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Biografía

 

CIYĀ,  cIyā b. Mīsa b. cIyā b. cAmrīn (o cAmr) b. Mīsa b. cIyā b. Muhammad b. cAbd Allāh b. Mīsa b. cIyā Al-Yahsubī Al-Sabtī. Ceuta, 476 H./1083 C. – Marrakech (Marruecos), 544 C./X.1149 H. Ulema, cadí, jurista, historiador.

Jurista mālikí, historiador y experto en tradición profética que sirvió a los almorávides como juez de su ciudad natal y de Granada, autor de una famosísima obra en alabanza del profeta Muammad conocida como al-Šifā’.

Sus antepasados por vía paterna, pertenecientes al linaje yemení de Yaub, se instalaron en Baza (Jaén), desde donde pasaron al Magrib, instalándose en Fez. cAmrūn, bisabuelo de cIyā y jefe militar, se trasladó desde Fez a Ceuta para estar más cerca de los rehenes de la familia que Almanzor se llevó a al-Andalus como garantía de la fidelidad del resto de los miembros de la misma. Por vía materna, cIyā también procedía de una ilustre familia ceutí, pues su madre era hija de cAlī o Yaclà b. Muammad b. cUbayd al-Macāfirī.

La vida del cadí cIyā transcurre paralela al apogeo y decadencia del imperio almorávide. El año de su nacimiento fue el mismo en que Ceuta cayó en manos de Tamīm al-Mucizz, hijo del primer emir de la dinastía, Yūsuf b. Tāšufīn, y su muerte coincide con los primeros año de gobierno de los almohades.

En Ceuta nuestro sabio estudia con un elevado número de maestros entre los que destaca el cadí Abū cAbd Allāh Muammad b. cĪsà al-Tamīmī con el que adquirió conocimientos básicos en todas las disciplinas. Cabe citar también a Abū Isāq Ibrāhīm b. Ŷacfar al-Lawātī al-Fāsī, a Abū Muammad cAbd Allāh b. Amad al-cAdl, a Ibrāhīm b. Amad al-Qaysī, a su tío materno Abū Bakr Muammad b. cAlī al-Macāfirī y al hijo de éste y, por tanto, primo materno de cIyā, Abū l-Qāsim cAbd al-Ramān b. Muammad al-Macāfirī, a Abū l-Qāsim cAbd al-Ramān b. Muammad al-Kūmī conocido por Ibn al-cAŷūz, a Abū Muammad aŷŷāŷ b. Qāsim, a Abū cAbd Allāh al-Nafarī, a Abū Bakr Muammad b. cAbd Allāh al-Farrā' al-Ŷarīrī al-Šācir, a cAlī b. Muammad b. Darà al-Nawī, a Abū cAlī al-asan b. cAlī b. Æarīf al-Tāhartī al-Nawī, a Muammad Ibn cAÐiyya al-cAqlī, etc..

Con estos maestros aprendió de memoria el Corán según sus siete lecturas; lengua árabe y literatura; fundamentos del derecho y de la religión; teología discursiva, dialéctica y el arte de la controversia según la doctrina de Abū l-asan al-AŠcarī (fundador de la más importante escuela de teología dialéctica del islam); jurisprudencia y tradición profética.

Durante la escala que el jurista y teólogo sevillano Abū Bakr Ibn al-cArabī hizo en Ceuta en el camino de regreso a al-Andalus de su viaje a Oriente (véase entrada correspondiente en este mismo diccionario), ‘Iyā aprendió con él su obra sobre los juramentos obligatorios (al-aymān al-lāzima). Abū cAlī usayn b. Muammad al-Ŷayyānī al-Gassānī, famoso tradicionista de Córdoba, Abū cAbd Allāh Muammad b. Šabrīn, cadí de Sevilla, y el eminente gramático Abū Muammad cAbd Allāh b. Muammad b. al-Sīd al-BaÐalyawsī le concedieron licencia para transmitir sus obras, sin necesidad de tener que personarse en sus clases. cIyā solicitó este mismo tipo de permiso a otros maestros no residentes en al-Andalus como al-Māzarī, Abū Bakr al-ÆurÐūŠī y al-Silafī, que se la concedieron, pero no así el teólogo muctazilí al-ZamajŠarī.

En la época en la que transcurre la etapa de formación de `Iyā era habitual que los sabios viajaran a Oriente para completar su formación. Sin embargo, el destino del viaje de estudios de cIyā fue al-Andalus, adonde se dirigió recomendado por el nuevo emir, cAlī b. Yūsuf.

‘Iyā salió de Ceuta a mediados de ŷumādà I de 507/finales de octubre de 1113, y visitó los principales centros del saber en la zona.

En Córdoba siguió las enseñanzas de Abū cAbd Allāh Muammad b. cAlī Ibn amdīn, al que ‘Iyā había sido encomendado, de Ibn RuŠd el abuelo, el más destacado de sus maestros en jurisprudencia, además de Ibn Sirāŷ, Abū Muammad cAbd al-Ramān b. Muammad Ibn cAttāb al-Ŷu²āmī, Abū cAbd Allāh Muammad b. Amad Ibn al-āŷŷ al-Tuŷībī al-QurÐubī, cAbd Allāh b. Amad al-Šantarīnī, Abū cĀmir Muammad b. Amad al-ÆulayÐulī, Abū Bar Sufyān al-Asadī, Abū l-Qāsim Amad b. Muammad Ibn Baqī b. Majlad, Abū l-Qāsim Jalaf b. Ibrāhīm al-JaÐīb al-Muqri' conocido como Ibn al-Naḥḥās y como Ibn al-a½½ār, Abū l-Walīd HiŠām b. Amad al-cAwwād, Abū l-usayn Sirāŷ Ibn cAbd al-Malik y Abū l-asan Yūnus b. Muammad Ibn Mugi£.

Después se dirigió a Murcia adonde llegó a primeros de ½afar 508/1114 con la intención de escuchar a la máxima autoridad en materia de tradición profética en aquel momento, Abū cAlī al-¼adafī, conocido también como Ibn Sukkara, que en aquél momento era el titular del cadiazgo de la ciudad. Sin embargo, cIyā tuvo que esperar dos meses hasta poder verlo porque Ibn Sukkara había abandonado el puesto de cadí sin previamente solicitar permiso para ello y se había ocultado para evitar represalias. Cuando le fue aceptada su dimisión reapareció, pudiendo entonces cIyā estudiar con él. El maestro le concedió una licencia general para la transmisión de sus obras. De Murcia, en una fecha que desconocemos, se dirigió a Almería, antes de volver a Ceuta el 7 ŷumādà II 508/7 de noviembre de 1114.

En al-Andalus, cIyā perfeccionó, básicamente, su formación como jurista y como tradicionista. Tras desembarcar en Ceuta fue sometido a una especie de examen para comprobar el aprovechamiento que había hecho de su estancia en al-Andalus. Pasó la prueba con excelentes resultados pues inmediatamente después fue nombrado miembro del consejo consultivo de alfaquíes de la ciudad. El 26 de ½afar 515/15 de mayo de 1121 fue nombrado cadí de Ceuta, cargo en el que permanece unos 15 años durante los cuales se encarga, además de ejercer sus competencias judiciales ordinarias, de supervisar los trabajos de ampliación hacia el oeste de la mezquita mayor de Ceuta —que habían sido iniciados por su antecesor en el cadiazgo—, de la reconstrucción de la fortaleza del Ŷabal al-Minā o Monte Hacho —a cuyo levantamiento, parece ser, había contribuido su bisabuelo cAmrūn en tiempos de Almanzor— y de otros monumentos, poniendo en ello dinero de su propio bolsillo, como cuenta su hijo y principal biógrafo, Muammad b. cIyā, el cual, dramatizando en exceso quizá, afirma que tras su paso por la judicatura, su padre perdió todo lo que había heredado de su familia y se quedó sin dinero en efectivo porque para comprarse el octavo de una explotación agrícola a las afueras de Málaga tuvo que vender parte de las propiedades que aún le quedaban en Ceuta y dejó a sus herederos una deuda de 500 dinares.

El 1 de ½afar de 531/28 de octubre 1136 es relevado del cadiazgo de Ceuta y promovido al de Granada. En esta nueva etapa contó como secretarios judiciales con uno de sus discípulos, Ibn Zarqūn, y con su sobrino al-Zāhid. Poco tiempo después es destituido por el emir cAlī, a instancias de su hijo TāŠufīn, gobernador de la ciudad por aquel entonces y con el que el ceutí habría mantenido una serie de discrepancias doctrinales relacionadas, al parecer, con las inclinaciones de TāŠufin hacia ciertas formas de sufismo que cIyā consideraba inaceptables. Según Muammad b. cIyā, “TāŠufin no estaba a la altura de su cargo y se sintió agobiado cuando mi padre trató de conciliarle con las doctrinas religiosas verdaderas, así como apartar a sus compañeros de lo falso, a sus servidores de la injusticia y desposeerles de los cargos públicos que desempeñaban”.

No era la primera vez que cIyā se mostraba suspicaz con respecto al sufismo, ciencia cuya licitud era objeto de debate en el Occidente islámico por aquella época. Una buena parte de la discusión giraba en torno al contenido de la obra titulada “La revivificación de las ciencias religiosas” de Abū āmid al-Gazālī, conocido por los sabios cristianos medievales como Algacel. Según algunos biógrafos, cIyā habría emitido o, al menos, participado en la emisión de un dictamen favorable a la quema de las obras de al-Gazālī, extremo éste que debe ser aceptado, a pesar de que la noticia no está exenta de problemas historiográficos, sin que por otra parte ello implique, como se esfuerza por explicar su hijo Muhammad, un rechazo indiscriminado por parte de cIyā del sufismo y de los sufíes.

El enfrentamiento con TāŠufīn no fue, como vamos a ver, ni el último, ni el menos grave de los enfrentamientos de cIyā con los gobernantes de su tiempo.

Tras su destitución y antes de regresar a Ceuta, pasó un tiempo en Córdoba donde volvió a encontrarse con Abū Bakr Ibn al-cArabī, asistiendo a sus clases y donde a su vez impartió él clases, entre otros a Ibn RuŠd el nieto, conocido en el Occidente cristiano como Averroes. Durante los siete años siguientes estuvo apartado de la judicatura y de otro tipo de cargos jurídico-religiosos, dedicándose a la enseñanza y a componer algunas de sus obras, entre las que destacan su obra en alabanza del Profeta titulada “La curación mediante la declaración de los derechos exclusivos del Escogido por Dios” (al-Šifā’ bi-ta`rīf uqūq al-mu½Ðafà), obra fundamental en la veneración por la figura del Profeta y en la introducción de la celebración de su nacimiento en el Occidente islámico a partir del siglo VII/XIII, y su Tartīb al-madārik o historia de la escuela jurídica mālikí. Durante esta época realizó también diversos desplazamientos a al-Andalus y a diferentes puntos del Magrib.

Sin embargo, y como podemos ver también a través de la experiencia de Abū Bakr Ibn al-cArabī, en tiempos de agitación política, se vuelve imposible prescindir de los hombres competentes. En 539/1144-5, Ibrāhīm, hijo de TāŠufīn b. cAlī, es nombrado emir tras el asesinato de su padre y nombra a cIyā cadí de Ceuta, cargo que desempeña hasta antes de junio de 542/1148. En esta fecha la ciudad cae definitivamente en manos de los almohades, no sin que cIyā hubiera jugado previamente un destacado papel en su rendición última que resultó fatal para él y para su familia. Y es que en 541/1146, y ante el imparable avance de los almohades, el recién nombrado cadí de Ceuta encabezó la delegación con que la ciudad presentaba su sumisión al nuevo sultán que, acampado frente a Salé, la aceptó y les asignó a Majlūf al-Tinmallī como gobernador. Sin embargo, poco después, aprovechando una serie de levantamientos simultáneos contra los almohades en los territorios recién conquistados por ellos, Ceuta se declaró en rebeldía liderada por cIyā y con la ayuda del último gobernador almorávid de al-Andalus, Yahyà b. Gāniya. El sultán almohade, cAbd al-Mu’min, reaccionó enviando un ejército que tras recuperar Salé y Tánger, puso sitio a Ceuta. Durante un tiempo, cIyā se negó a rendirla, pero finalmente hubo de capitular. Desposeído de su cargo, salió de su ciudad natal el 25 de ŷumāda II de 543/9 de noviembre de 1148 para no regresar. En un primer momento recibió la orden de desplazarse a Dāy, en la zona de Tadla cercana a Marrakech, para ejercer como juez de las tribus locales. Luego, junto con otros notables de Ceuta, le asignaron residencia en Marrakech donde permaneció como garante de la sumisión de su ciudad de origen. Llegó a la Capital el lunes 8 de raŷab de 543/21 de noviembre de 1148 y murió en ŷumādà II o ramaān 544/octubre de 1149 o enero de 1150. Según su hijo Muammad, había salido en una algazúa contra los Dukkāla en compañía del emir, pero enfermó y volvió a Marrakech donde murió una semana después. Algunos autores se hacen eco de rumores de que su muerte no se debió a causas naturales.

Sus restos fueron enterrados cerca de la puerta conocida como Bāb Aylān, dentro del recinto de la ciudad de Marrakech. Su tumba, mandada construir ya en época de los benimerines, es lugar de peregrinación desde 1100/1689 aproximadamente, pues cIyā es considerado como uno de los siete patronos de Marrakech. Su veneración como tal se debe a haber compuesto el Šifā’ en alabanza del Profeta, con la que además alcanzó gran renombre en todo el mundo islámico, llegando a influir en autores orientales de la talla de Ibn Taymiyya.

Aunque cIyā no es el más brillante de los juristas del período almorávide, sí es desde luego uno de los más carismáticos, precisamente por su implicación en los acontecimientos políticos mencionados anteriormente. Se trata en cualquier caso de un jurista original, cuyos dictámenes —recopilados por su hijo Muhammad en la colección de casos judiciales relacionados con su padre y titulada Ma²āhib al-ukkām fi nawāzil al-akām o “La actuación de los jueces en los procesos judiciales”— lograron en muchos casos sentar jurisprudencia. Es también uno de los tradicionistas más reputados del Occidente islámico tanto por su fiabilidad como por sus conocimientos en la ciencia de la tradición profética, de la que muchos le consideran un renovador y a la que dedicó varias de sus obras importantes. La actividad desarrollada por cIyā en este campo está muy ligada a sus buenos conocimientos de lexicografía y lengua árabe.

Además de miembro del consejo consultivo de su ciudad y de cadí, cIyā ejerció como predicador de su mezquita mayor y como notario. La función judicial la ejercieron también algunos de sus descendientes como su hijo, ya mencionado, que fue cadí de Granada y de Denia en época almohade, y su bisnieto, Muammad b. cIyā b. Muhammad b. cIyā, que ocupó el cadiazgo en Málaga, y después, en Granada, a principios del reinado de los nazaríes.

Entre sus discípulos se cuentan su hijo Abū cAbd Allāh Muammad, Ibn BaŠkuwāl, cAbd al-Ramān b. Amad b. Amad al-Azdī al-GarnāÐī conocido como Ibn al-Qa½īr al-Azdī, cAbd al-Ramān b. Maā' al-Lajmī, Muammad b. Sacīd al-An½ārī al-IŠbīlī, conocido como Ibn Zarqūn, etc.

Su obra Bugyat al-rā’id li-mā fī adi£ umm Zarc min al-fawā'id, también conocida como Šar adī£ umm Zarc es un comentario de un extenso hadiz conocido como de Umm Zarc, cuya transmisión registraba numerosas variantes y errores que era necesario aclarar.

En Al-Gunya fī asmā' Šuyūji-hi, cIyā consignó la lista de sus maestros y las obras estudiadas con ellos a modo de catálogo. Trabajó en él hasta el final de sus días, pues pudo consignar la fecha de muerte de su maestro Abū Bakr Ibn al-cArabī, acaecida en 543/1148, un año antes de su propia muerte.

La obra llamada Al-Iclām bi-udūd qawācid al-Islām es una profesión de fe islámica pensada para que los niños la aprendieran en la escuela en vez de la profesión de fe de Ibn Abī Zayd de Qayrawān, que era la que se enseñaba en el Occidente islámico hasta ese momento y que los sabios del siglo XII empezaron a considerar que propiciaba una concepción demasiado física de Dios.

Sobre la ciencia de la tradición profética y más específicamente sobre el análisis de las cadenas de transmisión destaca Al-Ilmāc ilà macrifat u½ūl al-riwāya wa-taqyīd al-summāc. También abarco otros tipos de escrito como en Kitāb aŷwibat al-qurÐubiyyīn una recopilación de dictámenes jurídicos a problemas legales planteados por él mismo a una serie de juristas cordobeses como Ibn RuŠd el abuelo, Ibn al-āŷŷ y Muammad b. Ismācīl.

Los biógrafos mencionan también una colección de dictámenes emitidos por otros juristas a petición de cIyā o por él mismo a petición de terceros bajo los títulos de Kitāb al-aŷwibat al-muabbara calà l-masā'il al-mutajayyara y de Aŷwibatu-hu cammā nazala fī ayyām qaā'i-hi min nawāzil al-akām. Estos materiales no se conservan de forma independiente sino que fueron utilizados por su hijo Muammad para componer la obra que dedicó a la actividad como juez y como jurisconsulto de su padre y a la que dió el título de Ma²āhib al-ukkām fī nawāzil al-akām (La actuación de los jueces en los procesos judiciales).

La obra Kitāb ikmāl al-Muclim fī Šar Muslim pretendía ser un complemento del comentario compuesto por al-Māzarī sobre la famosísima colección canónica de hadices conocida como ¼aīh Muslim. El Ikmāl o complemento de cIyā se conoce también como Šar adī£ Muslim, “Comentario a la recopilación de hadices de Muslim” y parece que fue compuesto con posterioridad a su obra al-Ilmāc.

Realizó una historia de los almorávides que se detiene poco antes de la muerte de su autor, en el año 540/1145-46 y no se conserva, titulada Kitāb ta'rīj al-murābiÐīn ó al-Ŷāmic fī l-ta'rīj, “. Otros escritos históricos como el caso de Kitāb ta'rīj Sabta o Historia de Ceuta, también conocida como al-Funūn al-sitta fi ajbār Sabta, tampoco se ha conservado.

En MaŠāriq al-anwār calà ½aī al-ā£ār, se explican hadices extraños que incluyen el MuwaÐÐa’ de Mālik b. Anas —que además de primera fuente de la doctrina legal de la escuela mālikí es una importante colección de tradiciones proféticas— y las dos colecciones canónicas de hadiz de al-Bujārī y de Muslim. Esta obra parece que fue compuesta después de al-Ikmāl.   Con el título de Al-Mucŷam fī Šuyūj al-¼adafī, también conocida como Kitāb al-mucŷam fī Šuyūj Ibn Sukarra, elaboró un diccionario biográfico perdido, dedicado a los maestros de Abū cAlī al-¼adafī, gran tradicionista con el que, como hemos visto, estudió el cadí cIyā. También hay constancia de poemas, recopilados por su hijo Muammad en la biografía de su padre conocida como al-Tacrīf, y por Ibn Diya en su colección de poesía titulada al-MuÐrib.

En la obra Al-Šifā' bi-tacrīf uqūq al-mu½Ðafà (“La curación mediante la declaración de los derechos exclusivos del Escogido por Dios”) u obra en alabanza del Profeta Muammad en la que su autor aporta toda una serie de argumentos textuales y racionales que avalan la superioridad de la figura del Profeta con respecto a otras autoridades religiosas alternativas. El Šifā' estaba terminado, o casi, cuando cIyā fue nombrado cadí de Granada, pues lo enseñaba a sus discípulos en esta ciudad e introdujo en ella algunas correcciones propuestas por estos últimos. El comentario a la famosa compilación de jurisprudencia mālikí temprana conocida como la Mudawwana del jurista tunecino Sahnūn se tituló al-Tanbīhāt al-mustanbaÐa calà kutub al-Mudawwana wa-l-MujtaliÐa. Por último realizó un diccionario biográfico sobre los juristas mālikíes que constituye una de las fuentes más importantes que existen para reconstruir la historia de esta escuela jurídica hasta poco antes de la muerte de su autor.Tartīb al-madārik wa-taqrīb al-masālik fī macrifat aclām ma²hab al-imām Mālik, conocida también como Æabaqāt al-mālikiyya y Æabaqāt al-fuqahā' al-mālikiyya.

Obras de: Bugyat al-rā’id li-mā fī adi£ umm Zarc min al-fawā'id (Šar adī£ umm Zarc); Al-Gunya fī asmā' Šuyūji-hi; Al-Iclām bi-udūd qawācid al-Islām; Al-Ilmāc ilà macrifat u½ūl al-riwāya wa-taqyīd al-summāc; Kitāb aŷwibat al-qurÐubiyyīn; Ma²āhib al-ukkām fī nawāzil al-akām; Kitāb ikmāl al-Muclim fī Šar Muslim; Šar adī£ Muslim; Kitāb ta'rīj al-murābiÐīn ó al-Ŷāmic fī l-ta'rīj (desapar.); Kitāb ta'rīj Sabta [al-Funūn al-sitta fi ajbār Sabta] (desapar.); MaŠāriq al-anwār calà ½aī al-ā£ār; Al-Mucŷam fī Šuyūj al-¼adafī [Kitāb al-mucŷam fī Šuyūj Ibn Sukarra]; al-Tacrīf, recop. por Muammad; Al-Šifā' bi-tacrīf uqūq al-mu½Ðafà; al-Tanbīhāt al-mustanbaÐa calà kutub al-Mudawwana wa-l-MujtaliÐa yTartīb al-madārik wa-taqrīb al-masālik fī macrifat aclām ma²hab al-imām Mālik [Æabaqāt al-mālikiyya y Æabaqāt al-fuqahā' al-mālikiyya], s. l., s. f.

Bibl.: M. Talbi, Biografies aghlabides extraites des Madārik du Cadi cIyā, Túnez, 1968, págs. 51-58; al-Maqqarī, Azhār al-riyā fī ajbār cIyā, vols. I-IV y V, Rabat, 1978 y 1980, respect.; M.ª J. Hermosilla, “En torno al cadí cIyā I: datos biográficos”, en Miscelánea de Estudios Árabes y Hebráicos, 27-28 (1978-1979), págs. 149-164; VV. AA., [cadí cIyā], n. monogr., en Al-Manāhil, 9 (1980); Muammad b. cIyā, al-Tacrīf bi-l-qāī cIyā, ed. de M. Bencherifa, Muammadiyya, 1982(2.ª ed.); Dawrat al-qāī cIyā (Actas del congreso sobre la vida y la obra de cIyā celebrado en Marrakech 20-22 marzo de 1981), Muammadiyya, 1984, 3 vols.; . al-Warāglī, Abū l-Fal al-qāī cIyā al-sabtī (£abt bibliyūŷrāfī), Beirut, 1994; Ibn BaŠkuwāl, Kitab al-qurba ilà Rabb al-'Alamin (El acercamiento a Dios), est., ed. crítica y trad. de C. de la Puente, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas-Agencia Española de Cooperación Internacional, 1995, págs. 17-175; D. Serrano Ruano, “Los Banū cIyād (de la caída del imperio almorávide a la instauración de la dinastía nazarí)”, en M. L. Ávila y M. Fierro (eds.), Estudios Onomástico Biográficos de al-Andalus, vol. IX, Madrid-Granada, 1999, págs. 351-406.

Delfina Serrano Ruano

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