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Al-Bakri

Biografía

Al-Bakrī: Abū ‘Ubayd b. ‘Abd al-‘Azīz al-Bakrī. Saltés (Huelva), s. XI – Córdoba, Šawwāl de 487 H. / 14.X.1094-11.XI.1094 C. Filólogo, geógrafo y literato andalusí.

El polígrafo Abū ‘Ubayd al-Bakrī nació en el seno de una familia perteneciente a la aristocracia árabe que comenzó a desempeñar puestos de relevancia administrativa y política en época de Almanzor. Su padre, ‘Abd al-‘Azīz al-Bakrī, se proclamó soberano independiente en las ciudades de Huelva y Saltés a partir del año 403/23.7.1012-12.7.1013), en los comienzos del desmembramiento del califato de Córdoba, siendo el gobernante de una de las dos taifas onubenses hasta su deposición en 443/1051.

Las fuentes afirman que Abū ‘Ubayd era originario de la ciudad de Saltés, ciudad que se erigía cerca de Huelva, sobre la isla del mismo nombre situada en el punto de confluencia de las desembocaduras de los ríos Tinto y Odiel, quedando despoblada tras la conquista cristiana de mediados del siglo XIII. Si su origen onubense parece seguro, ignoramos, en cambio, el momento de su nacimiento, ya que ninguna fuente proporciona una fecha concreta, sin aludir ni siquiera de pasada a este apartado. En realidad, sólo disponemos de tres fechas seguras en su biografía, la de su muerte en 487/1094, el año 443/1051, cuando abandonó Saltés en dirección a Córdoba tras la deposición de su padre como soberano, y el año 460/1067-1068, fecha de composición de su descripción geográfica.

A partir de su marcha de la zona onubense y de su traslado a Córdoba, al-Bakrī debió comenzar el desarrollo de sus estudios, que realizó junto a algunos de los más prestigiosos intelectuales de su época. Junto a su actividad como autor de diversas obras, el segundo rasgo que define la vida de al-Bakrī es su papel de intelectual áulico, fuertemente ligado a la actividad política, en la que llegó a participar de manera directa, como parece indicar el sobrenombre de “visir” que le otorgan algunas fuentes, mientras que algunas se refiere a él incluso como “el de los dos visiratos”. Según apunta uno de sus biógrafos, al-Bakrī vivió en Córdoba, aunque también viajó por otras ciudades en las cuales se asentó y estudió, hecho bastante frecuente en la vida de muchos intelectuales de la agitada época taifa. Una de ellas fue Almería, donde debió entablar relación con al-‘Uḏrī, uno de sus maestros, el cual debió inculcarle el interés por la geografía. Durante su estancia en Almería, cuya duración ignoramos, rindió también servicios políticos al soberano que lo había acogido tan favorablemente.

No obstante, el ámbito en el que al-Bakrī parece haber ejercido con mayor intensidad el papel de intelectual áulico fue la corte de la taifa sevillana de los ‘Abbādíes, en la época del célebre soberano al-Mu‘tamid (461-484/1069-1091), hijo y sucesor de al-Mu‘taḍid, soberano que había depuesto a su padre al frente de la taifa onubense. Así lo indica su obra poética, de la que sólo se han conservado algunos testimonios aislados, que constituye la parte más escasa de su producción y para la que, además estaba menos dotado. Dicha poesía expresa en algunos casos su cercanía a los círculos del poder, siendo, como es sabido, la relación entre poesía y política una de las características del período taifa, ya que las cortes de los principales soberanos de esta época fueron ámbitos propicios para el desarrollo de las letras, a cuyo cultivo fueron incluso aficionados algunos de los soberanos. En esta faceta de poeta cortesano, al-Bakrī se muestra muy próximo a los ‘Abbādíes sevillanos, quienes destronaron a su padre, y sobre todo al tercer gobernante de la dinastía, al-Mu‘t mid.

En cuanto a su formación intelectual, la época de al-Bakrī, los reinos de taifas, es uno de los períodos de mayor esplendor cultural de la historia de al-Andalus, lo cual se manifiesta en el caso que nos ocupa, ya que Abū ‘Ubayd estudió con algunos de los principales intelectuales andalusíes de todos los tiempos en los diversos ámbitos del conocimiento, tanto en los saberes islámicos como en la filología, la historia y la geografía. Entre ellos cabe mencionar al cordobés Abū Marwān b. Ḥayyān (m. 469/1076), considerado el cronista más importante de todo al-Andalus, y a Abū-l-‘Abbās al-‘Uḏrī (m. 478/1085), con quien aprendió en Almería, el cual, aunque es conocido sobre todo hoy día por su obra geográfica, sin embargo en su época destacó principalmente como tradicionista, siendo uno de los maestros más frecuentados de su época por el elevado número de discípulos que estudiaron con él. En el ámbito de los saberes propiamente islámicos, al-Bakrī tuvo, asimismo, dos ilustres maestros, Abū Bakr al-Muṣḥafī y Abū ‘Umar b. ‘Abd al-Barr. El primero de ellos, Muḥammad b. Hišām b. Muḥammad al-Muṣḥafī (393-481/1002-1089), fue un célebre alfaquí, literato y lingüista, al que las fuentes califican como uno de los más ilustres sabios de al-Andalus. Más importante aún es Ibn ‘Abd al-Barr (368-463/978-1070), perteneciente a una célebre familia cordobesa de intelectuales, especialista en derecho islámico (fiqh) y autor de numerosas obras, que ejerció como cadí en las ciudades de Lisboa y Santarem. Es considerado el mejor tradicionista de su tiempo y uno de los más grandes de todo al-Andalus, de lo que son claros síntomas su mención por al-Šaqundī en su Risāla fī faḍl al-Andalus o los más de cien discípulos que se formaron con él, lo que lo convierte en uno de los más frecuentados de su época.

Dotado de este importante bagaje, no resulta extraño que Abū ‘Ubayd destacase en todas aquellas disciplinas académicas y científicas que cultivó, por lo que él mismo debe ser incluido dentro del grupo de intelectuales más relevantes, no sólo de la época taifa, sino de todo al-Andalus. Ello se refleja en su producción escrita, en la que las características definitorias son la variedad temática y su relativa amplitud, habiéndose conservado hasta hoy día buena parte de sus obras, de casi todas las cuales existen ediciones críticas. Son varias las obras que se atribuyen a al-Bakrī en diversos campos del saber y el conocimiento, hasta un total de doce. Respecto a su temática, la mayor parte de ellas, siete, están relacionadas con la lengua y la literatura, a lo que se añaden dos de índole geográfica y tres relativas a temas diversos. Al-Bakrī es conocido en la actualidad sobre todo como geógrafo, aunque, para sus coetáneos, destacó principalmente en el ámbito de los estudios lingüísticos, siendo uno de los mejores filólogos de su época. De hecho, sus dos obras geográficas apenas son mencionadas por las fuentes de la época que, por el contrario, destacan sus aportaciones filológicas. Ello que tiene su explicación en la propia concepción islámica del saber y el conocimiento. Para los autores árabes medievales, las ramas del conocimiento más valoradas eran las directamente relacionadas con los saberes islámicos, es decir, el Corán, la tradición profética y el derecho, y en segundo lugar las de tipo filológico y lingüístico, muy relacionadas con la exégesis coránica, mientras que, en cambio, los saberes profanos estaban en un segundo lugar de importancia.

Junto a su condición de estudioso e intelectual, hay que tener en cuenta su faceta como literato, ya que al-Bakrī fue también poeta y algunos de sus biógrafos mencionan su afición a los placeres mundanos, señalando que solía entregarse al consumo de vino, al punto que era difícil encontrarlo libre de sus efluvios. En directa relación con esta afición llegó incluso a componer versos de contenido báquico que transmiten casi todos sus biógrafos.

Comenzando por su producción lingüística, su principal aportación fue Al-Tanbīh ‘alà awhām Abī ‘Alī al-Bagdādī fī Kitāb al-Nawādir, donde corrige los errores de la obra del célebre filólogo Abū ‘Alī al-Qālī (288-356/901-967). De manera similar, otras dos de sus obras filológicas son comentarios de otro autor, Abū ‘Ubayd al-Qāsim b. Sallām (m. 224/838), gramático, exégeta coránico y jurista, cuyas principales obras filológicas tratan sobre el género denominado garīb, es decir, los vocablos extraños, al que dedicó tres trabajos. Como comentario a uno de ellos, titulado al-Garīb al-muṣannaf, que se considera el primer gran diccionario de la lengua árabe, al-Bakrī escribió Ṣilat al-mafṣūl fī šarḥ abyāt al-garīb al-muṣannaf li-Abī ‘Ubayd. La segunda obra de al-Bakrī relacionada con este autor se titula Faṣl al-maqāl fī šarḥ kitāb al-amṯāl li-Abī ‘Ubayd y consiste en un comentario sobre una recopilación de proverbios del citado Abū ‘Ubayd b. Sallām.

A esta amplia producción filológica hay que añadir sus dos obras geográficas, que comentaré a continuación, así como otras tres dedicadas a temas diversos, ninguna de las cuales se ha conservado, la primera sobre los signos proféticos de Mahoma, que debió alcanzar bastante difusión, pues la citan casi todos sus biógrafos, la segunda, que él mismo menciona, titulada al-Tadrīb wa-l-tahḏīb fī ḍurūb aḥwāl al-ḥurūb, y por último una obra sobre botánica titulada Kitāb al-nabāt.

A medio camino entre la filología y la geografía se sitúa Muŷam mā istaŷama min asmā’ al-amkina wa-l-biqā’, que consiste en un diccionario de topónimos de la península Arábiga presentado según el orden del alifato entre los andalusíes de la época. Pese a su contenido geográfico, es también una obra de dimensión filológica. Tal vez su aspecto más destacado sea que representa el primer ejemplo de su género dentro de la literatura árabe, iniciando un camino que luego siguieron otros autores, como Yāqūt al-Ḥamawī o al-Ḥimyarī.

La obra que le ha otorgado mayor difusión actualmente es Kitāb al-masālik wa-l-mamālik, si bien se trata de una obra apenas mencionada en las fuentes de la época que se hacen eco de su producción. En esta obra, al-Bakrī retoma el género clásico de la geografía árabe, que surge a partir del siglo IX y es conocido como “los caminos y los reinos”, precisamente el significado del título de su obra. Sabemos con precisión la fecha en la que la compuso, el año 460/11 de noviembre de 1067-30 de octubre de 1068), como indica el propio al-Bakrī a lo largo de la misma. Por lo que se refiere al contenido, la parte principal es de carácter geográfico, destacando en ella dos elementos, su carácter universal, ya que abarca todo el mundo entonces conocido por los musulmanes, y la estructura narrativa, basada en el género árabe de los caminos y las rutas. No obstante, a pesar de ser una obra de contenido esencialmente geográfico no se limita a lo puramente descriptivo, sino que además inserta a lo largo de la narración numerosos datos históricos, etnográficos y económicos, así como aspectos folklóricos y curiosidades, lo que otorga a la obra una dimensión aún más relevante, pues aúna informaciones de diverso tipo siempre útiles para el historiador. El principal defecto de su obra radica en la falta de originalidad, ya que al-Bakrī no actúa como testigo directo de lo que describe, sino que su obra se basa en el recurso sistemático a las fuentes bibliográficas de su época, las cuales suele citar de manera puntual, resumiéndolas más que citándolas de forma literal. De esta forma, la falta de originalidad se compensa con la ventaja de habernos transmitido informaciones y fragmentos de obras hoy perdidas.

Ninguno de los diez manuscritos conocidos de esta obra está completo, lo que impide reconstruirla de forma íntegra. La primera parte es de contenido histórico, partiendo del origen de la humanidad hasta la época de Mahoma, y religioso, describiendo las creencias religiosas de los árabes paganos y de otros pueblos. Lo que se nos ha transmitido incluye la descripción de territorios correspondientes a zonas de Asia, África y Europa, pero la parte relativa a la península Ibérica está incompleta y es bastante breve: para hacernos una idea al respecto, diremos simplemente que la traducción al castellano ocupa veintisiete páginas de texto. Comienza con referencias a la Historia preislámica y la división general del territorio peninsular, designado como al-Andalus. La parte descriptiva abarca tanto espacios entonces situados bajo dominio político musulmán como cristiano. En esta zona distingue, por un lado, el país de Ŷillīqiya, que divide en cuatro partes: zona de Braga, Asturias, la habitada por los portugueses y Castilla; por otro lado, dedica un apartado a Barcelona. En cuanto a la parte musulmana, incluye la descripción de algunas de sus principales ciudades, tales como, siguiendo el orden del autor, Toledo, Talavera, Tudela, Barbastro, Córdoba, Sevilla, Algeciras, Mérida y Badajoz. Están ausentes, por lo tanto, toda la Andalucía oriental y el Levante, así como buena parte del Occidente, incluyendo la actual Portugal y la zona onubense. Finalmente, recoge noticias relativas a las riquezas naturales de la península, sobre todo minerales, y algunos datos históricos en relación con la época preislámica y la conquista musulmana.

 

Obras de ~: Description de l’Afrique septentrionale, par Abou-Obeid-el-Bekri, ed. y trad. de McGuckin de Slane, Argel, 1857; Geographische Wörterbuch des Abū Obeid Allah ibn Abd el-Aziz al-Bekri, ed. de F. Wüstenfeld, Göttingen-París, 1876-1877; Muŷam mā istaŷama, ed. de Muṣṭafà al-Saqqā, El Cairo, 1945-1951, 2 vols.; Kitāb al-Laālī fī šarḥ al-Amālī li-Abī Alī al-Bagdādī, ed. de Abd al-Azīz al-Maymanī, El Cairo, 1963; Kitāb al-masālik wa-l-mamālik, ed. parcial de Abd al-Raḥmān Alī al-Ḥāŷŷī, Beirut, 1968; Faṣl al-maqāl fī šarḥ kitāb al-amāl, ed. de Iḥsān Abbās y Abd al-Maŷīd al-Ābidīn, Beirut, 1971; Geografía de España (Kitāb al-masālik wa-l-mamālik), trad. de E. Vidal Beltrán, Zaragoza, 1982; Kitāb al-masālik wa-l-mamālik, ed. íntegra de A. P. Van Leeuwen y A. Ferre, Cartago (Túnez), 1992, 2 vols.

 

Bibl.: R. Dozy, “Notice sur les Becrites, seigneurs d’Huelva et de Djezirat Schaltisch, et sur la vie et les ouvrages du célèbre Abou Obaid al-Becri”, en R. Dozy, Recherches sur l’histoire et la littérature de l’Espagne pendant le Moyen Âge, Leiden, E. J. Brill, 1849, págs. 292-307; R. Blachére y H. Darmaun, Géographes arabes du Moyen Âge, París, Lib. C. Klincksieck, 1957; E. Lévi-Provençal, “Abū Ubayd al-Bakrī”, en VV. AA., Encyclopédie de l’Islam, I, Leiden, Brill, 1960, págs. 159-161; Ḥ. Mu’nis, Ta’rīj al-ŷugrāfīya wa-l-ŷugrāfīyīn fī-l-Andalus, Madrid, Instituto de Estudios Islámicos, 1967, págs. 108-148; V. Monteil, “Al-Bakrī (Cordoue, 1068), routier de l’Afrique blanche et noire du Nord-Ouest”, en Bulletin de l’Institut Français de l’Afrique Noire, série B, 30 (1968), págs. 39-116; P. Balañà i Abadia, “El textos d’al-Bakrī relatius a Catalunya”, en Anuario de Filología, 8 (1982), págs. 98-104; A. Ferré, “Les sources du Kitāb al-masālik wa-l-mamālik”, en Ibla, 158 (1986), págs. 185-214; F. Maíllo Salgado, La caída del califato de Córdoba y los Reyes de Taifas, Salamanca, Departamento de Estudios Árabes e Islámicos, 1993; A. García Sanjuán, “El polígrafo onubense Abū Ubayd al-Bakrī: notas sobre su biografía y su producción escrita”, en Aestuaria, 8 (2002), págs. 13-34; J. Lirola Delgado, “Abū Ubayd al-Bakrī”, en J. Lirola Delgado y J. M. Puerta Vílches (dirs.), Enciclopedia de al-Andalus, I. Diccionario de Autores y Obras Andalusíes, Granada, El Legado Andalusí, 2002, págs. 92-97.

 

Alejandro García Sanjuán

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