Marco Sanz, Lope. Campillo (Zaragoza), p. s. XVI – Zaragoza, 15.IX.1570. Monje cisterciense (OCist.), de Santa María de Piedra (Zaragoza), abad de Veruela, vicario general de la archidiócesis.
Descendiente de familia modesta del Roncal, recibió el hábito en Piedra el 20 de septiembre de 1522, cinco días antes que lo hiciera Hernando de Aragón, lo que indica que hicieron el noviciado y recibieron la formación monástica juntos. Cuando Hernando fue nombrado abad de Veruela en 1535, le llevó consigo y ya no le dejaría de acompañar en toda su vida, porque, como caso excepcional —aunque le sucedió en el cargo abacial en Veruela— recurrió a él al ser nombrado arzobispo de Zaragoza en 1539, llevándole consigo, sin dejar de regir a la comunidad hasta el momento de su muerte, viviendo casi de continuo en Zaragoza al lado del arzobispo.
Su paso por Veruela dejó huella en las obras realizadas, siendo de destacar el sepulcro suntuoso que se preparó para sí mismo adosado al muro del poniente, en el crucero de la artística iglesia. Es posible que fuera el arzobispo quien se ocupara de honrar de alguna manera los excelentes servicios que estaba prestando a la archidiócesis. Se habla de que en tiempo de Hernando de Aragón, se construyeron más obras que en tiempos de todos sus predecesores juntos. Promotores de las mismas debieron de ser ambos compañeros de noviciado. “En [la muralla que rodea la clausura de los monjes]... intervinieron hermanados arzobispo y abad, como bien se echa de ver por los escudos e inscripciones grabados en los recios cubos de la entrada del torreón. En una parte, y en caracteres latinos se lee esta inscripción: ‘Don Lope Marco, abad, mandó construir desde sus cimientos estas murallas, siendo emperador romano Carlos V y Pontífice máximo Paulo III. Año del Nacimiento de Cristo 1544’”. En la parte opuesta, en idénticos caracteres, hay la inscripción siguiente: “Permanezca siempre asentado este monumento para eterna memoria del que hoy vive, el Ilustrísimo Don Fernando de Aragón, arzobispo de Zaragoza”.
De entre otras muchas obras en las que intervino el abad Marco, cabe mencionar la erección de la capilla de san Bernardo, ideada por él, al fondo del crucero de la iglesia, en la cual se construyó el suntuoso sepulcro antes citado.
En julio de 1549 el abad de Poblet fray Pedro de Boques, hallándose haciendo la visita en Santa Fe, llamó a fray Lope Marco y le comunicó que por orden del visitador quedaba detenido, él y todos sus familiares.
Parece que recurrió al abad de Císter, quien le restituyó en su puesto de visitador de los monasterios de religiosos de Aragón.
Murió el 15 de septiembre de 1570 a las nueve y media de la noche en el palacio arzobispal de Zaragoza.
Bibl.: J. M. Sanz Artibucilla, “Las Murallas del Monasterio de Veruela”, en Príncipe de Viana, III (1942); E. Flórez, España Sagrada, ed. de V. Lafuente, vol. L, Madrid, Pedro Marín, 1747-1879, págs. 224-225; J. M.ª López Landa, Estudio arquitectónico del Real Monasterio de Nuestra Señora de Veruela, Lérida, Imprenta Mariana, 1918, pág. 48; “Real Monasterio de Veruela”, en Seminario de Arte Aragonés, 1 (1945), págs. 6 y ss.; J. Finestres, Historia del Real Monasterio de Poblet, t. IV, Barcelona, Orbio, 1948, pág. 128; P. Blanco Trias, El Real Monasterio de Santa María de Veruela, Palma de Mallorca, Imprenta Mosser Alcover, 1949, págs. 154-157; D. Yáñez Neira, Presencia del Císter en Aragón a través de sus monjes ilustres, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1986, págs. 264- 268; G. Colombas, Monasterio de Tulebras, Pamplona, Gobierno de Navarra, 1987, passim.
Damián Yáñez Neira, OCSO.