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Bella Dutton de Pons

Biografía

Dutton de Pons, Bella. Okay-Aux-Cayes (Haití), 2.XII.1899 – Laeen (Ámsterdam), 22.V.1982. Tenista.

Británica por origen, española por matrimonio en Dusseldorf con Alejandro Pons Comella, era conocida en el mundo del tenis por dos nombres: Bella Dutton y señora de Pons.

Llegó Bella Dutton a Barcelona en 1922 invitada por su hermana Mary, casada ésta con un piloto de coches de carreras llamado Fernando de Vizcaya, visita que fue seguida por sus hermanas menores Germaine y Mona, esta última casada posteriormente con el cónsul inglés en la capital catalana Norman King, también tenistas las dos, aunque no de la clase y fama de Bella.

Bella Dutton se incorpora inmediatamente al tenis español y obtiene grandes resultados entre las jugadoras de su época, como Panchita Subirana y Rosa Torras. No se suma a los campeonatos de España hasta el segundo año de vida de la prueba femenina, año 1926 en Zaragoza. Y se lleva fácil el triunfo. La única que la roba un set es Carola Fabra. Y por este camino sigue hasta su retirada en 1934, cuando cierra su vida tenística en España, y en el mundo. Regresa a Londres, divorciada, sin hijos, donde pasará la Segunda Guerra Mundial. No contrajo nuevo matrimonio y el resto de su vida lo pasa en compañía de su sobrina, hija de Mary, a quien Bella consideraba como una hija. Sigue a ésta y a su marido a Montevideo, primero, y a Holanda, después, donde morirá, a edad avanzada, lejos del tenis, deporte que se vio obligada a abandonar a causa de la artritis. Sin embargo, todavía tuvo fuerzas y entusiasmo para iniciar en el tenis a sus sobrinos, alguno de los cuales llegó a estar bien clasificado en el ranking holandés.

En el Campeonato de España participó Bella Dutton en ocho ocasiones. Jugó dieciocho partidos en individuales, con quince victorias y tres derrotas, que le supusieron cinco títulos; en dobles disputó doce partidos, con siete triunfos y cinco perdidos, con otros dos títulos de campeona; y en mixtos, saltó a la pista quince veces para vencer en nueve y perder en seis, con otro triunfo absoluto, que hacen en total ocho títulos de campeona nacional. Buen bagaje, que pudo ser mayor si no hubiese estado ausente del torneo dos años. Cierto que Bella Dutton, señora de Pons, se benefició de la lejanía volutaria de Lili Álvarez del torneo nacional cuando la “Señorita” era muy superior a todas las españolas. La única vez que Lili y Bella se enfrentaron fue en París, en Roland Garros, con victoria apurada de la primera, lo que demuestra el buen nivel en tenis de la señora de Pons.

Pero la trayectoria tenística de Bella Dutton se proyectó más allá de las fronteras de su país de adopción. Disputó Wimbledon, sin demasiada fortuna, Roland Garros y otros torneos menores en los que siempre dejó la impronta de su clase, estilo, elegancia y entrega. Y de su belleza. Cuando sus padres la pusieron Bella de nombre acertaron plenamente. Era una mujer muy atractiva. Rubia intensa, en la pista llevaba los cabellos ceñidos por una cinta de seda azul con broche de brillantes en la frente bajo una visera de buen tamaño. Destilaba aire de triunfadora, que transmitía por sus bellos ojos. De tenis clásico, al vestir prefería el modernismo.

Cuando la pelota estaba en juego exhibía permanente semblante de sobresalto y gesto de seguridad y orgullo al concluir el game, ganase o perdiera. Era Bella Dutton una mezcla feliz de elegancia y deporte. De buena planta tenística, de belleza llamativa, y muy femenina, resultaba atractiva no sólo por su buen tenis, sino con su simple presencia. Era admirable por su original comportamiento. Se decía de ella que cuando iba a pegar un smash su cara anunciaba que lo fallaría y que se esforzaba tanto en correr que parecía próxima al sofoco cuando a cada juego mejoraba su rendimiento. De extraordinaria voluntad, en su acometividad reflejaba, sin romper ni disminuir en nada su hermosura, un espíritu inquieto y ávido de triunfo.

Técnicamente, como jugadora, la señora de Pons poseía un servicio mediocre, ejecutado con elegante altivez, derecha fuerte alargando el brazo, revés inseguro y poco desenvuelto, volea práctica... Pero, sobre todo, era una ganadora, de tenis seguro y agresivo. Una campeona.

 

Bibl.: Revista Tennis & Golf de finales de los años veinte y primeros de los treinta; M. Adrio, 125 años de Tenis en España, t. I, Madrid, 2005 [caps. 26 al 34].

 

Manuel Adrio Arrojo

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