Indisclo. ?, p. m. s. ix – Astorga (León), s. m. s. IX. Obispo y repoblador.
Entre los años 850 y 853 se procedió a la repoblación de la ciudad de Astorga y su comarca por el conde Gatón; fue también el momento en que se restauró la sede episcopal asturicense.
Con el conde Gatón, encargado por el rey Ordoño I de llevar a cabo esta repoblación, descendió de las montañas del Bierzo, ya investido como titular del Obispado, Indisclo. Las poblaciones de Biforcos, Brimeda, Parada y Cebraria fueron asentamientos abandonados hacía muchos años, o apenas habitados, que Indisclo iba apropiándose por el sistema de presura.
Astorga, arruinada y casi despoblada por las “razias” de los árabes y las posteriores intervenciones de los reyes asturianos iba a resurgir de sus cenizas, Gatón asentó colonos y artesanos; Indisclo levantó la iglesia.
La actuación repobladora de Indisclo se conoce por un documento fechado el 6 de junio de 878, casi veinticinco años después de ocurrida, cuando estaba a punto de finalizar su pontificado. Uno de los repobladores que acompañaron a Gatón e Indisclo, llamado Catelino, aprovechando una ausencia del prelado se intrusó en su propiedad de Brimeda, en las cercanías de Astorga; ante el hecho consumado, Indisclo tuvo que acudir ante la justicia del conde Gatón, ante quien el intruso reconoció su culpa y devolvió Brimeda al obispo.
Pero pocos años más tarde, los hijos de Catelino, amparados en aquella acción de su padre, volvieron a apoderarse de Brimeda y de sus tierras; y de nuevo el obispo acudió al conde Gatón en demanda de amparo, quien repitió el fallo anterior en contra de los usurpadores. Pero los usurpadores no quedaron conformes con el fallo del conde astorgano y recurrieron a la justicia real. El juicio se celebró en León, presidiendo el rey Alfonso III, a quien acompañaban el conde Gatón y el obispo leonés Hermenegildo. Medio centenar de testigos depusieron a favor de Indisclo y ninguno por parte de los intrusos, por lo que la sentencia, rápida y definitiva, fue favorable al prelado.
Como repoblador e hijo de su tiempo, en ocasiones Indisclo actuaba como tal. El monasterio de Santa Leocadia de Castañeda, en el Bierzo, sufrió una seria crisis con la escisión de la comunidad. Indisclo resolvió esa escisión apropiándose del monasterio y de sus bienes para unirlos a los de la mitra.
San Genadio, su sucesor en la silla episcopal astorgana, defensor a ultranza del monacato, se lamentó dolido de la actitud de Indisclo y le reprobó esa apropiación indebida de Santa Leocadia.
En las inmediaciones de Astorga, el año de la repoblación, tomó Indisclo el monasterio de Parada y Cebraria con sus tierras y cotos. En este caso no lo añadió a los bienes de la mitra, se quedó con ellos como privativos y personales; al final de sus días, el obispo entregó estas propiedades monásticas a su hermana Lualua; al poco tiempo un hijo de ésta, Ensila, que había heredado estos bienes, se los vendió al rey Alfonso III.
Bibl.: E. Flórez, España Sagrada, vol. XVI, Madrid, Oficina de A. Martín-Imprenta de José Rodríguez, 1762, págs. 126- 127; M. Contreras, Historia del célebre monasterio de Nuestra Señora de las Hermitas, Salamanca, Francisco de Toxar, 1798, págs. 121-122; P. Rodríguez, Episcopologio Asturicense, vol. II, Astorga, Francisco de Toxar, 1907, págs. 26-30; A. Quintana, “El obispado de Astorga en los siglos ix y x. Restauración”, en Hispania Sacra, XVIII (1965), págs. 159-202; El obispado de Astorga en los siglos IX y X, Astorga, Gráficas Cornejo, 1968, págs. 23-65; A. Quintana, “Indiscilo”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. II, Madrid, Centro Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1972, pág. 1192; M. Martínez, “Indisclo y Brimeda”, en El Faro Astorgano, 2, 27 de febrero de 1998.
Martín Martínez Martínez
