Zabala Centenera, Tomás de. Marín (Guipúzcoa), 28.I.1582 baut. – Madrid, 7.VI.1648. Calígrafo, docente y examinador de maestros.
Aún sin llegar a las cotas alcanzadas por su hermano Felipe, Tomás de Zabala también ocupa un lugar destacado en la historia de la caligrafía española de la centuria decimoséptima, siglo en que se reducen en España las clases de letras a la humanística bastarda y a la gótica procesal. Nació en la aldea guipuzcoana de Marín el año 1582, en el seno de una humilde familia hidalga. Allí fue bautizado el 28 de enero por Juan Abad de Esmaldia. Cursó los primeros estudios, junto a su hermano, en el Colegio de la cercana localidad de Leintz-Gatzaga, donde fue enviado por sus padres, Bartolomé de Zabala y Ana de Centenera. Desde joven mostró aptitudes en el manejo de la pluma. En 1600 ya estaba establecido como docente en Madrid, con escuela en la calle de la Paz, donde también la tenía el maestro Antonio Rico.
Después de liderar, en compañía de otros docentes de la Congregación de San Casiano —Juan de Jerez, Bartolomé Martínez—, diversos litigios y pleitos contra el examinador de maestros Francisco Montalvo, el 3 de septiembre de 1607 Tomás fue nombrado como tal por el corregidor Gonzalo Manuel. Este cargo lo mantuvo hasta 1616, fecha en que hizo dejación de él por incompatibilidad con Pedro Díaz Morante, también examinador, privándose tanto del honor de este cometido como de los beneficios pecuniarios anejos al mismo. Su ministerio recayó en Gregorio Vázquez de Salgado. Poco después, trasladó su escuela a la céntrica calle Cádiz —Majadericos—, en donde siguió impartiendo su magisterio. Al igual que su hermano, acumuló a lo largo de su vida una respetable fortuna.
Falleció a la edad de sesenta y seis años y fue enterrado, según dispuso en su testamento, en la parroquial de San Ginés. Aunque ejecuta la letra redonda de una manera grácil, sobresale en el trazado de la bastarda, de gusto español, sin que tampoco desdeñe el empleo de los caracteres grifos y romanos, a tenor de las diversas muestras escriturarias que compuso y que se conservan en la Biblioteca del Museo Pedagógico Nacional. Tanto él como Felipe Zabala, por el número de años que tuvieron escuela en la Corte, afianzaron la letra bastarda, pues el número de alumnos a los que enseñaron a escribir y de maestros salidos de sus aulas fue elevado. Cabe destacar, asimismo, que sus hijos Tomás y Diego —fallecidos en 1623 y 1624, respectivamente— también abrieron sendas escuelas en la capital de España, el primero en San Salvador y el segundo en la plazuela de Herradores.
Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Diocesano de Madrid, Parroquia de Santa Cruz, Defunciones, lib. 7; Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Biblioteca del Museo Pedagógico Nacional, Colección de Manuscritos y Raros.
M. Rico y Sinobas, Diccionario de calígrafos españoles, Madrid, Real Academia Española, 1903; E. Cotarelo y Mori, Diccionario biográfico y bibliográfico de calígrafos españoles, t. II, Madrid, Imprenta de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1916 (t. II, Madrid, Visor Libros, 2004, págs. 324- 326); R. Blanco y Sánchez, Arte de la escritura y la caligrafía, Madrid, Perlado, Páez y Cía., 1920 (6.ª ed.), pág. 232; M. Barona Cherp, Historia de la escritura y de la caligrafía española, Gerona, Antonio Franquet Gusiñe, 1926 (2.ª ed.), pág. 115.
Juan Carlos Galende Díaz