Cáceres, Ramón Erasmo. Montevideo (República Oriental del Uruguay), 26.XI.1798 – Montevideo (Uruguay), 17.III.1867. Militar.
Hijo de Ramón de Cáceres, alguacil mayor de su ciudad natal, este militar uruguayo fue para su biógrafo, José María Fernández Saldaña, un “ciudadano capacitado y de instrucción superior a muchísimos de sus contemporáneos, pero, asimismo, a través de su vida y sobre todo de sus escritos, aparece como un sujeto falto de la necesaria ponderación, egocéntrico y apasionado [...].” Tuvo su primer destino de armas a la temprana edad de catorce años, al ingresar al Real Cuerpo de Artillería en clase de cadete, cuando se inició el segundo sitio de Montevideo (1812). Teniente segundo del 1.er Regimiento de Milicias Orientales que mandaba el coronel Manuel Artigas (1814), se distinguió posteriormente en la resistencia contra la invasión portuguesa, hallándose en la acción de India Muerta (1816). Ayudante mayor del Regimiento de Blandengues, al mando del coronel Andrés Latorre, participó en los combates de Ibirapuitán (1819) y Tacuarembó (1820) y emigró después a Entre Ríos, donde sirvió con el caudillo Ramírez.
Al comenzar la Cruzada Libertadora contra la dominación brasileña (1825), fue arrestado como sospechoso de simpatizar con los patriotas, y no bien liberado, se unió a los insurgentes en su lucha contra los imperiales. Se halló el 12 de octubre en la batalla de Sarandí —favorable a las armas de Lavalleja—, para encargarse posteriormente de la organización de las milicias del departamento de Colonia. En enero de 1827 ascendió a sargento mayor del Regimiento 9.° de Caballería de Línea y participó en Ituzaingó el 20 de febrero, como ayudante del general Alvear, siendo encargado por aquel de la conducción del parte de la batalla a Buenos Aires. A consecuencia de un grave diferendo con el coronel Manuel Oribe, abandonó las banderas patriotas y se refugió en Montevideo aún ocupado por los brasileños. Firmada la Convención Preliminar de Paz (1828), se alejó junto a las fuerzas imperiales rumbo a Río de Janeiro, al evacuar éstas la provincia Cisplatina.
Proclamada la república, volvió a su patria, donde tuvo un notable desempeño en la guerra civil (1836- 1838), como jefe de las fuerzas gubernamentales, ascendiendo a teniente coronel de caballería y a coronel graduado. Luego de la batalla de Palmar, Cáceres tomó a su cargo la defensa del general Manuel Britos —su cuñado— a quien el general Ignacio Oribe culpaba de la grave derrota sufrida. Publicó una ácida réplica que lo enemistó para siempre con los hermanos Oribe.
Durante el Sitio Grande (1843-1851) ofreció su espada al Gobierno de la Defensa y fue nombrado jefe del Batallón de Extramuros. Se encontró el 14 de marzo de 1844 en el sangriento combate del Cerro, donde las fuerzas de la ciudad sitiada —al mando de César Díaz, José Garibaldi, Jacinto Estivao y otros— se enfrentaron con las de Manuel Oribe.
Posteriormente, acompañó al general Paz cuando éste abandonó Montevideo para proseguir su lucha en territorio correntino contra Juan Manuel de Rosas.
Pronunciado el general Urquiza contra Rosas, Cáceres fue edecán del general Eugenio Garzón y luego hizo la campaña del Ejército Grande Libertador, hallándose en Caseros (3 de febrero de 1852) al frente de dos escuadrones de la 1.ª división del Ejército Entrerriano. De regreso a Uruguay, fue reincorporado al ejército con el empleo de coronel (8 de julio de 1852).
En 1854 tuvo resonancia en Montevideo el juicio que el general Melchor Pacheco y Obes entabló contra Cáceres por injuria y calumnia, “que se ventiló ante el jurado popular” en el cabildo. Según relato de Fernández Saldaña, se condenó a este último a seis meses de destierro. El Licenciado Peralta —seudónimo bajo el que escribía Domingo González (1837-1923)—, siendo aún joven, presenció el juicio público referido, al cual dedica algunas hojas en su crónica “Sexteto clásico”. Destacaba “el cuadro repulsivo que ofrecían dos militares de alta graduación y cultura, destratarse de una manera, que sin derramar una gota de sangre, podría calificarse de innoble”.
Con los años, volvió a los cuadros activos del ejército y prestó servicios en la Comisión Calificadora de Despachos Militares en marzo de 1865. falleció en Montevideo dos años después. Cáceres dejó unas importantes memorias militares —entregadas en 1850 a Andrés Lamas—, que arrojan mucha luz sobre un extenso período de la historia de la pequeña república sudamericana.
Obras de ~: “Guerra Civil de 1836-38”, en Revista Histórica (Montevideo, Archivo y Museo Histórico Nacional), t. V, n.º 15 (3.er trimestre de 1912), págs. 749-794; “Escritos Históricos del Coronel. Ramón de Cáceres”, en Revista Histórica (Montevideo, Museo Histórico Nacional), t. XXIX, año LIII, n.os 85-87 (1959), págs. 422-613 (Contribuciones Documentales).
Bibl.: J. M. Fernández Saldaña, Diccionario Uruguayo de Biografías 1810-1940, Montevideo, Editorial Amerindia, 1945, págs. 264-267; “Domingo González El Licenciado Peralta. Crónicas de un Montevideo lejano, Pacheco versus Cáceres. En los altos del Cabildo”, en Cuadernos de Marcha (Montevideo, Uruguay), n.º 11 (marzo de 1968), págs. 91-93.
Alberto del Pino Menck