Núñez de Ciudad Rodrigo, Antón. Ciudad Rodrigo (Salamanca), c. 1430 – Lisboa (Portugal), 23.IX.1479 post. Contador mayor del rey Enrique IV.
Debió de nacer en Ciudad Rodrigo, hacia 1430, en el seno de una familia de hidalgos modestos, aunque de sangre conversa por su madre, que fue quemada post mortem en 1491. Se dedicó al estudio de las Leyes y obtuvo el título de licenciado, con el que sería siempre conocido. El 29 de enero de 1459 recibió el albalá de oidor de la Real Audiencia y, el 2 de enero siguiente, el cargo de refrendario. En 1465 accedió al puesto de contador mayor del Rey, favoreciéndole probablemente para obtenerlo su matrimonio por aquellos años con María Ordóñez de Villaquirán, señora de Terrados, las Pinillas, Alizaces y otros lugares en Salamanca, hija de Fernán Rodríguez de Sevilla, señor de Arauzo y Terrados, y de Isabel Ordóñez de Villaquirán, su mujer, y nieta de Juan Sánchez de Sevilla, que había sido contador mayor de Juan II. Desde este oficio, se labró Antón Núñez una buena fortuna, pues se sabe que el 18 de junio de 1470 se compraba los lugares de Herreros de la Sagrada, Ambroz y Villar del Profeta, y el 10 de marzo de 1471 el lugar de Miranda de Pelaycalvo. Había recibido además de Enrique IV, el 6 de julio de 1470, 200.000 maravedís de renta por juro de heredad en recompensa por sus servicios.
Antón Núñez, en estos años, consiguió ganarse una justificada fama de persona hábil en tratos y negociaciones, puesto que se lo ve por entonces como miembro del Consejo Real y participando activamente en todas las intrigas y conversaciones que se produjeron en los momentos finales del reinado de Enrique IV. A la muerte de éste, en 1474, intentó que los Reyes Católicos le confirmaran como contador mayor, pero sin éxito, por lo que tomó decididamente partido por la Beltraneja. Los Reyes respondieron de forma fulminante, mediante la confiscación de sus bienes.
Antón Núñez desempeñó un gran protagonismo en los años posteriores, encabezando diversas delegaciones para alcanzar treguas y paces, especialmente la que, en 1476, envió el rey portugués a Zamora, sitiada por el Rey Católico, para asentar una corta tregua. Pero esta gestión tuvo poco éxito, pues terminó pocos días después con la derrota portuguesa de Toro. En las inmediatas capitulaciones, que terminaron con las aspiraciones de la desdichada Beltraneja, se acordó —como era práctica usual— la devolución de los bienes de los contendientes que se hallaban intervenidos, pero se expresó claramente que se exceptuara de este perdón al “licenciado de Ciudad Rodrigo”.
Éste, instalado ya en Portugal y bajo la protección de su Rey, recibía el año siguiente el encargo del monarca portugués de encabezar una embajada ante Luis XI de Francia, por lo que, antes de viajar, otorgó testamento cerrado en Lisboa el 25 de agosto de 1476. Tras la embajada a Francia, sin haber obtenido nada del monarca galo, volvió ya enfermo a Lisboa y allí, el 23 de septiembre de 1479, otorgó un codicilo, con sus últimas voluntades. El 4 de septiembre de 1479, como consecuencia del Tratado de Alcaçovas, se había alcanzado el perdón real, pero era ya tarde. Antón Núñez no llegó a disfrutar de la restitución de sus bienes, pues debió de morir por aquellos días, y su cuerpo fue trasladado a Salamanca y enterrado en el Convento de San Francisco.
Bibl.: L. de Salazar y Castro, Historia Genealógica de la casa de Lara, vol. II, Madrid, Imprenta Real, por Mateo de Llanos y Guzmán, 1696, págs. 669 y ss.; J. de Salazar y Acha, Un mirobrigense ilustre del siglo xv, el licenciado Antón Núñez de Ciudad Rodrigo, Contador mayor de Enrique IV (discurso leído el 4 de junio de 2004 en su recepción en el Centro de Estudios Mirobrigenses), Ciudad Rodrigo, Centro de Estudios Mirobrigenses, 2004.
Jaime de Salazar y Acha
