Vargas, Crisóstomo. Valladolid, c. 1652 – Astorga (León), 14.V.1728. Monje cisterciense (OCist.), teólogo, general reformador y obispo de Astorga.
Hijo del Monasterio de Montesión, natural de la ciudad de Valladolid en la parroquia de San Juan, doctor teólogo de la Universidad de Alcalá, abad de aquel Colegio, electo general reformador 1717-1721 y nombrado obispo de Astorga en 1723.
Aunque tuvo gran peso en la Congregación cisterciense de Castilla, pertenece a una época en la que la teología y la mística entraban en cierta decadencia, y dejó sentir más su influencia como hombre de gobierno y buen criterio. Fue nombrado para dar su dictamen de la obra de Íñigo de la Cruz Manrique, conde de Lara, sobre las Órdenes Militares.
En las crónicas del obispado de Astorga se le tiene por un varón sumamente entregado a la Iglesia a él confiada, habiendo puesto gran empeño en la formación y disciplina del clero. Parece ser que murió tras un encendido sermón en la catedral.
La Carta pastoral dirigida a los padres abades de la Congregación reunidos en capítulo general es todo un ideario para afrontar las dificultades por las que pasaba la Iglesia española y la Orden por aquel entonces.
Demuestra conocer muy bien los males, sus orígenes y las consecuencias de los mismos, pues hace un análisis social digno de ser tenido en cuenta; se plantea la necesidad de una reforma de los sistemas de enseñanza y exhorta a todos los abades a que no vivan de las glorias del pasado y emprendan acciones decididas cara al futuro.
Durante mucho tiempo sus manuales de Teología, inéditos, estuvieron al alcance y uso de varias generaciones de estudiantes de Alcalá y Salamanca, siendo muy apreciados.
Las actas de los capítulos generales —Definiciones— de los años 1717, 1719 y 1720 (AHN, Sección Clero, n.º 16.536, Libro de Palazuelos, 1716) deja notable constancia de la efectividad de tales reuniones cara a la organización de las comunidades y de la propia Congregación. La complejidad de tareas encomendadas al reformador general demuestran su valía y competencia, a la par que se entrevén sus propias iniciativas.
En su tiempo y bajo su mandato se imprimieron muchísimos libros de coro (antifonarios, salterios, misales y sacramentales), proveyendo así a las necesidades de los monasterios. El esmero y cuidado, y vigilancia, puestos en estos libros demuestran también el deseo de la Congregación de mantener la línea de autenticidad emprendida por los primeros monjes de la Congregación.
Obras de ~: Carta pastoral dirigida a los [...] padres abades [...] y monges de la Congregación Cisterciense [...] y glorioso P.S. Bernardo proponiendo los medios mas aptos, para que florezca en ella la mas puntual observancia [...], s. l., s. f., 33 págs. ; Íñigo de la Cruz Manrique de Lara et al., Defensorio de la religiosidad de los cavalleros militares [...], Madrid en la oficina de Bernardo Peralta, 1731 (“F. Mathias Irala Matrits. Minimus invt. et sculp.”, representación de la Inmaculada con los esc. de las Órdenes Militares).
Bibl.: R. Muñiz, Biblioteca Cisterciense española, Burgos, Joseph de Navas, 1793, págs. 339-340.
Francisco Rafael de Pascual, OCist.
