Cortes Villasana, Ricardo. Madrid, 23.IX.1890 – 10.XI.1936. Abogado y Diputado en Cortes.
De origen modesto, una herencia inesperada le puso en el camino de las élites: patrimonio rústico en Saldaña (Palencia), Bachillerato en el colegio San José de Valladolid y Derecho en Deusto, instituciones jesuíticas elegidas por su benefactora.
Inauguró su trayectoria política muy joven, con la mirada siempre puesta en Madrid, sólo en la República obtuvo acta de representación nacional.
En 1913, y siendo ya un conocido maurista, apoyó en el distrito de Saldaña la candidatura a Cortes del delfín de Abilio Calderón, el datista Mariano Osorio Arévalo, marqués de la Valdavia. Rota la alianza en 1917, pasó a encabezar el proyecto maurista, que abandonó desilusionado al sentirse desamparado por Maura en una reclamación por supuestas irregularidades de su rival en las elecciones de 1919.
En 1922 reaparece en el democristiano Partido Social Popular de Ángel Ossorio y Gallardo, pero enseguida colabora con la Dictadura de Primo de Rivera.
Marco idóneo para desarrollar sus ideales regeneracionistas y corporativistas, integró las estructuras del régimen: alcalde de Saldaña, Unión Patriótica y Somatén.
Un nuevo desengaño en las elecciones para la Asamblea Nacional Constituyente de 1927 y la política agraria del dictador, le condujeron a un discreto silencio, que no le impidió aceptar el cargo de Comisario Regio de Fomento, premio de consolación.
El desafío que para los conservadores supuso la Segunda República reactivó su proyecto político. En la Unión Castellana Agraria alcanzó las Cortes Constituyentes de 1931, acta que revalidó en 1933 y 1936, dentro ya de las filas de Acción Popular y la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA).
Muy próximo a Ángel Herrera, fue practicante del accidentalismo político, que superó al declararse diputado republicano en el despacho del gobernador de Palencia, apoyar las tesis del sector moderado del episcopado español y desautorizar cualquier opción violenta. Con los primeros ruidos de sables acudió a Madrid, siendo posteriormente detenido y asesinado en noviembre de 1936.
Como diputado no destacó su iniciativa parlamentaria, de ahí su escasa huella en un ambiente que forjó sus estrellas a golpe de oratoria. Sólo intervino una vez en el Congreso, al debatirse en 1935 la Ley de Autorizaciones para regular el mercado triguero, cuya paternidad se le atribuye. Mucho más fecundo en labores de organización, preparó en Palencia el famoso mitin monstruo revisionista, celebrado el 8 de noviembre de 1931. Punto de partida de la reacción derechista nacional, Ricardo Cortes aplicó en Palencia un modelo propio de “reconquista” tras la desbandada de las estructuras de poder conservador que significó la República.
Sustituyó los antiguos cacicatos locales por personas de profesiones liberales, adaptó los anticuados Sindicatos de Obreros Católicos a la Ley de Asociaciones Profesionales de 8 de abril de 1932 —para incorporarlos a los organismos de Trabajo—, reorganizó las Juventudes Católicas provinciales y creó en Palencia el partido de Acción Popular. El éxito obtenido le incorporó al Comité ejecutivo de Acción Popular y al Consejo Nacional de la CEDA.
En primera línea destacó en el campo social católico agrario, Acción Católica y los proyectos de Ángel Herrera. Propagandista desde 1924, en 1912 había promovido, junto a Antonio Monedero y Sisinio Nevares, el Sindicato Católico Agrario de Saldaña, siguió en la Federación Católico Agraria de Palencia y culminó en la presidencia de la Confederación Nacional Católico Agraria, ya en 1935. Dentro de la CEDA alcanzó gran afinidad con Luis Lucía y Manuel Giménez Fernández, quien no le incluyó en su conocida nómina democristiana. Su personalidad social y política le sitúa entre la democracia cristiana del Partido Social Popular y el catolicismo político de algunos miembros de la CEDA.
Fuentes y bibl.: Archivo Familiar Cortes Villasana; Archivo Histórico del Congreso de los Diputados, Serie documentación Electoral, 137, n.º 37, 139 n.º 37 y 141 n.º 37; Archivo Histórico Municipal de Saldaña, Acuerdos Municipales 1924-1931.
El Diario Palentino, 1 de junio de 1910; El Día de Palencia, 6 de julio de 1931; J. Pabón, Palabras en la oposición, Sevilla, Talleres Gráficos, 1935; F. del Valle, “Hidalgos señores de la tierra: Ricardo Cortes”, en Fomento Social, n.º 21 (1951); O. Alzaga, La primera democracia cristiana en España, Madrid, Ariel, 1973, pág. 173; J. Tusell, Historia de la Democracia Cristiana en España, vol. I, Madrid, Edicusa, 1974, pág. 320; J. R. Montero Gibert, La CEDA. El catolicismo social y político en la II República, vol. 1, Madrid, Ediciones de la Revista de Trabajo, 1977, pág. 510; A. Braojos Garrido y L. Álvarez Rey, Manuel Giménez Fernández (1896-1968) Epistolario Político, Sevilla, Servicio de Publicaciones del Ayuntamiento de Sevilla, 2000, pág. 115, G. León Palenzuela, “El otoño caliente de 1927: los pueblos contra la capital”, en Publicaciones de la Institución Tello Téllez de Meneses, n.º 74 (2003), págs. 149-167; El conservadurismo en Castilla. La trayectoria política de Ricardo Cortes Villasana, 1905-1936, tesis doctoral, Universidad de Valladolid (en curso).
Gerardo León Palenzuela
