Pérez Flores, Miguel. Macotera (Salamanca), 2.IV.1928 – Madrid, 17.XI.2001. Paúl (CM), formador y canonista.
Como tantos jóvenes del pueblo de Macotera, Miguel Pérez expresó muy pronto su deseo de ser sacerdote. Con este fin ingresa en la Congregación de la Misión en septiembre de 1944. Culmina sus estudios en Roma, donde obtiene el título en Teología y Derecho Canónico (1955). Allí alterna con otros sacerdotes de distintas diócesis españolas que le abren nuevas perspectivas sobre la situación de la Iglesia de España: Antonio Montero, José Luis Martín Descalzo, José María Cabodevilla, aunque su trato con éstos fuera restringido al tener que residir él en la Casa Internacional de los Padres Paúles. Con quien se entrevistaba a menudo era con su tío Jaime Flores, entonces rector del Colegio Español, y poco después obispo de Barbastro.
A partir de 1955, será la dedicación a la enseñanza y formación integral de los aspirantes a misioneros paúles, estudiantes teólogos y novicios, en Salamanca y Cuenca, la que llene sus días de ilusión, pese a las circunstancias difíciles y de confusión que rodeaban entonces a la Iglesia y a las pequeñas congregaciones religiosas, a raíz del Concilio Vaticano II (1962-1965). La renovación urgida por el mismo Concilio le obligó a acudir con asiduidad a las fuentes documentales para extraer de ellas los principios reveladores de la naturaleza y fin de los distintos institutos religiosos de la Iglesia. El Código es el cauce, no inflexible pero sí orientador, de los escritos que aporte a la comunidad vicenciana.
Su fuerte es el derecho, sobre todo el derecho particular de la Congregación de la Misión y de las Hijas de la Caridad, del que llega a ser una autoridad competente y reconocida de manera unánime. Sus aportaciones al título de Sociedades de Vida Apostólica, del Código de Derecho Canónico, son siempre bien recibidas y tenidas en cuenta. Participó como ponente de conferencias en numerosos congresos y semanas de estudio y colaboró en distintas revistas con artículos que casi siempre rozan el tema jurídico y carismático de la comunidad. Carisma y ley constituyen el meollo de sus enseñanzas.
De 1974 a 1979 dirige la revista Anales de la Congregación de la Misión y de las Hijas de la Caridad, a la que logra salvar del naufragio en un momento crítico de su larga historia centenaria. El estilo literario del padre Flores no es brillante, pero sí práctico y claro. La tendencia a reproducir artículos de fondo, con firma extranjera, constituye en él una constante durante su mandato como director de la publicación.
Su asistencia a las asambleas provinciales y generales no conoce interrupción desde que toma parte en la primera, en 1963, asistencia que mantiene por deseo y votación de los asambleístas. Buena parte de los documentos asambleísticos acusan la mano del jurista padre Miguel Flores. Sus aportaciones a la historia del derecho particular de la Congregación de la Misión, que no le dio tiempo a redactar definitivamente, constituyen un tesoro para la comunidad vicenciana.
A raíz de la división de la antigua provincia canónica de Madrid, de la Congregación de la Misión (1969), es nombrado superior provincial o visitador de la nueva provincia de Salamanca (1969-1976), y más tarde, vicario general de la Congregación de la Misión durante el generalato de Richard McCullen (1980-1992), tras haber ejercido, por poco tiempo, como director de las Hijas de la Caridad, de la provincia de Sevilla (1979-1980). Cuando cesó de vicario general, desempeñó el oficio de vicevisitador de Costa Rica, entre 1997 y 1999). Dos años después falleció en Madrid.
Obras de ~: Revestirse del espíritu de Cristo: expresión de la identidad vicenciana, Salamanca, Ceme, 1996; El Superior local, Salamanca, Ceme, 2003; Historia del Derecho de la Congregación de la Misión, s. l., s. f. (inéd.).
Bibl.: J. M. Sánchez Mallo, “Miguel Pérez Flores, el hijo fiel de Vicente de Paúl”, en Anales de la Congregación de la Misión (2002), págs. 149-196.
Antonino Orcajo Orcajo, CM
