Scotti de Agóiz, Pedro. Pamplona, 5.I.1676 – Baza (Granada), 21.X.1728. Alcalde y Corregidor. Señor de las villas de Somontín y Fines (Almería). Cronista General de los Reinos de Castilla, poeta y dramaturgo, miembro de la Real Academia Española y lexicógrafo.
Hijo de Francisco María Scotti y de Juana María de Agóiz. El padre, natural de Vigoleno (Italia), fue conde de dicho lugar, gentilhombre de Cámara del Emperador Leopoldo, caballero mayor de Alejandro Farnesio y príncipe de Parma. La madre tenía Casa en Agóiz, en el lugar de Induráin, en el Valle de Izagaondoa (Navarra). Pedro Scotti fue bautizado en la Parroquia de San Juan, en la Catedral de Pamplona.
En 1715 su madre, ya viuda, le cedió los privilegios reales concedidos a su padre por los servicios militares desempeñados, entre los cuales se encontraban el gobierno de las poblaciones de Maya, Vera, Burguete y Ochagabia, en la frontera pirenaica del Reino de Navarra, así como el gobierno del presidio de Pamplona.
En ese mismo año fue nombrado corregidor de Almagro (Ciudad Real) y después, en 1720, alcalde de Hijosdalgos de dicha localidad. También fue corregidor de Logroño, en 1722, y de las localidades riojanas de Calahorra, Alfaro y la villa de La Guardia, así como de las granadinas de Guadix y Baza, donde finalmente murió. El 21 de julio de 1704 se casó, en la parroquia granadina de San Pedro y San Pablo, con la jiennense Mariana Teresa Francisca Fernández de Córdoba, viuda que fue de Francisco de Zafra. Su esposa era señora de las villas de Somontín y Fines (Almería), por lo que de ella le vino a Pedro Scotti el título de señor de dichas villas. El hijo que tuvieron, Francisco José María Scotti y Fernández de Córdoba, además de heredero de los títulos de sus padres, llegó a ser paje, caballerizo de Campo y mayordomo del Rey, caballero de la Orden de Santiago y autor de varias composiciones dramáticas. También fue miembro de la Real Academia Española, a partir de 1753.
Fue el hijo precisamente quien hizo posible la edición de las Obras poéticas (1735) de su padre, a título póstumo, que en realidad comprenden dos comedias, dos zarzuelas y varios poemas, entre ellos un romance dedicado a sor Juana Inés de la Cruz o una décima contra el jesuita Diego Calleja, el primer biógrafo de la religiosa. La obra iba a aparecer en dos tomos, pero finalmente sólo apareció el primero. Estaba dedicada a un pariente suyo, al marqués Aníbal Scotti, embajador en España de las Dos Sicilias (Italia), superintendente de los teatros cortesanos y principal introductor de la ópera italiana en España. En 1691, Pedro Scotti concurrió al certamen poético celebrado en ocasión de la canonización de San Juan de Dios, escribiendo un epigrama latino acróstico, publicado en 1692 por Antonio de Sarabia. Pero su producción más importante es, sin duda alguna, la dramática.
De hecho, se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid un manuscrito, el 12963(22), de Leandro Fernández de Moratín con apuntes sobre el teatro de Pedro Calderón de la Barca y Pedro Scotti. En su Obras poéticas aparecen editadas las piezas El primer blasón de Israel, Los juicios del cielo, no examinarlos y obedecerlos, así como las zarzuelas Filis y Demofonte y Apolo y Leucotea. Dejó algunas piezas inéditas, como El suceso del Campo de Montiel, cuyo manuscrito, fechado en 1699, se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid (3/74388[11]). El resto de su producción se reduce a la redacción de un memorial manuscrito, fechado en Granada en 1711, que se conserva en la Real Academia de la Historia (9/354[f. 107-159]), así como una oración fúnebre por el fallecimiento de Carlos II que sí llegó a ser publicada.
Entre estas obras se encuentra la disertación sobre el asunto de la Real Academia Española del mes de febrero de 1717, Un discurso en prosa probando que hay nobleza natural y que es conveniente se escriban genealogías, asunto que no llegó a leer públicamente, sino que entregó por escrito a la Real Academia Española, en una carta enviada desde Almagro (Ciudad Real) y leída en la Junta del 22 de abril de 1717. Pedro Scotti ingresó en la docta casa el 19 de septiembre de 1715, como dice Emilio Cotarelo y Mori, “después de memorial muy respetuoso, y que manifestaba grandes anhelos de entrar en la Academia” (1914: 104). A la semana siguiente, el 26 de septiembre de 1715, se le encomendó el vaciado de la General Estoria (1276), de Alfonso X el Sabio, a fin de ofrecer textos que sirvieran para autorizar las voces definidas en el Diccionario de autoridades (1726-1739), la obra por la que fue creada, en primera instancia, la institución académica. Pero, en aquella misma carta, se excusó de hacer dicha tarea. Arguyó que no disponía de la obra ni de nadie que se la pudiera prestar. La tarea fue encomendada, finalmente, a Fernando de Bustillo, el 5 de marzo de 1722, que sí la cumplió, al entregar los materiales el 22 de septiembre de ese mismo año. Precisamente fue Pedro Scotti quien introdujo como forastero, práctica habitual en la Academia, a Fernando de Bustillo, que a la postre resultó ser uno de los mejores colaboradores del Diccionario (Acta de la sesión académica de 13 de marzo de 1721).
También se comprometió Pedro Scotti a entregar autoridades extraídas de la Historia de las Guerras Civiles de Francia (1665), de Enrico Caterino Dávila, pero no hay noticias de esta colaboración. El 30 de julio de 1722 Pedro Scotti comunicó a la Academia su imposibilidad de seguir trabajando en el resto de las tareas encomendadas, debido a su nombramiento como corregidor de Logroño. Pese a todo, sí colaboró en la redacción de los artículos de las palabras correspondientes a las combinaciones bl (Acta de la sesión académica de 9 de enero de 1721), encargada originalmente a Gonzalo Machado (29 de abril de 1714); di (21 de febrero de 1715), aunque su trabajo en esta combinación no fue aceptado por la Academia, por lo que pasó a José de Montealegre (8 de marzo de 1720), que finalmente también se tuvo que revisar; y du (26 de septiembre de 1715). No cumplió con la redacción de las combinaciones de h, encargada el 16 de enero de 1716 y que pasó a Fernando de Bustillo; ni tampoco, por fallecimiento, con la de m, encargada el 25 de julio de 1726, por lo que pasó a otros académicos. Tras su fallecimiento, ocurrido el 21 de octubre de 1728, ocupó su vacante el presbítero Miguel Gutiérrez de Valdivia. Otro presbítero, Tomás Pascual de Azpeitia, se encargó de leer el correspondiente Elogio del académico fallecido.
Obras de ~: El sucesso del Campo de Montiel, donde vna noche diò muerte el Rey don Enrique Segundo a su hermano el Rey don Pedro el Cruel en la tienda de Mosen Beltran de Claquin, Condeestable de Francia, 1699 (inéd.); El cenotafio: oracion funebre en la muerte del rey Don Carlos II, en Madrid, por Diego Martinez Abad, 1700; Memorial de la calidad y servicios de D. Diego Fernández de Córdova Ronquillo y Horozco, veintiquatro de la ciudad de Granada, al Rey... por don Pedro Scotti de Agoiz, cronista general de Castilla, 1711 (inéd.); Un discurso en prosa probando que hay nobleza natural y que es conveniente se escriban genealogías, 1717 (inéd.); Obras poéticas, pósthumas, que a diversos assumptos escrivió don Pedro Scotti de Agoiz, corregidor que fue de las ciudades de Logroño, Calahorra y Alfaro; y después, de las de Guadix y Baza, y chronista general de los reynos de Castilla. Tomo primero. Dalas a luz don Francisco Scotti Fernández de Córdova, cavallero del Orden de Santiago, señor de las villas de Somontin y Fines, patrono de la capilla de los Reyes en el convento de Santo Domingo de la villa de Almagro, y cavallerizo de campo del Rey nuestro señor. Quien las dedica al excelentíssimo señor marqués don Aníval Scotti, en Madrid, en la imprenta de Lorenzo Francisco Mojados, 1735.
Bibl.: A. de Sarabia, Justa literaria, certamen poetico, o sagrado influxo, en la canonizacion del glorioso patriarca y padre de pobres San Juan de Dios, fundador de la religion de la hospitalidad: celebrose diez de junio del año de mil seiscientos y noventa y vno y la descrive don Antonio de Sarabia, en Madrid, en la imprenta de Bernardo de Villa-Diego, 1692; L. Fernández de Moratín, Apuntes sobre Don Pedro Calderón de la Barca y Don Pedro Scotti, [s. a.] (inéd.); C. A. de la Barrera y Leirado, Catálogo bibliográfico y biográfico del teatro antiguo español: desde sus orígenes hasta mediados del Siglo xviii, Madrid, Imprenta y Estereotipia de M. Rivadeneyra, 1860; E. Cotarelo y Mori, “La fundación de la Academia Española y su primer Director, don Juan Manuel Fernández Pacheco, Marqués de Villena”, en Boletín de la Real Academia Española, I (1914), págs. 4-38 y 89-127; F. Lázaro Carreter, Crónica del Diccionario de autoridades (1713-1740): discurso leído el día 11 de junio de 1972, en el acto de su recepción, por el Excmo. Sr. Don Fernando Lázaro Carreter y contestación del Excmo. Sr. Don Rafael Lapesa Melgar, Madrid, [s. n.], 1972; A. Zamora Vicente, Historia de la Real Academia Española, Madrid, Espasa, 1999; E. Bomant García, El origen de la Real Academia Española Génesis, redacción y difusión del Diccionario de autoridades. Madrid, Departamento de Filología Española de la Universidad Autónoma de Madrid, 2000; M. Freixas Alás, Las autoridades en el primer Diccionario de la Real Academia Española. Barcelona: Departamento de Filología Española de la Universitat Autònoma de Barcelona, 2003.
Francisco M. Carriscondo Esquivel