Amat, José de. Villa de Illar (Almería), s. xviii – ?, p. m. s. xix. Alcalde de barrio de Buenos Aires. Español que se encuentra en los documentos endonado, conocido también como Pedro José Amat.
Hijo legítimo de José de Amat y de Rosalía González.
Casó en Buenos Aires con María Gregoria Berois, descendiente del matrimonio de Francisco Matías de Berois (Veroiz o Beroys) [Notario eclesiástico] y de María Josefa de la Ayllosa, viuda de Valeriano Muñoz. Al concertar dichas nupcias, emparentó con antiguos pobladores bonaerenses. Viudo, contrajo segundas nupcias con Pascuala Estévez Correa, hija de Verísimo Estévez Correa y de Manuela Berois (o Beroys), pariente de su primera esposa. Según testamento del 31 de agosto de 1813 ante el escribano Justo José Núñez, nombró por albacea a un familiar de las que fueron sus dos cónyuges: el clérigo Juan Dámaso Fonseca. En esta oportunidad declaró no tener sucesión de ninguno de sus dos matrimonios.
Fue beneficiado con tierras en La Matanza (hoy provincia de Buenos Aires), cuya chacra conformaba la segunda suerte de tierras frente a Paso Chico en esa localidad, por herencia proveniente de su suegra, María Josefa de la Ayllosa. Al fallecer ésta, heredaron setencientas varas de frente y setencienta diez de fondo, hacia el Norte. Posteriores ventas se resolvieron en vida de Amat, junto a hermanos de su mujer, entre los años 1789 y 1791.
Se desempeñó como alcalde o comisario del barrio 17 de la ciudad porteña —cuartel 4.º—, llamado Monserrat, comprendido entre las calles, en la actualidad, de Hipólito Irigoyen, Lima y Belgrano por el Norte, Este y Sur y con la calle de Entre Ríos por el Oeste. En sus funciones al frente de dicha alcaldía se abocó, desde 1804 hasta 1807, a la tarea de empadronar a los vecinos y las armas que nativos y extranjeros poseían en sus viviendas.
En el cabildo abierto de Buenos Aires del 22 de mayo de 1810, en momentos de votar por la continuidad y cese del virrey, “El Señor Don José Amat, alcalde del barrio número diez y siete, cuartel quarto” —como reza el acta respectiva—, se definió por la cesación de aquél en el mando y porque el cabildo reasumiera la autoridad para ejercerla interinamente, reproduciendo así el voto del cura local de Monserrat —que era el de su propia parroquia— Juan Nepomuceno Solá. El voto respectivo llevó el “Orden de asistencia” n.º 172, mientras el “Orden de Votación” lo convocó en el n.º 218. Esto significaba que cada uno pasara a entregar la papeleta respectiva, ante el llamado del escribano del mismo, escrita y firmada, para refrendar su opinión. Cabe destacar que, por entonces, la gran mayoría de los votos —entre los que se contó el del mismo José Amat— fue porque no prosiguiera en el mando el virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros.
Debido a unas ventas que realizó, se conoce que en su casa se hallaban varios instrumentos musicales. A mediados de 1816, El Censor, periódico de la época, insertaba el anuncio de que en la casa de José Amat —ubicada en la calle del cuartel de Artillería, tres cuadras de la Imprenta de Niños Expósitos y para el campo—, se vendía un fortepiano superior y un órgano. Estos últimos no eran comunes en la ciudad de Buenos Aires, salvo en las iglesias.
Sobre José de Amat se desconoce la fecha de su deceso.
Bibl.: C. Ibarguren y R. A. Molina; “Hombres de Mayo”, en Revista del Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas, n.º 13, Buenos Aires (1961), págs. 26-27; O. F. Urquiza Almandoz, La cultura de Buenos Aires a través de su prensa periódica, 1810-1820, Buenos Aires, EUDEBA, 1972, págs. 341 y 346; R. H. Marfany, El Cabildo de Mayo, Buenos Aires, Ediciones Macchi, 1982, pág. 117; H. Fernández de Burzaco, Aportes Biogenealógicos para un Padrón de Habitantes del Río de la Plata, t. I, Buenos Aires, 1986, pág. 108; C. Jáuregui Rueda, Matrimonios de la Catedral de Buenos Aires, 1747- 1823, Buenos Aires, Fuentes Históricas y Genealógicas Argentinas, 1989, pág. 218; C. E. Saguier, Mercado Inmobiliario y estructura social. El Río de la Plata en el siglo xviii, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1993, Cuadro B-X, pág. 167.
Nora Siegrist
