Ibn Tufayl de Estudios Árabes, 2004, págs. 303-309 y 309-310, respect.
Ángel Custodio López y López