Fernández de Sotomayor, Juan. ¿Crecente (Pontevedra)?, s. m. s. xiii – Tuy (Pontevedra), 14.VI.1323. Obispo de Tuy, notario mayor de Andalucía, canciller real.
Sobre el origen de este obispo no son pocas las discusiones y su origen no es del todo conocido; si bien pudo haber sido su padre Fernán Álvarez de Sotomayor y su madre pertenecer al linaje de los Mariño. Se le cree natural de la localidad pontevedresa de Crecente, y puede ser que abrazase la carrera eclesiástica ya viudo, como se deduce de la inscripción funeraria en la que se le menciona cum prole. Elegido obispo de Tuy en 1286, gozó de la confianza del rey Sancho IV, al que acompañó durante su viaje a Santiago de Compostela a principios de septiembre de ese mismo año —pasaban ya más de cincuenta años desde la última visita a Galicia de un monarca—, y que le confirmó los privilegios de Tuy y lo nombró notario mayor de Andalucía en 1287. Al año siguiente lo facultó para nombrar juez y merino en el abadengo de Salceda (Salceda de Caselas) y coto de Santa María de Vilaza (Gondomar) —a dos kilómetros al sur del pico Castelo—, como ya lo venía haciendo en el resto de la jurisdicción de la iglesia de Tuy. Los merinos menores eran puestos por delegación real, teniendo en lo civil la facultad de ejecutar lo mandado por los adelantados y alcaldes, y ejerciendo su jurisdicción criminal en los casos llamados “voz del rey”. En el mismo año de 1288 se halló este obispo en la Junta de Alfaro —Cortes convocadas por Sancho IV—, donde fue asesinado Lope Díaz de Haro.
En el año 1291 hizo título de colación de la mitad con cura de la iglesia de Santa Mariña de Bayona, a presentación del abad del monasterio de Oia; en este mismo año compró bienes para su iglesia en Salvatierra de Miño. Su provisor y vicario general, el maestreescuela y arcediano de Montes, Juan Suárez, dio títulos de colación de los beneficios de Santa María de Cornes de Silva (Portugal), a presentación del monasterio de Oia (1293), y de Santa Mariña del Rosal (1294). Muerto ya el rey Sancho IV en 1295, siguió gozando el obispo de la confianza de la reina regente doña María de Molina, que lo nombró su canciller y secretario en ese mismo año, encargado de guardar el sello real y autorizar con él los privilegios y las cartas reales. Actuó como canciller en la confirmación de Fernando IV del Fuero de Baeza de 1236, copia literal del de Cuenca. En 1296 se le confirman las atribuciones señoriales de percibir la mitad de las monedas, servicios y pechos —rentas reales— que los Reyes tomasen de los vasallos de la jurisdicción de la iglesia de Tuy. También se le confirmaron los castillos de Santella o Santa Elena (Nigrán) y Zamáns en Turonio o Torroña (Oia). El castillo de Santa Elena se encontraba por esos tiempos abandonado y medio derruido, tal y como se desprende del privilegio de 1295 del rey Fernando IV a la iglesia de Tuy, en el que ya aparece como perteneciente a la diócesis de Tuy desde el año 1142, en tiempos del rey Alfonso VII. Asistió a la villa templaria de Alcañices, donde en 1298 Dionisio de Portugal y Fernando de Castilla tuvieron una conferencia que puso término a las desavenencias entre ambos y donde se convino el matrimonio del rey Fernando IV con la infanta Constanza de Portugal (1290-1313), hija del rey Dionisio, matrimonio que el obispo Sotomayor celebró en 1307; también se convino en esa conferencia de Alcañices el matrimonio de Alfonso IV de Portugal con doña Beatriz, hermana del rey Fernando.
En 1298 concedió indulgencia plenaria a los que diesen limosna a la iglesia de San Martín de las Islas de Bayona (islas Cíes). Poco después recibió para su iglesia los patronatos e iglesias de San Bernabeu de Rebordechán (Covelo), Santiago de Morgadáns (Gondomar) —donde antiguamente se alzaba un castillo— y A Ramallosa (Nigrán y Bayona); en 1301 recibió por donación del pertiguero mayor de Santiago, Fernando de Castro, los de San Martiño de Caldelas de Tuy (Tuy), Ribeira de Miño (en Arbo o Crecente) y tierra de Torroña (Oia), en desagravio por los muchos daños que éste había causado a la diócesis de Tuy y a su obispo. En ese mismo año fue nombrado notario mayor de León. En 1308, tras haber declarado nulas el rey don Dionisio las escrituras e instrumentos públicos dadas por los notarios de Tuy, llegó a una concordia con él e intercambió patronatos con la fronteriza Portugal, por donde se extendía parte de su diócesis: el obispo Sotomayor cedía los de Santa María de Monzón y de Castrolaboreiro y recibía del rey portugués los de Viana, Santa Cristina de Meadela, San Martín de Moimenta de Valdevez, Santa María de Moreira, San Juan de Portella, San Juan de Silva, Santa Cristina de Mentrestido, San Verissimo de Lucio, iglesia de Lara y ermita de Peña de la Reina. Con motivo de los graves acontecimientos relacionados con los templarios, el papa Clemente V encargó a los arzobispos de Toledo, Sevilla, Santiago y Lisboa y al obispo de Palencia hacer las oportunas averiguaciones en los reinos de León, Castilla y Portugal. Poco después el Rey y los obispos, motu proprio, decidieron convocar lo que vino a ser el concilio provincial de Salamanca de 1310, del que no se conservan las actas y al que asistió el obispo Sotomayor junto con los prelados de Compostela, Lisboa, Guarda, Zamora, Ávila, Ciudad Rodrigo, Plasencia, Mondoñedo, Astorga y Lugo; finalmente declararon la plena inocencia de los caballeros templarios, hombres de intachable conducta. Este veredicto favorable fue ratificado en el concilio de Tarragona de 1312.
Ante la presión del rey de Francia Felipe IV el Hermoso (1268-1314), el papa Clemente V convocó mediante bula Regnans in coelis (1308) el Concilio general de Vienne (Francia) (1311-1312), cuyos fines eran, según la primera bula pontificia, la cuestión de los templarios, la reforma de la Iglesia y la cruzada a Tierra Santa. La bula se dirigía a todos los prelados y príncipes occidentales, siendo invitados expresamente 231. Entre los citados aparecían catorce prelados españoles, entre los que se encontraba el obispo de Tuy Fernández de Sotomayor. En la sesión de 22 de marzo de 1312 se determinó la supresión de los templarios, no por condena judicial, sino por vía de provisión apostólica. Contra esta decisión votaron todos los obispos de la Tarraconense, en especial el obispo de Valencia Raimundo de Despont, que había sido juez en el proceso. Finalmente se planteó el problema del destino de los bienes de los templarios. En la diócesis de Tuy había una encomienda templaria, que comprendía las villas de San Martiño de Coia (Vigo) y Vilavella de Redondela (a finales del siglo xii los templarios habían construido una iglesia en la isla que denominaron de San Simón, en la Ría de Vigo), que pasaron a la iglesia de Tuy en 1371. En ese mismo año donaba el rey Enrique II al deán y al cabildo de Santiago las heredades, rentas y derechos que pertenecían a la Orden del Temple en las tierras del Salnés, Moraña y Coto de Santa Mariña de Arcos da Condesa (Caldas de Reis). Además, en el año 1313 hizo títulos de colación de las tres cuartas partes del beneficio sin cura de Santa Mariña del Rosal, y de la mitad sin cura de la iglesia de Bayona, ambos a presentación del monasterio de Oia.
En el año 1319, los provisores de Braga libraron al monasterio de Oia con carta ejecutoria, del pleito allí disputado por el obispo Juan Fernández con el citado monasterio, sobre la provisión del beneficio de Santa Uxía de Mougás (Oia). En el año 1320 recibió nuevamente donación del coto de San Martiño de Caldelas de Tuy por doña Violante —hija del rey Sancho—, en satisfacción de los daños que su padre causara a la iglesia de Tuy y a su obispo. Hizo testamento el obispo Sotomayor el 11 de junio de 1323.
En él declaraba su gratitud hacia los reyes Sancho IV y María de Molina y designaba como herederos a Pedro Johan Eanes, arcediano de Cerveira, Fernando Pérez, arcediano de Miñor, y a su sobrino Juan Pérez.
También establecía en el testamento la fundación de cuatro capellanías en el coro de la catedral. Murió el 14 de junio de 1323 y fue sepultado enmedio del antiguo coro. Fray Prudencio Sandoval, obispo de Tuy entre 1608 y 1612, rescató una lauda sepulcral que encontraron sus criados en la huerta de la casa episcopal de Tuy y en la que se dice del obispo Juan que “puso con gusto miedo a los enemigos, ricos y pobres y dejó las arcas llenas cuando murió”. Además, en el claustro de la catedral de Tuy se encuentra la lápida que cubrió su tumba, y en ella están grabados cuatro escudos con las fajas jaqueladas de los Sotomayor. Varios de sus canónigos llegaron también a la dignidad de obispo, como Sancho Pérez, que lo fue de Porto, y Gonzalo Pereira, obispo de Lisboa y arzobispo de Braga (1326-1349).
Bibl.: P. Sandoval, Antigüedad de la ciudad y Iglesia Cathedral de Tuy y de los obispos que se save aya avido en ella, Braga, 1610; Nobiliario del conde de Barcelos don Pedro hijo del Rey don Dionis de Portugal, Madrid, Alonso de Paredes, 1646 [ed. facs., Santiago de Compostela, 1974 (colección Bibliófilos Gallegos)]; F. de la Gándara, Nobiliario. Armas y Triunfos de Galicia, Madrid, Julián de Paredes, 1677, pág. 520; E. Flórez, España Sagrada. Theatro Geographico-Historico de la Iglesia de España, t. XXII, Madrid, 1798, págs. 154-162 (2.ª ed.); F. Ávila y la Cueva, “Historia Civil y Eclesiástica de la Ciudad de Tuy y su obispado”, en Os obispos de Tuy, t. III (Arquivo da catedral de Tuy), Santiago, Consello da Cultura Galega, 1854 (ed. facs., 1995); P. Galindo Romeo, Tuy en la Baja Edad Media. Siglos xii-xv, Zaragoza, 1923, págs. 90-94; A. Vilanova Rodríguez, Gran Enciclopedia Gallega, t. XII, Vitoria, Silverio Cañada Editor, 1974, págs. 82-83; A. González Santiso, Los obispos de Tuy y sus armas. Heráldica Eclesiástica, Tuy, Diputación de Pontevedra, 1994, págs. 49-52; J. S. Crespo Pozo, Blasones y Linajes de Galicia, t. IV, La Coruña, Editorial Boreal, 1997; J. García Oro, “La Iglesia de Tuy en la Baja Edad Media (1070-1500)”, en La Iglesia de Tuy-Vigo, t. II, Biblioteca de Autores Españoles, Madrid, 2002, págs. 555-558; C. Acuña Rubio y C. Viscasillas Vázquez, “Aportaciones a la Heráldica Medieval de las Rías Baixas”, en Boletín de Estudios de Genealogía, Heráldica y Nobiliaria de Galicia, 5 (2006), pág. 190.
Carlos Viscasillas Vázquez