Calderón, Rodrigo de. Don Benito (Badajoz), p. s. xvii – Cartago (Costa Rica), 10.VII.1668. Alguacil mayor, corregidor.
Considera su biógrafo, el ingeniero Mario Barrantes Ferrero, que en Cartago fue persona principal.
Ocupó cargos destacados en la Administración colonial, como el de alguacil mayor, corregidor de Pacuacua, capitán de la Santa Hermandad de Cartago y, en 1662, corregidor de Barva. Casó en 1620 con Isidra Zambrano.
Pero, fundamentalmente, Rodrigo de Calderón debe destacarse como uno de los personajes más importantes dentro del ámbito de la actividad empresarial privada, en el período colonial costarricense. No sólo son importantes las transacciones de compra y venta de esclavos que, por sí, en una provincia pobre, eran muy destacadas, sino que ello implicaba su presencia en otra empresa fundamental durante este período: los cacaotales en Matina; prueba de ello es que en 1666, después de las invasiones de los piratas, no sólo participó en la defensa de la provincia, sino que tomó en arriendo plantaciones con daños causados por aquellos invasores, a pesar del peligro latente que había en aquella zona por este tipo de hechos. Además, ya en 1663 había adquirido otra finca que pertenecía al gobernador y capitán general Rodrigo Arias Maldonado.
Son muchas y variadas las transacciones comerciales en que aparece involucrado Rodrigo de Calderón: compra y venta de esclavos, fincas cacaoteras en Matina, propiedades en Ujarrás y venta de mulas; sin embargo, no hay duda de que una de las más importantes e interesantes tuvo lugar en 1661, cuando adquirió tres caballerías de terrenos baldíos en el valle de Aserrí y, ya para el año siguiente, aparece operando un molino de “pan moler”, llamado de Nuestra Señora de la Soledad y que fue ubicado en lo que es hoy el distrito de San Juan de Desamparados, al sur de San José; en aquel tiempo constituyó el primer molino instalado en el valle Occidental.
Al morir en 1668 dejó dentro de su herencia este molino pero también, entre otros bienes, “unas casas de tejas y de paja en que vive su Merced el Gobernador y Capitán General y que desde que vive en ellas no me ha pagado nada de sus alquileres”, señaló en su testamento, no sólo como evidencia de sus pertenencias, sino de la situación imperante en aquella época y hasta engrosar, si cabe, el anecdotario costarricense.
Bibl.: L. Fernández, Colección de Documentos para la Historia de Costa Rica, t. VIII, Barcelona, Imprenta Viuda de Luis Tasso, 1907, págs. 303 y 345; M. Barrantes Ferrero, “El molino de nuestra Señora de la Soledad”, en Revista de la Academia Costarricense de Ciencias Genealógicas (San José), 13-14 (1965-1966), págs. 71-72.
Óscar Aguilar Bulgarelli