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Francisco Camacho

Biografía

Camacho, Francisco. Jerez de la Frontera (Cádiz), 1630 – Lima (Perú), 23.XII.1698. Venerable religioso de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios (OH).

Nació en Jerez de la Frontera (Cádiz), en 1630. Fue bautizado el 20 de mayo del mismo año. De joven ayuda a su familia como jornalero agrícola. A los veinte años se incorpora a la vida militar, asiste a la guerra de Cataluña y participa en la defensa de Lérida, liberada del asedio de los franceses (18 de junio de 1647) y con la conquista de Barcelona (11 de octubre de 1652) termina la contienda. Entra entonces en la Marina Real y su barco es asignado a la defensa de las costas de Andalucía. Por el año 1653, estando en Cádiz, es condenado a muerte, pero fue perdonado en el último momento y confirmado en el servicio. Se alista después como sargento en una escuadra naval que sale para América. Desembarca en Cartagena de Indias (Colombia). Cae enfermo, es atendido y curado, en el hospital de los Hermanos de San Juan de Dios que habían fundado en aquella ciudad, donde se habían establecido en 1572, y también gestionaban el de San Sebastián. Curado se retira del servicio militar y viaja por Colombia, Ecuador y Perú.

Se establece en Lima (Perú), donde dirige una gran hacienda, pero a los tres años renuncia, igual que a la vida militar, y comienza un tiempo de búsqueda y aventuras por varios países, sin conseguir dar sentido a su vida. En 1663, al escuchar un sermón del padre Francisco del Castillo, jesuita, queda impresionado y sigue sus consejos; hace un profundo discernimiento y tiene una memorable experiencia entre enfermos mentales. El 2 de octubre de 1663 toma una importante decisión en su vida e ingresa en los Hermanos de San Juan de Dios, en el hospital San Diego de Lima.

Vuelto a Lima, en señal de conversión sincera a Dios, se dedicó a la vida penitente, humillaciones y vida de oración, por lo que fue tratado de loco, y como tal, recluido en un hospital, lo cual le resultó una experiencia positiva. A los treinta y cuatro años, aclarada su vocación de caridad y servicio a los enfermos, entró en la Orden de San Juan de Dios. El 4 de octubre de 1664 hace la profesión religiosa de los votos de obediencia, pobreza, castidad y hospitalidad, y se queda en la misma comunidad como enfermero y limosnero durante el resto de su vida, treinta y cuatro años, consagrándose totalmente y para siempre a la hospitalidad.

Con la nueva vida como religioso “juandediano”, se convierte en el “caballero de la caridad” y “apóstol de la justicia social”. Recorre la ciudad durante sus treinta y cuatro años de vida religiosa, pidiendo limosna para el sostenimiento del hospital, hasta que al fin se hace preciso construir uno nuevo, siendo él personalmente el alma del mismo.

Partiendo de su conversión, surgió Francisco Camacho el “hombre de Dios”, para quien el noviciado fue el tiempo de la experiencia de fe, del desarrollo de las cualidades sobrenaturales, de sentir a Dios vivo en su corazón para poder llevarlo a todas partes. Quiso desde el primer momento que fueran la obediencia y la humildad los distintivos propios de su vida, después de haber dejado la coraza militar para tomar el hábito, el crucifijo y la oración.

La unión con Dios fue el secreto de su extraordinaria acción, amando a Dios transfigurado, pues lo amó en los pobres y en los ricos, en los hermanos y en los ateos, en la fe y en la caridad. Expresaba, pues, su amor entrañable al pobre y se identificaba con él, mientras lo enriquecía material y espiritualmente.

Dedicaba todo su tiempo al hospital. Igual se le veía curando y asistiendo a los enfermos, que orando en intimidad con su “Amigo”, o salía a pedir humildemente como limosnero de Lima. Por eso se decía que lo mismo socorría a los pobres con la oración que con su servicio de caridad.

Aparte de su labor directa en el hospital, siempre estaba abierto ante el dolor, la angustia, la miseria, el hambre, socorriendo y manteniendo diversas obras pías, a familias indigentes, a jóvenes en peligro y a gran número de pobres. Incluso se dedicó a la rehabilitación de mujeres de vida descarriada. En Francisco Camacho lo extraño resultaba natural; lo sorprendente, cotidiano; de tal manera que era natural descubrir en él dotes sobrenaturales de místico, vidente y profeta.

Admirado y venerado en vida, murió de hidropesía en Lima el 23 de diciembre de 1698, y su entierro constituyó una manifestación de triunfo, al ser el humilde exaltado, hasta el punto que participaron en él, en pleno, las autoridades y todo el pueblo. Fue sepultado ante el altar de la enfermería del hospital.

Su vida testimonial ha sido heroica por su elevado ascetismo en humildad y austeridad, por un profundo espíritu de oración y múltiples obras de misericordia, por sus dones de consejo, profecía, clarividencia y curaciones.

Abierto pronto el proceso de su santidad en Lima, la causa ha pasado situaciones históricas de diversa índole, siendo, al fin, aprobadas sus virtudes heroicas y proclamado venerable por el papa León XIII, el 1 de enero de 1881.

En la actualidad, sus restos se conservan en la catedral de Lima, en la capilla dedicada a Nuestra Señora de la Paz. Su causa de santidad se encuentra a la espera de la aprobación de un milagro para su beatificación.

 

Bibl.: D. de Soria, Portento de la gracia. Vida admirable y heroicas virtudes del serafín en el amor divino, esclarecido con el don de profecías el Venerable Siervo de Dios Fr. Francisco Camacho, Lima, 1778; O. Marcos Bueno, “Camacho, Francisco”, en Q. Aldea Vaquero, J. Vives Gatell y T. Marín Martínez (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. I, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1972, pág. 322; C. Peña Vargas, Francisco Camacho. El limosnero de Lima, Caracas, 1982; J. L. Repetto Betes, Francisco Camacho, limosnero y apóstol, Santafé de Bogotá, 1999.

 

José Luis Martínez Gil, OH

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