Soria, Eduardo. Reinosa (Cantabria) 2.IX.1890 – Valle Hermoso (Argentina), 1945. Pintor.
Escasas son las noticias que tenemos de este pintor cántabro, sin embargo, afortunadamente gracias a la documentación bibliográfica podemos conocer algunas de sus obras, a través de las fotografías que ilustran los artículos.
Eduardo Soria nació en Reinosa el 2 de septiembre de 1890, aunque siendo muy joven se trasladó con su familia a Argentina, donde muy pronto surgió en él el interés por el dibujo iniciando sus estudios de pintura en Buenos Aires, para trasladarse en 1911 a París y continuar en la ciudad de la luz sus estudios en renombradas academias, como la Academia Julián. Regresó de París en 1915 para afincarse en la capital argentina durante cuatro años, en los que llevó a cabo varias exposiciones de notable éxito.
En 1917 expuso por primera vez sus telas en el Salón Witcomb de Buenos Aires. En 1919 volverá, de nuevo, a París, donde inicia su carrera pública, presentando su obra a los Salones de Artistas Franceses y mostrándola en exposiciones individuales como la que realiza en la Galería Raymond Duncan.
El 14 de julio de 1924 se inaugurará otra exposición en la sala Witcomb de Buenos Aires, donde exhibirá un importante número de obras ejecutadas tanto en París, como paisajes de Cantabria o retratos de la burguesía bonaerense.
Sin lugar a duda estos escasos datos, recogidos en la prensa del momento, nos muestran a un artista inquieto y viajero, que alterna sus estancias en París, su tierra natal, a la que también recurre como fuente de inspiración, y Argentina, su patria de adopción.
Terminada su exposición en Witcomb regresará de nuevo a París, donde seguirá presentándose a los Salones de París. En 1927 expondrá allí su Gitana ante el espejo y un año más tarde Sabina, presente en el Salón de París de 1928.
Otros títulos de obras de este artista serán, Mujer toledana, Fantasía y Mademoiselle Prett, Mi amigo Rodolfo, y Mujer Toledana, aunque también podríamos citar, Provinciana, Au coin de l’atré, Una chula, Une danseuse, Frivolité, etc.
En 1929 tenemos constancia de que volverá a Cantabria, realizando en el Ateneo de Santander la que supondrá su primera y única exposición en la citada institución cántabra, que se inauguró el seis de septiembre. Ésta es la última ocasión en la que hasta ahora hemos encontrado referencia bibliográfica de Eduardo Soria. Suponemos, por lo tanto, que, al no volver a exponer en Santander, el artista volvería a Buenos Aires o a París y que, posiblemente motivado por el desarrollo de nuestra contienda civil, abandonara por un tiempo la idea de regresar a Santander.
Nada más sabemos de su vida. Finalmente, falleció en Valle Hermoso (Córdoba, Argentina) en 1945.
Hasta el momento, a juzgar por los escasos datos localizados y por las obras, conocidas a través de las reproducciones en la prensa parece que nos encontramos ante un artista conocedor de su oficio, pero que permanece fiel a un gusto propio de la burguesía del momento, sin mostrar devaneo alguno con planteamientos que nos permitan hablar de una lejana referencia a la vanguardia.
Obras de ~: Fantasía, 1920; La cigarra, 1920; Las íntimas, 1920; Provinciana, 1920; Sabina, 1920; Perla Negra, 1921.
Bibl.: J. de la Cal, “Los grandes pintores montañeses. Eduardo Soria”, en Revista Cantabria (Buenos Aires), 1924, págs. 12-16; Á. Espinosa, “El pintor montañés Eduardo Soria”, en La Atalaya (Santander), 28 de mayo de 1925; S. Arenal, “Un gran artista montañés. Eduardo Soria”, en El Cantábrico (Santander), 5 de septiembre de 1929.
Esther López Sobrado
