Consencio. ?, s. m. s. iv – ¿Menorca?, p. m. s. v. Teólogo, corresponsal laico de Agustín de Hipona y antipriscilianista.
Nació en la segunda mitad del siglo iv en algún lugar, probablemente, de la Tarraconense. Se sabe que vivió en las Islas Baleares, probablemente en Menorca.
Era un erudito cristiano, buen conocedor de la cultura clásica, interesado por la teología y un activo luchador contra la herejía, en particular contra el priscilianismo.
Ambas cuestiones —teología y herejía— constituyen el núcleo de su correspondencia con Agustín de Hipona (414-420). En 410 o 411 viajó a África invitado por el obispo, pero el encuentro no se llegó a producir por encontrarse Agustín fuera de Hipona recuperándose de una dolencia. Consencio volvió entonces a recurrir a la comunicación escrita para someter sus ideas sobre la trinidad al juicio del docto africano (epístola 119) y obtuvo una larga respuesta llena de consentimiento y aprobación (epístola 120).
Unos años después —hacia 418— el laico hispano trató de comprometer a Agustín en sus métodos de persecución de la herejía. Sabedor del conocimiento que Agustín tenía del fenómeno priscilianista en Hispania a través del Commonitorium de errore Priscillianistarum et Origenistarum que el presbítero Orosio le había enviado en 414 o 415, Consencio remitió al de Tagaste los resultados de las pesquisas que había llevado a cabo por su indicación cierto monje, llamado Frontón, que se había infiltrado en las filas de los priscilianistas, simulando ser uno de ellos, para desenmascararlos (epístola 11 descubierta por Divjak).
Junto a la carta, le hacía llegar un libro compuesto por él mismo, con abundante información sobre la obra titulada Libra, cuyo autor, Dictinio, era uno de de los más destacados jefes priscilianistas en la Hispania del siglo v. La epístola en cuestión, descubierta en una colección de piezas inéditas del epistolario de Agustín y publicada en 1981, ha permitido conocer mejor el desarrollo del priscilianismo en Hispania durante el siglo v, demostrar el arraigo de esta herejía entre determinados sectores de la nobleza, ampliar con seguridad la geografía de la disidencia a la provincia Tarraconense y engrosar la prosopografía hispana tardorromana. En otra misiva posterior (hacia 419), Consencio relataba al obispo africano su frecuente participación en controversias teológicas y su ocupación en escribir tratados contra los judíos y contra Pelagio (epístola 12*). En la respuesta (epístola 205) que le dirigió en ese mismo año (419), Agustín acusa la recepción de las noticias y consultas de Consencio sin entrar en el fondo de la cuestión, pero más tarde reprobó los métodos hipócritas del laico hispano en su Contra mendacium, ad Consentium (420), pronunciándose abiertamente contra el perjurio y la mentira, no sólo de los heréticos, también de sus perseguidores.
En lugar de la simulación y el engaño, el africano propone, como medio para acabar con los priscilianistas, el debate y la escritura de obras en las que se demuestren sus errores y falsedades.
Dentro de la Iglesia del siglo v, el sabio de Hipona no fue el único en apreciar las preocupaciones cristológicas y antiheréticas del laico hispano. Su celo antipriscilianista fue reconocido por el obispo Patroclo de Arlés que le encargó escribir textos de combate para refutar las desviaciones doctrinales de los heréticos. También Orosio entró en contacto con él cuando hizo escala en Mahón (hacia 418), a su vuelta de Oriente, y después de visitar a Agustín en África.
Por último, el obispo Severo de Menorca, autor de la Epistola de conuersione Iudaeorum (hacia 418), contó con la colaboración de Consencio en su combate contra los judíos de Mahón.
Obras de ~: [cartas a Agustín de Hipona] [ed. en A. Goldbacher (ed.), S. Aurelii Augustini Hipponiensis episcopi epistulae, Praagae-Vindobonae-Lipsiae, F. Tempsky-G. Freytag, 1898 (Corpus Scriptorum Ecclesiasticorum Latinorum [CSEL], 34,2), págs. 698-704 (n.º 119)]; Epístola 119 [ed. en L. Cilleruelo (ed. y trad.), Obras completas de San Agustín, VIII. Cartas, 1, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos (BAC), 1986 (3.ª ed.), págs. 882-889]; Epístolas 11* y 12* [ed. en L. Cilleruelo (ed. y trad.), Obras completas de San Agustín, XI. Cartas, 3, Madrid, BAC, 1991 (3.ª ed.), págs. 621-655].
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María Victoria Escribano Paño y Salvador Iranzo Abellán
