Narciso, San. ?, s. III – Gerona, p. s. IV. Obispo de Gerona y mártir.
Rastrear la historicidad de san Narciso es muy difícil, pues las más antiguas narraciones sobre su vida se encuentran en la legendaria Acta de la Pasión y de la Conversión de Santa Afra, compilación de dos documentos de diferente antigüedad, uno del siglo VIII y otro de los siglos IV-V y que, además, no dice que el obispo fuese originario de Gerona. El segundo documento en antigüedad es una carta por la que el abad Sigardo, del Monasterio de San Ulderico y Santa Afra de la ciudad de Augsburgo, solicita del obispo Berenguer Wifredo (1051-1093) reliquias de san Narciso de Gerona. Este texto proporciona, también, el primer testimonio del culto a san Narciso en Gerona, y la carta de respuesta del año 1087 en la que el obispo manifiesta que no existe ninguna Passio antigua de san Narciso y da razón de las reliquias que envía, tanto del santo como de su diácono Félix, informa de que el cuerpo del santo estaba incorrupto, por lo que no envían huesos, sino parte del vestido y de la estola. En el siglo XIII se fundó la cofradía de san Narciso y el culto al santo fue creciendo y engrandeciéndose con milagros espectaculares, las reliquias se conservaron en la iglesia de San Félix, donde, en 1792, se colocaron en una capilla mandada construir por el obispo Tommaso di Lorenzana. El cuerpo desapareció en 1936.
Según la tradición, Narciso era obispo de Gerona cuando se desencadenó la persecución de Diocleciano (303-311). Aunque había exhortado a sus fieles a aceptar el martirio y él mismo estaba dispuesto a ello, una aparición divina le ordenó acudir a evangelizar a la ciudad alemana de Augusta (Augsburgo). Viajó hacia allá con su diácono Félix y se hospedó en casa de Afra, mujer de origen chipriota que, junto a su familia, sus criadas y compañeras, Hilaria, Digna, Eunomia y Eutropia, ejercía el culto a Venus y, por tanto, se comportaba como una meretriz. Narciso consiguió convertirlos a la fe cristiana e, incluso, nombró obispo de la nueva comunidad a Diógenes, tío de Afra; todos ellos sufrirían posteriormente el martirio. Tras un tiempo en Augusta, retornó a Gerona, donde hubo de confirmar en la fe a muchos indecisos, que habían considerado su viaje a tierras germanas como una huida, y reorganizar la sede. El gran número de conversiones a él debidas determinó su muerte y la de su diácono hacia el 29 de octubre del 307, cuando estaba celebrando la misa en su sede.
San Narciso celebra su fiesta junto a la de su diácono, Félix, el 29 de octubre, aunque el Martirologio romano la cita el 18 de marzo e incluso en el siglo XVI, y por poco tiempo, el obispo Jaume Cassador la transfirió a dicho día para adaptarse al mismo. San Narciso es patrón de Gerona se le invoca contra los tábanos, avispas, moscas y mosquitos.
Iconográficamente se representa vestido de obispo con mitra y báculo. Sus específicos atributos son variados, responden a diversas circunstancias y son distintos según las regiones; en Alemania se le suele representar con un dragón a sus pies, como símbolo del triunfo sobre el paganismo. En ocasiones aparece sobre su tumba, de la que salen las moscas que, según la tradición, atacaron y pusieron en fuga a los soldados franceses cuando, habiendo invadido Gerona durante la guerra contra Pedro III de Aragón, trataron de profanarla en 1286; este tema fue eliminado en el Concilio de Trento, pero se ha seguido representando e incluso, a veces, se atribuye erróneamente el hecho a la época del ataque de las tropas de Napoleón a Gerona.
Bibl.: P. Ribadeneira, Flos Sanctorum 2.ª Parte en la que se contienen las vidas de muchos santos de todos estados, que comúnmente llaman Extravagantes, Madrid, Luis Sánchez, impresor, 1616, págs. 165-167; J. Ferrando Roig, Iconografía de los Santos, Barcelona, Omega, 1950, pág. 203; J. Mercader y Bohigas, Vida e historia de san Narciso. Glorioso obispo, Apóstol, Mártir y Patrono de Gerona, Gerona, Taller Tipográfico Ariel, 1954; L. Reau, Iconographie de l’Art Chrétien. Tome III, Iconographie des Saints, Paris, Presses Universitaires de France, 1958, págs. 967-968; J. Fernández Alonso y A. Cardinalli, “Narciso e Felice”, en Bibliotheca Sanctorum, vol. IX, Roma, Pontificia Università Lateranense, 1961-2000, págs. 723-727; Acta Sanctorum Database, Antuerpiae-Bruxellis, Sociedad de Bollandistas, 1643-1940, marzo II, col. 621, acta.chadwyck.com (en línea).
Elena Sainz Magaña