Villegas y Saavedra Quevedo, Diego de. Piura (Perú), 1695 – Cuzco (Perú), 29.X.1751. Académico de la Real Academia Española y eclesiástico.
Segundón de una familia originaria de la montaña santanderina, Diego de Villegas y Saavedra Quevedo nació en Piura (virreinato del Perú) en 1695. Recibió una completa formación humanística en el Colegio Real de San Martín de Lima, ciudad en la que, andado el tiempo, se doctoraría. Siendo todavía joven, tomó los hábitos para encargarse de un curato en Santiago a Guayana. Más adelante, sería nombrado comisario del Santo Oficio.
A mediados de la década de 1720, cruzó el Atlántico y se instaló en Madrid, donde pronto trabó relación con el padre Sarmiento, el dramaturgo Cañizares y otros intelectuales de la época que frecuentaban la Corte española. Entre aquellos insignes hombres de letras se encontraba el marqués de Villena, director de la Real Academia Española, con quien Villegas entabló una estrecha amistad.
Probablemente a causa de aquella cercanía, Diego de Villegas ingresó como supernumerario en la Corporación entrado el año 1730. En aquella fecha, le fue encomendada la preparación de la letra H del Diccionario de Autoridades, que se hallaba por entonces en pleno proceso de elaboración. Un año después, Squarzafigo alabó por escrito el trabajo realizado en la Casa por el sacerdote indiano, quien empleó éste y otros documentos para avalar su candidatura a una canonjía en la Catedral de Lima. Para su desgracia, no le fue concedida aquella merced y hubo de buscar consuelo en la traducción de las obras de Virgilio.
A comienzos de 1733, ascendió a numerario para ocupar la vacante dejada por Gonzalo Machado en la silla O de la Corporación. Su vinculación con la Academia, sin embargo, apenas duró otros dos años, pues en 1735 obtuvo un importante cargo en la Catedral de Cuzco y regresó a las Indias. Desde entonces —a pesar de no haber sido desposeído— su existencia discurrió al margen de la institución académica, que sólo en 1738 recibió noticias del clérigo peruano.
Una vez en Cuzco, y después de varios intentos fallidos, fue nombrado canónigo de su Iglesia Mayor en 1741, a cuyo abrigo permaneció durante sus últimos diez años de vida. Murió finalmente en la antigua capital incaica el 29 de octubre de 1751 tras dar evidentes muestras de desequilibrio mental. Los restos de Villegas fueron sepultados entre los muros de la catedral cuzqueña.
Bibl.: G. Lohman Villena, Don Diego de Villegas y Quevedo, individuo de la Real Academia Española (1695-1751) (opúsculo), Madrid, 1944; A. Zamora Vicente, Historia de la Real Academia Española, Madrid, Espasa Calpe, 1999, pág. 82.