Salomón. ?, f. s. ix – m. s. x. Abad, obispo de Astorga.
Primero fue monje en Ageo (Ayoó de Vidriales, Zamora), de donde hubo de huir junto con otros compañeros, como san Genadio y Fortis, del peligro musulmán.
Los dos fueron sus antecesores en la sede astorgana y con ellos se internó en el valle del Silencio para restaurar la vida monástica en San Pedro de Montes.
Salomón era abad del Monasterio de Compludo, cuando el año 932, a la muerte de Fortis, lo designó obispo de Astorga el rey Ramiro II, de quien Salomón sería un fiel seguidor, viajando con él a tierras de Castilla o de Galicia en numerosas ocasiones.
En los primeros años de su pontificado promovió la recuperación de un monasterio para acoger dignamente a su “maestro y amigo” el anciano san Genadio, que había renunciado al obispado; el resultado fue el Monasterio de Santiago de Peñalba, al que, además, concedió la villa de Santa Colomba de Somoza, con sus cotos y rentas para ayudar al sostenimiento del mismo.
En el año 940 presidió en Peñalba una importante reunión a la que acudieron hasta dieciséis abades, numerosos monjes y anacoretas del Bierzo, varios obispos y nobles que acompañaban al Rey; algún autor supone que esta ocasión sería aprovechada por Ramiro II para donar a Peñalba la famosa cruz que se guarda en el Museo Provincial de León.
Peñalba, Montes, San Martín de Castañeda y otros monasterios de la diócesis recibieron numerosos beneficios de la Familia Real, y de la nobleza, gracias a la intervención de su obispo Salomón. Fecha destacada en este obispado fue la celebración del Concilio del Monte Irago, que tuvo lugar el año 946, lugar que todavía no ha podido ser identificado con exactitud. Rabanal del Camino, Tabladillo, Compludo y otros lugares del entorno del puerto de Foncebadón se disputan la gloria de esta reunión. Ramiro II hizo la convocatoria de este Concilio —que hay que calificar de diocesano— a instancias de Salomón.
Asuntos dogmáticos y disciplinares del ámbito monástico y la sujeción al obispado fueron los motivos del mismo; si bien la escasa documentación que se conserva se ciñe más a los límites de los cotos y propiedades de los monasterios y de la propia iglesia diocesana; la confirmación real de esas posesiones y las diferentes dádivas a los monasterios así lo confirman. Asimismo se intenta dar una serie de directrices con la que se quiere reglamentar la —acaso excesiva— proliferación de monasterios en la diócesis y su adaptación a las medidas disciplinares de la Iglesia.
La presidencia del Concilio de Irago fue ostentada por el propio Monarca junto con el obispo Salomón, destacando el carácter mixto de la asamblea. Entre los confirmantes del coto concedido al abad del Monasterio de Tabladillo se encuentran, aparte de los abades de muchos monasterios de la zona, varios condes como Osorio Froila y el alférez real Vermudo Ramírez.
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Martín Martínez Martínez
