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Buenaventura Malibrán Crisando

Biografía

Malibrán Crisando, Buenaventura. Montluis (Francia), c. 1768 – Puigcerdá (Gerona), c. 1842. Comisario ordenador del Ejército e intendente de provincia honorario.

Nacido en la Cerdaña francesa y pariente de los marqueses de Leuville, se vio afectado por la persecución de los revolucionarios a su familia y obligado a emigrar a América, donde pasó a servir a la Administración española, siendo su labor muy apreciada por sus jefes. A la vista de todo ello y de las pérdidas económicas personales que sufrió en varias arriesgadas misiones que le fueron encomendadas, fue nombrado teniente gobernador y oficial real de la provincia de Citará en el Chocó, cargo que desempeñó hasta 1806, año en que regresó a España con licencia, siendo nombrado comisario de guerra del Ejército y luego contador principal de Granada.

Al iniciarse la Guerra de la Independencia sirvió en el primer ejército que operaba en Cataluña. El conde de Montijo lo envió a París para llevar documentos al duque de San Carlos, con objeto de formar un plan con vistas a rescatar a Fernando VII de su encierro en Valençay. De regreso a España, y comunicado el proyecto a Palafox, éste le auxilió con 41.000 duros que había de llevar secretamente a Francia para financiar aquél. Malibrán marchó con un guía y tres mulas tratando de atravesar de nuevo la frontera francesa, pero fue descubierto por patriotas españoles, quienes, tomándolo por espía, lo sometieron a mil vejaciones y estuvieron a punto de fusilarlo en Oliana. Para evitarlo, hubo de descubrir el proyecto. A la vista de todo ello, el conde de la Campaña le hizo ver la conveniencia de suspenderlo, dada la publicidad que se había producido, lo que le llevó a entregar el dinero a la Junta de la Seo de Urgel.

Continuó la guerra, siendo gravemente herido en la acción de Sallagosa de 29 de octubre de 1810. El 28 de diciembre siguiente fue premiado por la Junta Central con los honores de intendente de provincia.

Ascendido a comisario ordenador efectivo, a petición suya, y para descansar de las fatigas sufridas, se le confirió la administración de la aduana de Puigcerdá, muy cerca de su lugar de nacimiento. Desde allí prestó a los generales combatientes noticias sumamente útiles, además de desarrollar una incansable labor en relación con el abastecimiento del ejército, y la dirección de hospitales le dio repetidamente las gracias por su atención y cuidado de los militares heridos o enfermos.

Terminada la guerra, su eficiente dedicación fue reconocida y distinguida tanto por el gobierno español como por el de la restauración en Francia.

 

Bibl.: J. Gómez de Arteche, Fernando VII en Valençay. Tentativas encaminadas a procurar su libertad, Madrid, Imprenta de Manuel G. Hernández, 1880; F. Lambarri Yanguas, Galería militar de Intendencia. Armas y letras [...], Barcelona, Mundilibro [1973-1974].

 

Juan Miguel Teijeiro de la Rosa