Ball y Biniat, Manuel. Constantinopla (Turquía), 24.XII.1867 – Oseira (Orense), 20.II.1932. Monje cisterciense (OCist.) del monasterio de Oseira (Orense), archimandrita en Turquía antes de ingresar en la vida monástica.
Ya desde san Famiano, Oseira cuenta con monjes provenientes de más allá de los Pirineos, posiblemente por las mismas razones que llevaron a este último a quedarse en el bello y acogedor monasterio gallego: la peregrinación a Santiago de Compostela y el posterior reposo en un monasterio, algo más saludable y provechoso para el alma que emprender el duro camino de regreso a la patria.
Ball y Biniat en cuestión es un eclesiástico oriental de una enorme formación teológica, de modo que obtuvo el doctorado a los veintidós años, y aunque el título no sea señal definitiva de ciencia y competencia, este joven y flamante profesor pronto empezó a demostrar que poseía ambas cosas. Pero también su vida aparece envuelta en una nube de misterios.
Fue nombrado rector del prestigioso Colegio del Cardenal Casseta en Brouse (Turquía asiática), y poco después prelado y vicario episcopal de Cutabich. Cuatro años más tarde ascendió a archimandrita y metropolitano de Bayeside, en Armenia y Trebisonda. En el cuatrienio de 1910 a 1914 desarrolló el cargo de prefecto episcopal de Vallonia (Albania), y allí le sorprendió la Primera Guerra Mundial, siendo deportado con millares de armenios al desierto de Der-el. En esta ocasión, sin que se sepan los motivos, cesa sus actividades eclesiásticas y aparece ejerciendo medicina y cirugía, especialidades en las que también estaba doctorado.
Hombre de singular carácter enérgico, sufrió muchas veces persecución entre los suyos por sus ideas católicas y por la rectitud de su proceder. No obstante su fe católica y su tesón en ostentarlo, desempeñó el cargo de gobernador en una capital de Turquía con un gabinete totalmente mahometano, y aún le confió el gobierno turco otros cargos públicos de relativa importancia.
Permaneció tres años en el hospital militar turco de Kulek-Bogasa, en las inmediaciones de Tarso; luego pasó con el mismo cargo al hospital de Bosanti, y en 1918 se dirigió al hospital internacional de Sis, en Cilicia, ocupado y dependiente del Gobierno francés. De nuevo otro traslado, y esta vez a Constantinopla, a otro hospital, hasta 1925. Más tarde, cuando estalló la Primera Guerra Mundial, asistió a los soldados franceses que ocupaban Turquía, lo que le valió la persecución del Gobierno turco y hubo de emigrar a Francia.
En 1925, tras llevar unos dos meses en Francia, recala en el monasterio cisterciense de Neiges (Las Nieves), y mantiene conversaciones frecuentes con el padre Dautume, cuyo resultado fue su dedicación a la vida religiosa a los cincuenta y ocho años (era el 21 de marzo). Habiendo decidido esta comunidad francesa en 1929 restaurar el monasterio de Oseira, en España, no se sabe si a petición propia o bien por sugerencia de los superiores, aparece entre los primeros monjes que llegaron a Galicia para encargarse de restaurar el monasterio. Llegó a España el 16 de mayo de 1930. Ese mismo año recibió el hábito de novicio, sirviendo a la comunidad y aguantando todas las penalidades inherentes a toda fundación, aunque por poco tiempo, porque el 20 de febrero de 1932 falleció en la paz del Señor, siendo muy sentida su muerte, por tratarse de una personalidad que había sido tan relevante en el mundo.
En la crónica de Oseira, debida al hermano Pablo García Górriz, que convivió con él, se esclarecen algunas incógnitas de la vida misteriosa de este personaje: “Le recogió en París dom Agustín, le llevó a las Nieves y de allí le trajo siendo oblato. Como médico sirvió a las fuerzas aliadas durante la guerra europea de 1914. Los alemanes le persiguieron y se internó en Francia, yendo a París, donde tenía un hermano. Ejerció la medicina en Constantinopla veinte años. Hablaba varios idiomas orientales y varios dialectos, y lo mismo los principales idiomas europeos y vino a morir el primero en Osera”. También se habla de que tuvo problemas con el Vaticano, pero no se saben los motivos. Posiblemente por haber dejado la dignidad episcopal y haberse dedicado a ministerios ajenos al sacerdocio, prohibidos en aquellos tiempos.
Era un superdotado para las lenguas. Dominaba ocho idiomas, y sorprendía su facilidad de asimilación, como sucedió con el español.
Obras de ~: Documentación existente en el archivo del Monasterio de Oseira, entre la que se encuentran diversos manuscritos, en idiomas orientales, con alguna fotografía de sus antiguos tiempos de archimandrita.
Bibl.: P. Górriz, Crónica del Monasterio de Oseira (inéd.); D. Yánez Neira, El Monasterio de Oseira, cincuenta años de Restauraciones, León, Diputación Provincial de Orense, 1988, págs. 111-114; “Fray Manuel Ball (1867-1932)”, en Museo de Pontevedra (2003), págs. 107-109.
Francisco Rafael de Pascual, OCist.